Trabajar en una toma de conciencia en las nuevas generaciones es clave en la lucha contra la violencia de género

Si se logra obtener una toma de conciencia en las nuevas generaciones a través de las familias y educadores de nivel primario, se logrará generar una fortalecida nueva tendencia, tendencia de cambio de esta ancestral violencia y de mejoramiento de nuestra “casa común” que es el planeta tierra. Se puede lograr,y tal como dijo el Papa Francisco hace unos dias, “el quehacer educativo es hoy una misión clave, clave, clave”.

“La mujer no es un objeto para ser usado y tirado a la basura, debemos evitar todo tipo de violencia de género, la misma es ‘mimética y epidémica’ y está potenciada por la reiteración de la noticia en los medios. Existe una guerra contra el cuerpo y la vida de la mujer, una guerra contra la familia”, así expresa la antropóloga Rita Segato.

 El obispo Miguel Esteban Hesayne, fundador y director del Instituto Cristífero, el pasado año con motivo del día de la mujer destacó que “felizmente se viene recuperando la auténtica dignidad del ser-mujer dentro y fuera de la Iglesia” y aseguró parafraseando al papa Francisco, que “en este tema de los derechos de la mujer como en otros relacionados con los Derechos Humanos en general, la realidad es superior a la idea”.

El prelado precisó que “al ocuparnos de los derechos de la mujer, si bien se va logrando un buen discurso, la realidad queda lejos de la simple palabra. Para alcanzar lo que decimos, necesitamos mentalizarnos. Las estadísticas no son la panacea, pero nos aproximan a la realidad y la realidad nos motivará reales y efectivas líneas de acción”.

Para graficar esta situación, monseñor Hesayne citó datos del “Primer Mundo” sobre los derechos de la mujer:

Una de cada tres mujeres ha vivido o vivirá algún tipo de violencia a lo largo de su vida.

Una de cada cinco mujeres ha sido o será víctima de violación sexual o su intento.

El 19% de los problemas de salud que tienen las mujeres de entre 15 y 44 años en los países desarrollados se relacionan con la violencia de género y las violaciones.

Muchas mujeres sufren acoso sexual en diferentes momentos de su vida. Entre un 40% y un 50% de mujeres de la Unión Europea lo reportaron en el lugar de trabajo.
Más del 80% de las víctimas de trata de personas son mujeres obligadas a ejercer la prostitución, trabajos forzados o servidumbre.

Las mujeres se encuentran entre el 70% de los más pobres del mundo.

El 35% de las mujeres del planeta mayores de 15 años ha sufrido alguna vez violencia física por parte de su pareja o una agresión sexual por parte de otra persona. Eso da un total de unos 920 millones de mujeres en todo el mundo.

“Estos datos leídos a la luz de la fe en Jesucristo y su Evangelio ¿qué juicio merecen? ¿Los que queremos escuchar el llamado cuaresmal de Jesús ¿qué tenemos que hacer? El Diálogo queda abierto. Espero sugerencias y opiniones sobre este tema”, interpeló el Obispo.

Los autores de esta nota, observamos que existen “tendencias” en el mundo en diversos órdenes, y el Papa Francisco interpuso una Encíclica para poner freno a todas ellas enfrentando a los grandes intereses con Laudato Si; la violencia de género dentro de la violencia mayúscula/guerra, constituye la más compleja a nuestro entender.

En el Congreso de Salud, Vida y Familia del año 2010, el Cardenal Ennio Antonelli en su alocución: “La economía de mercado ignora las exigencias de la familia; no se preocupa de armonizar el trabajo con la vida común de los cónyuges, con el cuidado y la educación de los hijos. Se da publicidad al bienestar individual como si se tratara de un ideal de vida. La lógica del intercambio utilitario, que es legítima y necesaria en el mercado, invade también las relaciones entre las personas y las convierte en instrumentales y calculadas, en base a la propia utilidad. La relación hombre-mujer con frecuencia decae en una coincidencia de dos egoísmos. La familia se reduce a una suma de individuos que habitan en la misma casa durante cierto tiempo; a una convivencia motivada por intereses individuales convergentes, sin vínculos profundos, con o sin matrimonio, heterosexual u homosexual”.

“En cambio, cuando la familia es auténtica, se coloca en una lógica diversa de la del mercado; se coloca en la lógica del amor, que es deseo y don simultáneamente. Los otros se ven no sólo como un recurso del que se obtienen ventajas, sino también, y sobre todo, como un bien en sí mismo, como personas insustituibles, no intercambiables, sin precio y con un valor absoluto. Con la misma seriedad con que se quiere el propio bien, se quiere también el bien de los demás y se responsabiliza de su crecimiento humano integral, llevando el peso. Si existe una atención preferencial, es por los más débiles: los niños, los enfermos, los discapacitados, los ancianos. De esta forma se constituyen vínculos profundos de comunión entre las personas, respetando su libertad y valorando su originalidad. Se armonizan y se valoran especialmente las diferencias fundamentales del ser humano: la de los sexos (hombre –mujer) y la de las generaciones (padres-hijos)”.

