«Lo que piensa el Papa del neoliberalismo y el poder del dinero»

Por Carlos A. D´Onofrio. Un corresponsal de la agencia cautiva de Clarín abordó ayer miércoles al Papa Francisco en la Plaza San Pedro pidiéndole un mensaje para los argentinos por el balotaje del domingo. “Voten a conciencia” pidió el Sumo Pontífice para agregar enseguida “ya saben lo que pienso”.  Varios analistas sostienen que Francisco se mantuvo en el justo equilibrio que suele mantener El Vaticano dejando abierta las interpretaciones para uno y otro lado. E informan que así se dio. Que sciolistas y macristas se mostraron públicamente conformes. Pero hay un dato central: los diarios como La Nación y Clarín, y los hermanos que integran la cadena anti-K, ninguno puso la noticia en tapa. La escondieron. Sucede, que el “ya saben lo que pienso” de Francisco no deja lugar a engaños ni doble lecturas.

 

Contra la globalización financiera

Ya antes como Bergoglio, en la redacción del Documento de Aparecida de 2007 de los obispos latinoamericanos, venía sosteniendo la prédica en contra de la globalización de matriz financiera. Su oposición a la concentración del poder del dinero estuvo explícita en la encíclica “Laudato Si”, y con anterioridad en la exhortación apostólica llamada Evangelii Gaudium en la que la “inclusión social de los pobres” y “la paz y el diálogo social” son temas centrales que articula con la denuncia del poder financiero. Afirmaba  “hoy tenemos que decir no a una economía de la exclusión y de la inequidad porque esa economía mata”. Es un lenguaje claro, inmediato, sin retórica ni subterfugios. El mismo que utilizó en el Capitolio y en Las Naciones Unidas en su gira por el norte de América. Y el mismo lenguaje  con el que condenó a los poderosos del mundo cuando habló ante los movimientos sociales en Bolivia.

 

La política sobre la economía

En Santa Cruz de la Sierra, recordemos, Francisco demandó cambiar el modelo económico mundial que sólo sigue una lógica de ganancias y excluye a muchos, además de que destruye a la naturaleza. “Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco», sentenció ante miles de campesinos. Y aclaró que su discurso era sobre «los problemas comunes de todos los latinoamericanos” para exhortarlos a la gran unidad continental y resistir las asociaciones de libre comercio asimétricas que, explicó, someterían a nuestros países a una mayor pobreza. Citó allí el sueño de la llamada «Patria Grande”.  Volvió en ese espacio politizado a remarcar sus conceptos elaborados en la encíclica para advertir “cuando el dinero se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo». Fue cuando afirmó lo había escrito en sus exhortaciones evangélicas: “ningún poder fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía» y lamentó que esto de vida a «nuevas formas de colonialismo que afectan seriamente las posibilidades de paz y de justicia» para rescatar la labor de la política como un servicio.

 

Modelos en pugna

Se sabe entonces lo que piensa el Papa Francisco puesto ante los dos modelos en pugna en el balotaje del domingo 22.

Defiende el rol del Estado en la regulación de la economía y al servicio de la ampliación de derechos sociales. En este sentido está del lado de Scioli. A la vez, el Papa rechaza enérgicamente la libertad del Mercado que termina imponiendo la verdad del dinero y los poderes fácticos. Lo dice, lo escribe con todas las letras. No está con Macri entonces.

Hay muchas toma de posición en “saben lo que pienso”. Alcanza con repasar las demandas por las tres T. Macri no construyó ni una sola vivienda social en sus ocho años de gobierno. ¿Trabajo? Vuelve a apostar al derrame de las inversiones del Capital como sucedió en los años del neoliberalismo. Y es conocida la represión en el Indoamericano cuando los sin techo y sin tierra se asentaron en ese espacio del Sur de la Ciudad para encontrar un lugar en el mundo.

Desde todos los abordajes posibles, los dos modelos tienen contrastes manifiestos. En salud, en educación o en derechos humanos. No obstante, las decisiones del voto pareciera que pasan por otro lado. ¿Por qué entonces tanto enojo del macrismo por lo que piensa y dijo Francisco?.

 

El Papa peronista

Muchos de los intérpretes de las palabras del Papa, los de la prensa hegemónica, relativizan el contenido. Esconden el pensamiento. El pensamiento que conocen del Papa y  se dedican a revelar que es amigo de “la Michetti y la Vidal”. Zuleta de Ámbito arriesga incluso que “en el triunfo de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires hay quienes dicen que actuó de manera decisiva una red eclesial que responde a Bergoglio. Claro que nunca lo admitirán”.  Habla de un cadena de oración.  Temen que el domingo la invocación favorezca a Scioli. Que las hay las hay. Por algo, desde que Bergoglio ya ungido Papa traicionó sus expectativas anti kirchneristas y profundizó su prédica contra el neoliberalismo, los medios hegemónicos y sus socios en el centro del Imperio empezaron a esmerilar su prestigio.  Fue La Nación, desorientada por sus palabras, el 17 de marzo de 2013, La Nación sentenció que era “un Papa peronista”. No fue nadie del campo popular el que lo bautizó. El 25 de septiembre de este año, Perfil informa sobre “el saludo peronista de Francisco en el Central Park” y se queja de que “el Papa recorrió las calles de Nueva York para llegar al Madison Square Garden, y en el trayecto, respondió con clásico gesto partidario.”

Obsesionados en el diario La Nación se hacen eco de un artículo del Wahingotn Post eel 2 de agosto de 2015. Se dice allí que “la visita del papa Francisco a Estados Unidos, del 22 al 27 de septiembre, es para defender «sus convicciones morales y políticas como nunca antes». Y La Nación subraya que el Washington Post “advierte en un artículo que hoy ocupó la portada de sus ediciones impresa y digital, en una extensa nota que «no se puede entender al papa Francisco sin Juan Perón… O Evita»,

Tampoco en el seno del PRO se ocultó el enojo con la prédica papal. El legislador  y director de la Fundación Pensar, Iván Petrella, irritado con el discurso de Santa Cruz, llegó a decir que “el sumo pontífice se equivoca al poner mucho más énfasis en la situación de las personas vulnerables que en cuestiones formales de la democracia como la libertad de prensa o de disidencia”. Y agregó, diríamos atrevidamente que “Francisco comete ese error básico setentista”.

Como conclusión: no parece ser un dato secundario el afán de la prensa hegemónica de esconder lo que “ya saben lo que pienso” del Papa.

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