Con Piti las clínicas 13 cerraron el año con lleno total

Ante un auditorio de la ESMU abarrotado, Piti Fernández, cantante de Las Pastillas del Abuelo, cerró un ciclo que marcó un antes y un después en la relación de los fans locales con sus ídolos nacionales.

Desde Juanchi Baleirón, Palo Pandolfo y Leo García, a Eddie Walker, Cristian Aldana y Gustavo Rowek, pasando por Miss Bolivia, los cantantes de La Bersuit, los animales de Andres Giménez y Corvata Corvalán, la fineza soulera de Javier Malosetti o la cumbia de alto caché del Mago de La Nueva Luna, sin olvidarnos de la calidez de Hilda Lizarazu o la sencillez de Willy de Los Tipitos, una constante en los artistas que pasaron por Clínica 13 (que en realidad terminaron siendo 19) fue cómo se entregaron a sus fans, cada uno a su manera pero todos con igual respeto y ganas de compartir.

 

IMG_2793Así, Clínica 13 llegó a los jóvenes posadeños con la consigna primaria de que músicos hoy consagrados pero que alguna vez tuvieron los mismo sueños que nuestros pibes, trasladen sus formas de trabajo, anécdotas, yeites con instrumentos y forma de gestionarse en la industria musical encarando sus propias carreras, directamente y sin intermediarios.

 

Y claro, la Clínica final no podía ser de otra forma, y para ello el equipo conformado por el Ministerio de Desarrollo Social, representado en este caso por la Subsecretaría de la Juventud y con apoyo del MPM, eligió a un artista que amalgama todas las cualidades requeridas para este proyecto: haber trascendido en el rock nacional, tener gran llegada con el público y, sobre todo, destacar en alguno de los ítems que hacen a una producción de rock. En el caso de Piti Fernandez, claro está, su punto fuerte son las palabras, tanto a la hora de escribirlas como cuando hay que decirlas.

 

Criado “entre Marley y Sui Generis”, según relata Piti ante un fervoroso público que copó la ESMU (la cola de ingreso daba vuelta la esquina), “siempre he leído mucho, y es lo que más recomiendo a la hora de componer. Hoy estoy muy interesado en la historia del rock nacional. La historia del rock en Argentina es la historia de la libertad”.

 

Hablando de libertad, eso es precisamente lo que siente Piti a la hora de componer. “Trato de no atarme a las rimas, muchas veces menos palabras dicen más, y no necesariamente una rima hace que una canción quede mejor”, dijo Piti, y desde el auditorium llovieron las comparaciones con el Indio Solari y el Flaco Spinetta, de quienes se manifestó admirador, pero al que nombró con más asiduidad como símbolo del rock nacional fue, paradójicamente,  a un extranjero, italiano, para ser más precisos. “Ser rockero y haber nacido en Argentina es un privilegio. Rock hay en todos lados, pero creo que hay lugares especiales. Estados Unidos, Gran Bretaña, Argentina, son países con un rock que marcó escuela en otros lugares. España tiene mucho rock, pero no nos olvidemos que allí estuvo Moris y que a ellos les encantan Los Rodríguez. Tanto el público como los artistas argentinos tienen una energía muy especial, todo es muy tano, y digo Italia y se me viene Luca Prodan a la cabeza”, remató.

 

A llorar mi amor, pero de alegría

Quien diga que soy ateo  esta muy equivocado…

…Bien parado o en la lona hay que ser buena persona

dice aquel que a mi me guía noche a noche y día a día …

…lo juro por mi pellejo para mi Dios es mi viejo.

 

Capaz de escribir letras con una profundidad como la de “Viejo”, Piti desnuda una sensibilidad muy especial, y eso es lo que transmite sobre el escenario. “No es que yo hago llorar a la gente, sino que si lloro es porque me emociono, y la gente siente eso y llora conmigo”, expresa y en el auditorio más que lágrimas, se escuchó una gran carcajada general. Siguiendo con la manera de componer de Las Pastillas… “No sé si logro zafar de la receta a la hora de escribir, pero claro que trato de no caer en ella, y eso se logra buscando algo diferente siempre”, prosigue y recuerda que hace poco compuso una canción pensando en su pequeña hija: “tratamos de que salga algo mas modernos, como con máquinas, estilo Daft Punk, pero en realidad creo que nos salió medio Bee Gees”, y allí la platea sí lloró, pero de risa.