“El amor no encierra a las personas en el propio yo; no proyecta el propio yo en los otros; sino que impulsa a salir de sí mismos, a buscar a los otros, a acoger su alteridad para aumentar tanto el propio bien como el de los demás. Tiene necesidad de igualdad y de diferencia; se mueve al mismo tiempo hacia la comunión y hacia la alteridad”.

“El hombre y la mujer son ambos seres humanos, de igual dignidad, pero tienen también importantes diferencias. Ambos generan, pero de formas diversas: el hombre fuera de sí, la mujer dentro de sí”.

“En coherencia con esta diferencia fundamental, tienen actitudes, intereses, inteligencia, deseos, caracteres diversos; comprenden, aman, comunican de forma diversa. Lo que es más espontáneo para uno, el otro debe comprometerse a aprenderlo: el hombre puede aprender de la mujer la acogida, su cuidado atento y delicado de las personas, la comprensión, la resistencia ante el dolor; la mujer puede aprender del hombre la iniciativa, la elaboración de proyectos, la seguridad, la autoridad, el sentido realista del límite. La diferencia en la igualdad no crea por sí misma discriminación, sino integración, intercambio, complementariedad, colaboración. Sobre todo cada uno da al otro el poder de procrear y de ser padre. El amor valora y armoniza las diferencias y las convierte en un don recíproco”.

La Asamblea Anual de la Conferencia Argentina de Religiosas y Religiosos (Confar, donde participo), lanzo su preocupación: “Nos duele y conmueve la muerte de una mujer cada 36 horas, de acuerdo al relevamiento realizado por la Casa del Encuentro. Cada mujer que muere es una hija de Dios, una madre, hermana, abuela, tía, sobrina, ahijada, amiga, vecina que nos habla de espacios de una extrema vulnerabilidad y desigualdad en los cuales parecería que el tiempo está detenido dentro del entramado social”.

«Cada ser humano es una persona libre, sea hombre, mujer, niña o niño, y está destinado a existir para alcanzar el bien de todos en igualdad y fraternidad. Toda relación que no respete la convicción fundamental de que todas las personas -sin importar su sexo ni edad-son iguales y que no reconozca que gozan de la misma libertad y dignidad constituye un delito grave de lesa humanidad», y que “La trata de personas, la violencia de género y la prostitución son problemas gravísimos y la Iglesia tiene que involucrarse y lo está haciendo”, advirtió el obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP.

En“sueños rotos, vidas dañadas”, la autora Silvana Martínez, nos dice:”para comprender el problema de las mujeres en contextos de violencia familiar, es indispensable analizar las significaciones sociales imaginarias acerca de las mujeres a lo largo de la historia” y que “la pasividad es feminizada porque el imaginario social atribuye a las mujeres la condición de debilidad e inferioridad respecto a los varones”. “esimportante pensar la violencia desde la metáfora del drama. Me inclino por pensarla como un drama y no como una tragedia, porque en el drama existe la posibilidad de modificar el guion de la historia, el curso de la acción o las condiciones históricas, para construir un final feliz. En cambio en la tragedia, irremediablemente mueren todos los personajes”.

Mi colaboradora recordó lo que alguna vez dijo Don Miguel de Unamuno: “La agonía de la familia es la agonía del cristianismo”; creemos que la familia perdurara hasta el fin de los tiempos con la figura de “la mujer como su columna vertebral”, así nos explayamos en nuestroartículo del día de la madre.

En la encíclica Laudato Si, 213, el Papa Francisco nos indica: “una buena educación escolar en la temprana edad coloca semillas que pueden producir efectos a lo largo de toda una vida “.

Generar conciencia en las nuevas generaciones

En esta línea conceptual, con Claudia estamos convencidos que si obtenemos una toma de conciencia en las nuevas generaciones a través de las familias y educadores de nivel primario, lograremos generar una fortalecida nueva tendencia. Tendencia de cambio de esta ancestral violencia y de mejoramiento de nuestra “casa común” que es el planeta tierra. Se puede lograr !!.y tal como dijo el Papa Francisco hace unos dias, “el quehacer educativo es hoy una misión clave, clave, clave”.

“Dios perdona siempre, el hombre perdona de vez en cuando, y la naturaleza no perdona nunca”, Papa Francisco

Es nuestra opinión que:“La vida se asemeja a una obra de teatro,somos protagonistas y creadores de nuestro futuro. No la podemos desperdiciar, no son varias películas o dimensiones paralelas, son varias escenografías que debemos si prestarles atención”, en línea con lo indicado en Laudato Si, 205/6/8/8/9.

Crudo es que la creación puede existir sin el ser humano pero el ser humano no puede existir sin la creación.

Gabriel Alsò, ex alumno Salesiano

Colaboradora : Claudia M. Fassa

Bibliografia :

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html

Sueños rotos, vidas dañadas, Silvana Martínez

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