Estuvo a punto de hacerse un bypass gástrico pero optó por empezar una dieta diferente. Su esposo bajó 30 kilos.
«Luché contra mi peso toda mi vida, intenté muchas dietas pero ninguna funcionó», contó Suzanne Ryan, una madre de 31 años de San Francisco, California.
La mujer dijo que sus problemas de peso comenzaron cuando era niña y se divorciaron sus padres. Luego, llegó a pesar poco más de 130 kilos, pero con perseverancia y esfuerzo ahora está en 89 kilos.
«Pedí hora para realizarme un bypass gástrico. Estaba en un momento en que debía hacer algo drástico, pero hice una investigación y cancelé la cita con el cirujano, comenzando mi nueva vida el 13 de enero», sostuvo Ryan.
De acuerdo con Suzanne, esa decisión la llevó a modificar su dieta: eliminó su principal problema, el azúcar. Pero además redujo los carbohidratos como las pastas y las papas, y reemplazó esas comidas por carnes y vegetales.
«Comía muchas tortas y tomaba muchas gaseosas», admitió la mujer, quien relató que tras empezar la dieta «las primeras semanas fueron duras, pero una vez que corté con eso, tenía mucha energía para correr y jugar con mi hija».
Así fue como en sólo 10 meses logró reducir 40 kilos sin haberse sometido a una operación. «Lo mejor de todo es que no te privas de las comidas. Como carnes con grasa, lácteos, queso y panceta», aseguró.
Y como si esta transformación fuera poco, Suzanne convenció a su esposo Mick para que siguiera su ejemplo y él logró perder unos 30 kilos.
«Estaba desesperada por salir y decirle a los demás que sí es posible. Quiero que sepan que no tienen que gastar grandes sumas de dinero en productos o seguir ridículas dietas», concluyó Ryan.
