El cuerpo del paraguayo Rodolfo Trinidad (45) no soportó las lesiones que dejaron las cinco balas que impactaron entre el abdomen y la parte alta del tórax. Ya el miércoles su cuadro era crítico. Ayer a las 14.30 dejó de existir en el hospital Ramón Madariaga de Posadas. Fue menos de 48 horas después de que lo acribillaran desde un utilitario blanco mientras circulaba por el barrio Tacurú de la capital misionera.
Hasta el momento, de los pistoleros (eran dos) no se sabe absolutamente nada. No obstante, la búsqueda de sospechosos se sigue centrando en los negocios en los que estaba inmersa la víctima.
Su esposa, Lucía Estela Duarte (38), le dijo a los investigadores policiales que Trinidad se dedicaba a vender en su país los comestibles (como harina y aceite) que compraba en la Argentina. Lo definió como un pasero. Además, reiteró que no tenía enemigos.
Sin embargo, una de las hipótesis lo ubica en un pasado ligado al narcotráfico en la zona donde residía, Cambyretá, el distrito pegado a Encarnación.
Cuando abrieron fuego contra su camioneta Nissan, el pasero tenía en el rodado poco más de 100 mil pesos. Pero los sicarios no querían la plata, sino matarlo.
Después de disparar contra la pick up, los asesinos, que se movían en una camioneta también con patente paraguaya, huyeron.
Trinidad había entrado al país el martes por la mañana, con su hijo Iván Duarte y su nuera Emiliana Ruiz Diaz. Ellos se habían separado de él poco después. Cuando volvieron a saber de él, la emboscada ya se había consumado.
Murió el paraguayo acribillado en Martín Fierro y Zabala de Posadas
