Historia de vida: conoció a su papá el día que fue a votar

No se veían desde hace 37 años y se reencontraron en los comicios del domingo. Él tuvo que abandonar el hogar porque la familia de su pareja no lo aceptaba y la última vez que había visto a su hija, esta tenía tenía apenas 2 años.

Natalia tiene 39 años y desde los dos no veía a su papá. Ella no lo buscaba, ya se había resignado, pero ahí estaba él, parado en la misma fila, justo detrás de ella, esperando para votar en la escuela República de la India, a cuadras de la avenida Malvinas Argentinas, en la periferia de la ciudad de Córdoba.

Según detalla el medio cordobés Día a Día, Natalia perdió contacto con la familia de su padre desde el momento en que él se marchó de su casa. Todos los parientes de este hombre de nombre Alberto conocen la historia de la separación. Un sobrino de él, fiscal de mesa, se sorprendió al ver en el padrón a una chica con el apellido de su tío y su segundo nombre: «del Rosario».

«‘Vos sos la prima’, me dijo la primera vez que me vio en una de las elecciones. Yo no le creí, incluso hasta me parecía un pesado porque cada vez que nos cruzábamos me decía lo mismo. Hasta que el domingo me gritó: ‘Mirá atrás tuyo, está tu viejo'», cuenta Natalia, quien todavía no asimila el momento que le tocó vivir.

Hace 39 años, cuando ella nació, su familia materna no aceptó a su padre, y eso lo obligó a mudarse. Cuando ella cumplió dos años él se marchó y le quedaron tres fotos.

«Cuando salgas del cuarto oscuro quedate así charlamos», le dijo Alberto -su papá- a Natalia. Ella entró y votó como pudo, los nervios ya le ganaban la pulseada. Volvió al patio de la escuela y la charla de reencuentro, conocerse y reconocerse duró cerca de dos horas.

El episodio le aclaró el panorama a Natalia: «Entendí un montón de cosas que me fueron pasando en la vida, y también lo entendí a él, porque me demostró que siempre estuvo cerca mio, aunque nunca se animó a hablarme. Yo no guardo rencor por él, y quise contar mi historia para que otros se animen a investigar sobre su pasado».

Ahora es tiempo de tomarse un respiro, de dejar que decanten las emociones. Natalia le dio su número de teléfono a Alberto. Quedaron en hablarse cuando les surja la necesidad. Este domingo, la vida le dio una nueva oportunidad, una «segunda vuelta», como publica el medio cordobés, a un padre y a una hija.

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