Caso Horacelia: rechazaron el pedido de apartamiento del juez Ricardo Balor

La Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Penal y de Menores avaló la permanencia del juez de Instrucción Seis, Ricardo Balor, en la causa abierta por el femicidio de Horacelia Génesis Marasca (16), asesinada a cuchilladas y descuartizada en Villa Cabello por su pareja, Martín Monzón, a mediados de agosto.
La presentación había sido presentada por Miguel Varela, defensor oficial del acusado.
El abogado se mostró en desacuerdo con la calificación legal que había dispuesto el magistrado: “homicidio doblemente agravado por la convivencia y por el hecho de ser mujer (femicidio)”.
Varela consideró que el juez no había hecho una valoración correcta de la indagatoria de Monzón, en la que éste admitió haber acuchillado a la chica y luego desmembrado el cuerpo para deshacerse de la evidencia del asesinato.
El defensor planteó que su cliente detalló haber actuado en defensa propia, pues Monzón dijo que Horacelia lo atacó con el cuchillo, él se lo sacó y en un forcejeo le atravesó el cuerpo con el arma blanca.
El imputado, en su declaración, dijo que al notar que la chica había muerto, se asustó y descuartizó el cadáver.
Balor no le dio crédito a la versión y le dictó la prisión preventiva al acusado.
Varela pidió el apartamiento del juez, al que acusó de parcial. Ayer se supo que los camaristas Ricardo Venialgo y Marisa Ruth Di Laccio rechazaron el planteo. Consideraron que los argumentos del defensor oficial no encuadraban en los supuestos previstos por la ley, ya que solo reveleban una discrepancia con el modo de conducción del proceso.
Remarcaron que Varela no demostró que haya habido inobservancia del debido proceso que hicieran presumir parcialidad por parte de Balor.
El expediente, mientras se resolvía el incidente, lo estaba tramitando el juez Carlos Jorge Giménez. Ahora volverá al juzgado de Balor.
La situación de Monzón es más que complicada. A su confesión se suma un historial de violencia de género hacia su pareja, quien dejó un bebé de siete meses y ya había alertado a los suyos el constante maltrato al que la sometía su concubino.

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