Ocurrió en un instituto de Venecia y causó revuelo entre las autoridades. El hombre aprovechó tener un contrato por tiempo indeterminado para que no pudieran echarlo y así mostrar su elección sexual.
Cuando sus alumnos esperaban al profesor de física como cada viernes, L. Blanco llegó con una nueva identidad de mujer, vestido con pollera corta, botas altas y una peluca rubia. «Desde hoy, llámenme Cloe», les dijo Blanco a sus alumnos y comenzó un verdadero revuelo en el instituto superior Carpa Mattei de San Donà di Piave en Venecia.
Los alumnos no tardaron en contarle a sus padres lo que había pasado en la inusual clase de física y así, uno de ellos se puso en contacto con la consejera regional de Educación, Elena Donazan. Una vez enterada de lo que había sucedido, la mujer sostuvo en su cuenta de Facebook: «Respeto la libertad que cada uno de nosotros tiene de entender la propia sexualidad como mejor cree. Mi opinión es que cuando se habla de orientación sexual, todo debe entrar en la esfera personal o privada, tanto si se trata de homosexualidad o heterosexualidad»
Y siguió:: «Pero en este caso se debe contextualizar: Un profesor debe lograr conciliar cualquiera de sus acciones con el papel fundamental de educador. Considero que una situación de este tipo no tenía que haber sucedido. Los padres tienen el derecho no solo a decidir cómo afrontar de la mejor manera estas cuestiones con los hijos, sino sobre todo vivir con la seguridad de que los chicos van a la escuela para crecer y formarse sin tener que enfrentarse, en una edad delicada como la adolescencia, con problemas personales y privados de cualquier naturaleza del profesor de turno».
En un primer momento, el responsable de la dirección escolar provincial, Domenico Martino, aclaró que «no se violó ninguna ley; por tanto, no hay motivos para adoptar ninguna medida disciplinaria», sin embargo, la consejera regional Donazan opinó lo contrario y pedirá medidas contra Cloe.
