20 de octubre: Día Nacional de la Pediatría: un relato en primera persona de la pasión por la profesión

En esta oportunidad conmemorando esta fecha compartimos el relato de la Doctora María Eva “Marilú” Gómez, médica pediatra especialista en nefrología infantil, quien desempeña funciones actualmente en el Hospital de Pediatría Dr. Fernando Barreyro. Es de Posadas, del barrio Villa Sarita, única hija mujer del matrimonio de Irene de Gómez y Eligio Florentino Gómez y hermana de Eligio Aurelio Gómez.

Su pasión por la medicina empezó desde pequeña, “le ponía inyecciones a los perros, al gato, a todos, nadie se salvaba. Los troncos de la casa estaban todo pinchados, vivía poniendo inyecciones a todo el mundo. Con los chicos del barrio jugábamos al doctor y al paciente”, cuenta Marilú.

Si de pasión por la medicina y por el trabajo nos referimos, la doctora Gómez es un claro baluarte. “Uno siempre tiene que hacer lo que le gusta. Porque si uno hace lo que le gusta, siempre trata de hacer de la mejor manera su trabajo. Y lo toma con seriedad desde el primer momento”.

Marilú finaliza sus estudios de la carrera de medicina en el año 1985 en la Universidad de Asunción. En un principio ingresa a la Facultad de Medicina de la UNNE, en la Provincia de Corrientes, recuerda que cursando cuarto dejó sus estudios por un año por cuestiones familiares.

“Justo cuando estaba tramitando mi pase a La Plata, una amiga se cambió a Asunción, y mi papá me dijo que vaya también para allá, ya que quedaría mucho más cerca de casa y teníamos parientes ahí”. Y Así fue, “en Asunción realmente tuve la oportunidad de tener mucha práctica y fue una buena decisión terminar la carrera allá.

Cuando me recibí el 15 de abril de 1985 sabía que se había creado la residencia en pediatría en Posadas, en el Hospital Madariaga en aquella época. Cuando vine todavía era el Pabellón de Niños. No teníamos laboratorio, nos faltaban muchas cosas y la relación con los pacientes era distinta, imagínate que teníamos una mesa donde trabajábamos que estaba en el medio de la sala y desde ahí podíamos ver a todos nuestros pacientes y compartíamos mucho tiempo con los niños y con los padres, era una linda época”.
Con una mirada enternecida nos confiesa “Tengo muy buen recuerdo de todos mis colegas de esa época y de los residentes”
La decisión de la Especialidad
Marilú nos cuenta que mientras era residente le gustaba mucho hematología y en el Hospital trabaja el Dr. Fukiya, quien trataba a los chicos oncológicos. “Yo pensé, mientras era residente que me gustaba la hematología, pero después me di cuenta que no y me decidí por Nefrología.

Entonces cuando termine la residencia en abril del 89, mande mis papeles para concursar por una beca de Nación y no me contestaban, tardo tanto tiempo, que me postule para Jefa de residentes. Entonces ya siendo jefa de residentes me llegó la aceptación y ahí renuncié a la jefatura y me fui a hacer nefro al Garrahan, eso era en junio del 89 hasta diciembre del 90, estuve allá, estaba nuevito, no tenía residentes”.
Velar por la salud de sus pacientes a toda hora y sin restricciones es una premisa que constantemente la doctora Marilú nos remarca, “la medicina es pesada, hay que tomar decisiones y siempre son difíciles. Recuerdo por ejemplo, antes no había celular y teléfonos fijos tampoco muchos tenían, es así que cuando faltaba un paciente que tenía que venir a control y no me avisaba y era importante, yo iba a ver a la casa, no importa de donde sea, agarraba el auto y me iba, seguro que llegaba y me decían que era una loca, pero lo hacía igual”.
El compromiso con la salud de los niños es el norte que guió la vida de la Dra. Maria Eva Gómez, y lleva a dedicar su vida a la medicina. La relación que mantiene con sus pacientes es especial, tanto es así que cuando cumplen con sus tratamientos ella los premia.

“Los pediatras no atendemos un solo paciente como en el caso de los adultos, atendemos a dos, el niño y el padre. Y yo siempre trato de ser sincera y contarles a ambos los que les pasa a los niños desde que tienen 4 años y vienen a tratarse conmigo. Les explico en simples palabras lo que les pasa: ¿Por qué están enfermos? y los comprometo a los niños a seguir el tratamiento, mientras veo que el papá presta el oído y después le explico al padre o madre como seguir con el tratamiento, entonces los chicos colaboran, pero el trabajo no se termina ahí porque si un paciente cumple todo su tratamiento y vos ves los frutos y la mejora… ¿cómo no lo vas a premiar?. Si vos sabes que lo que está haciendo es todo un logro.

No le voy a dar golosinas porque se enojan los odontólogos, pero alguna cosita que les haga felices seguro”.

Otras pasiones
No todo en la vida de Marilú es el trabajo, pero que si pudiera elegir sería taxista, dado que viajar y conducir en auto son dos de las actividades que más le fascinan junto con la pesca, la cual “la desenchufa”. “Manejar es lo que más me gusta después de la medicina, yo sería taxista sin problemas. Es así que me conocí muchos lugares del país, casi todo, en auto. Llevo mi mate, el bolso y la caña de pescar que no puede faltar” nos comenta entre risas.
La pesca es otra de las pasiones de la Dra. Gómez, “imagínate cómo será la pesca en mi vida que cuando llego a visitar a la familia mis sobrinos lo primero que me dicen es cuando vamos a ir a pescar. Por eso a mis pacientes ya les pregunto por dónde viven, si hay pesque y pague ya me lo agendo así voy a pescar y después voy a la casa ver como están, como van con el tratamiento”

Los pacientes
Marilú nos contó que hay casos en los cuales uno no puede no involucrarse “hay pacientes que se te hacen carne, y uno los estima y sufre si les pasa algo. Pero otros a los cuales vos ves cómo se recuperan y eso realmente te llena la vida. A veces recibo a pacientes ya grandes que vienen a visitarme y es lo más lindo que te puede pasar”.

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