 

Nos ponemos serios

 

“Todo preso es político”, escribió el Indio alguna vez, y esta tarde lo recordó una persona en el auditorio a la hora de indagar acerca de qué lo moviliza a la hora de la política (hablando de Política en término general, no partidario). Ante el requerimiento Piti se puso serio, se rascó la cabeza a modo de tic y respondió: “Me moviliza la gente privada de su libertad. Muchas veces estuve en el penal de Ezeiza dando talleres de lectoescritura. No sé si lo logré, pero siempre terminamos leyendo a Cortázar”, relató. Allí la pregunta inevitable y que generalmente los músicos intentan evadir. Piti, con buen juego de cintura, lo logró: “¿Qué opinas de Callejeros?”, resonó al fondo del salón, “Que el Pato Fontanet es un gran compositor”, respondió conciso y contundente.

 

Siguiendo con la política, relató la manera en que los grandes medios pueden distorsionar las palabras. “Una vez me entrevistaron de la Editorial Perfil, usaron mis palabras de una manera tal que quedé como un “músico anti K”, y yo no soy anti-nada, me gusta estar en el medio”.

Zapada final, pero con sorpresa

 

Otro de los puntos altos y festejados de Clínica 13 ha sido la tokata final entre el invitado y un pequeño seleccionado de músicos locales. Esta vez los acompañantes fueron Diego Bergara (bajo), Richard Cantero (guitarra), Martin Villa (teclados) y Darío Vega (batería), y dieron caña a “Maldito y corta mambo”, “Posturas”, “Escaleras”, “Ojos de dragón”, “Perdido (chacarera)” y “Viejo”, todas coreadas por el público que, evidentemente, se sabía todas las letras de Las Pastillas. Ya cuando la gente se estaba retirando, una nueva sorpresa: Joselo Schuap y sus músicos se acercaron al escenario y junto a Piti le dieron rienda suelta a “Qué hago esperando un puto as”, que fue estudiadamente intervenido en tono de chamamé para mutar en un furioso “KM 11”.

 

Definitivamente, Clínica 13 dio para todo: Todo lo bueno que pueden dar los artistas nacionales y todo el calor humano (y del clima también ehh) del público local.

Todas las clínicas

  1. Juanchi Baleiron (Los Pericos)
  2. Andrea Alvarez & Lonnie Hillyer
  3. Palo Pandolfo
  4. Leo Garcia
  5. Eddie Walker (Lethal)
  6. Javier Malosetti
  7. Gustavo Rowek (Ex V8 y Rata Blanca)
  8. Dany Suarez & Condor Sbarbati (Beruit Vergarabat)
  9. Cristian Aldana (El Otro Yo)
  10. Rodrigo Manigot (Ella Es Tan Cargosa)
  11. Jorge Araujo (Ex Divididos)
  12. Miss Bolivia
  13. Hilda Lizarazu
  14. Andres Gimenez (A.N.I.M.A.L.)
  15. Willy Pancioli (Los Tipitos)
  16. Ramon “El Mago” Benitez (La Nueva Luna)
  17. Marcelo “Corvata” Corvalan (Carajo)
  18. Pablo y Narvy (Cielo Razzo)

19 Piti Fernández (Las pastillas del abuelo)

 

Los padres de la criatura

 

Desde el Ministerio de Desarrollo Social se hizo hincapié en que Clínica 13 pensado como un programa dinámico, evitando el típico “toco, cobro y me voy”. “La idea es que el artista esta vez, además de un poco de su arte, deje su experiencia, sus conocimientos, formas de producción. Además, ver cómo desde el Estado se podía ayudar e incentivar a los artistas locales (o futuros artistas) y, especialmente, que no sea sólo en los centros urbanos, sino que se llegue en los barrios, llevando al artista que dé el empuje necesario a ese músico, talentoso, que vive en los barrios. Ese es nuestro aporte, llegar con estos hombres y mujeres de gran formación y experiencia, al que recién comienza”, expresó hace un tiempo Joaquín Losada, cuando Clínica 13 apenas comenzaba a dar sus primeros pasos.

Fotos: PPA – Víctor Riveros

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