El misionero que llevó su historia de amor al África

Yonathan Adamchuk es un fotógrafo misionero que recorre el mundo con sus trabajos y documentales. El año pasado ganó el Martín Fierro de Oro por un documental de Horacio Quiroga realizado con Marcelo Dacher, de Leandro N Alem. Pero su mejor producción, sin dudas, está en pleno desarrollo. Hace dos años había conocido África, de la que se confiesa prendado. Tanto que decidió llevar la prueba de su amor a esas tierras. El 27 de septiembre se casó en Argentina y por civil con Daniela, una veterinaria cordobesa de 29 años que comparte su misma pasión por los viajes y el trabajo social. La ceremonia religiosa se hizo el 4 de octubre, en una aldea de Mozambique, donde el fotógrafo oficial fue Ema, un chico africano de 11 años que aprendió en dos días a utilizar la cámara de Yhonatan. En el pueblo hubo fiesta, música y bailes tradicionales para homenajear a la joven pareja.

 

El misionero y la cordobesa se conocieron hace cuatro años y decidieron casarse y pasar su luna de miel en paseos por el mar y la playa, pero lejos de los destinos turísticos tradicionales. Además del ajuar, llevaron donaciones y recursos para armar una escuela en una zona donde el analfabetismo alcanza al 41 por ciento de las mujeres jóvenes, que además comienzan a ser madres a muy corta edad.

“Siempre soñamos con hacer un gran viaje juntos”, cuenta Yonathan sobre el origen de la aventura en tierras africanas. “La idea del viaje era casarnos acá después disfrutar unos días de luna de miel y después ponernos a trabajar. Vamos a estar dos meses. Daniela renunció a su trabajo y yo no acepté trabajos por dos meses”, cuenta el misionero.

“Hacer una luna de miel es muy cara y se gasta mucho dinero ya que los lugares que te ofrecen son el Caribe y otros lugares hermosos, nosotros quisimos hacer algo diferente y venir ofrecer nuestro corazón en lo que podamos”, expresa.

“Con Daniela trajimos muchas donaciones y un dinero para construir una escuela sencilla en la aldea ya que estudian debajo de una sombra en el suelo. Trajimos, ropa nueva para niños, calzados, medicamentos, leche, algunas cosas para que tengan para comer”, relata Yonathan, quien se contactó con una enfermera argentina que trabaja en el lugar.  Daniela también llevó medicamentos y medicina de uso veterinario para las cabras, que son uno de los principales sustentos económicos en la aldea de Zavala.

 

 

Después de ponerse en contacto con la misionera argentina, hicieron una colecta con amigos que hicieron las donaciones y aportaron dinero para construir la “escoliña”, que son aulas acopladas de varios grados donde se enseñará a escribir y leer.

La luna de miel incluyó un paseo en barco por el mar. Pero no en un yate ni un catamarán, sino en un bote a vela que invitaba a la aventura.

La pareja vive en una “Pallota” construida por los locales para albergarlos. Es una especie de cabaña circular hecha con materiales de la zona.

La experiencia culminará con un documental filmado por Yonathan y Daniela que relatará la historia de amor.

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