Cocaína y celos: datos escalofriantes del crimen de Julieta Mena

Julieta Mena fue asesinada a golpes de puño y patadas en Ramos Mejía. Muchos de los golpes estaban focalizados en la zona genital y esto no sería casual ya que la víctima estaba embarazada de dos meses y medio, situación conocida por su novio. Marcos Mansilla, pareja de Mena está imputado por femicidio. Él mismo aceptó que sabía que su novia estaba embarazada y no estaba de acuerdo.

«Al llegar la vi a Julieta estaba tirada en el piso con la ducha abierta, vi que no respiraba. Me asusté me fui a Ramos a ver a mi hermano, como no estaba me fui a tomar un micro hacia Santa Fe», declaró mansilla frente al fiscal del caso.

Marcos Mansilla fue indagado por el fiscal esta semana y si bien se declaró inocente dio una serie de pistas sobre su relación con Julieta y cómo fueron los momentos previos al feroz ataque. La presunta pelea con travestis por drogas, el embarazo no deseado por él y la relación con la familia de su novia. Detalles y la reconstrucción de un crimen brutal.

Julieta Mena tenía 23 años. Desde hacía dos años y medio comenzó una tormentosa relación con quien creía el amor de su vida. » Nunca fue una relación normal, siempre hubo violencia. Julieta era un ser de luz que poco a poco se fue apagando. Se lo dijimos siempre, no sólo nosotros, la familia de él también le recomendó que se alejara. Pero ella estaba obsesionada, pensaba en cambiarlo», dijo la mamá de Julieta en declaraciones a la prensa.
El domingo a las 7 de la madrugada, el fiscal Carlos Arribas llegó a la vivienda ubicada en la calle Pasco, en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, con un panorama desolador pero contundente: a Julieta la habían matado a golpes. Desde el primer momento el sospechoso principal fue Marco Mansilla, su novio de 27 años con quien vivía la joven en ese domicilio, pero estaba prófugo al momento en que apareció la policía.
Al día siguiente, Mansilla fue detenido en la casa de su tía en González Catán y el martes, a pesar de que su abogado le recomendó negarse a declarar,Mansilla contó su versión de los hechos desligándose completamente de cualquier responsabilidad aunque dando ciertas pistas que lo involucran.

Uno de los datos que sorprendió en las últimas horas fue que Julieta estaba embarazada al momento de su asesinato. Sin embargo, para el fiscal, e incluso para el acusado, no se trataba de un dato nuevo. Carlos Arribashabía comprobado mediante un médico legista que la joven de 23 años estaba embarazada de dos meses y medio.

En la indagatoria cuando el fiscal hace referencia al embarazo, Mansilla «sabía que estaba embarazada», pero no quería que Julieta lo tuviera.

«Yo no estaba bien económicamente, no quería , ella me dijo que se iba a hacer cargo, yo le decía que no se podía tener una criatura así (…) Julieta quería tenerlo, pero yo no», relató el acusado y contó que finalmente la había convencido para que se realizara un aborto: «Ella entró en razón y se lo iba a sacar».

Este miércoles, el abogado de la familia de Julieta, Julio Torrada, se acercaron a la fiscalía para presentar una serie de mensajes de voz de Whatsapp del momento previo al ataque donde no sólo ubica a Mansilla en el lugar del hecho sino que hacen alusión a una discusión previa por el embarazo de Julieta. Fue el propio fiscal quien le confirmó a la familia que Julieta esperaba un bebé.

Durante la indagatoria el acusado alude en más de una oportunidad a que estaba «drogado y alcoholizado antes de que Julieta llegue». «Me acuerdo poco y nada.Comúnmente a veces no tengo noción del tiempo, recuerdo pocas cosas», agrega.

Otra de las claves de la declaración de Mansilla es cómo se posiciona él frente a la relación con Julieta a quien denominaba «Juli» y»Lechoncito».

«Ella me celaba mucho», explicaba y así justificar las constantes peleas que tenían. «Nos llevábamos ahí nomás. Ella también pensaba que no andaba bien la relación y que andaba alguien atrás de todo esto», dijo Mansilla. Desde hacía un tiempo Julieta se había ido a vivir a lo de la mamá pero de vez en cuando volvía a la casa que compartía con él.

Asimismo, el acusado definió las discusiones y los forcejeos que tenían como «normales». «Ella me empujaba»,justificó.

Sus marcas en las manos

En cuanto a los múltiples golpes que tenía en sus manos, el acusado aludió a una pelea con travestis donde explicó que antes de que llegara Julieta a la casa: «Me fui a comprar cocaína a unos travestis que no me quisieron vender y nos agarramos ahí. Me quisieron pegar y yo también les pegué, les saqué la merca y me fui».

Según el acusado, cuando llegó a la casa a eso de las 2 de la mañana Julieta ya estaba tirada en el piso muerta, aunque en ningún momento pudo explicar cómo fue que la joven ingresó al domicilio. «Al llegar encontré a Julieta tirada en el piso con la ducha abierta. Pensé que se había patinado y vi que no respiraba. Estaba muy drogado, entré en pánico y me fui», contó.
«Miré si respiraba y no respiraba, tenía la cabeza sangrando», agregó.
Luego, Mansilla asegura que en búsqueda de ayuda, alrededor de las 7.45 de la mañana, se tomó un micro a Santa Fe. «Busqué ayuda pero no me dieron bola y a las 23.30 me volví para Buenos Aires», dijo en la indagatoria. En la provincia estuvo tan sólo seis horas y regresó.

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