Tu voz se expresa, tu mente habla…

Por la fonoaudióloga Alicia Orfila

Todos utilizamos la voz social y profesional en cualquier tipo de trabajo. Tener voz, (no solo tener sonido), verdaderamente “tener voz”, es muy importante. Es saber escuchar y escucharnos. Es también hacerse escuchar. Y no estamos hablando de elevar el volumen de la voz, sino de algo más profundo.

Cuando la voz está velada, áspera, ronca, sucia ó disfónica, no podemos “decir con claridad”, no podemos expresarnos. De eso se trata un “problema en la voz”.

La voz, ese maravilloso instrumento del que disfrutamos todos, nos da infinitas posibilidades de expresar nuestras emociones. Con ella –además de hablar refunfuñamos, bostezamos, lloramos, tosemos, reímos, cantamos, chistamos, carraspeamos, gritamos, etc.

Todo el tiempo estamos diciendo “algo” con nuestra voz.

 

¿Y tu voz, qué dice?

La voz habla por si misma y cuando se enferma, también dice cosas que están guardadas más profundamente, pero es común que le atribuyamos la causa a factores externos tales como el clima, las tensiones físico-emocionales, las bebidas frías que hemos ingerido, una alergia, etc.

Es importante saber que la mayoría de las enfermedades vocales son producidas por nosotros mismos, que no vienen de afuera, sino que las provocamos “sin querer”, inconscientemente. Hacernos conscientes –por lo tanto- es algo verdaderamente necesario para mantener la salud vocal y general.

Muchas veces las personas con problemas en su voz, se conforman y acomodan a ellos diciendo:

-“Hace mucho que mi voz está mal, pero como hablo tanto…”,

-“Lo mío es crónico…”

-“Es que estoy estresado/a”…

-“Lo que pasa es que soy alérgico/a”…

Estas solo son algunas de las frases que pueden escucharse a modo de explicación o de justificación y son el modo más eficaz para no cuidarse, para no prestarse atención.

Toda persona que permite tener “mal” su voz, está teniendo dificultades para expresarse más allá del sonido de la voz en sí mismo. El síntoma –disfonía- muestra algo de lo que no se es consciente y que obviamente puede ayudar a des-ocultarlo para poder sanar verdaderamente.

Una voz que no “suena” bien evidencia dificultades en hacerse valer -en su autoestima-, aunque no se haya aún tomado consciencia de ello.

 

¿Qué dice tu voz? ¿Cómo suena?

Si no funciona bien, puede recuperarse en corto tiempo, terapia vocal mediante. Las cuerdas vocales son muy benévolas, pues siempre están dispuestas a sanarse. Todo depende de lo que quiera “su dueño/a”.

Entonces:

¿Por qué a veces, nos habituamos a tener mal la voz, justificándonos?

¿Hay algún beneficio secundario –del que no seamos conscientes- por tener una enfermedad vocal?

¿Qué nos impide vivir sana-mente de modo constante?

¿Nos gustaría tener una actitud más amorosa con nosotros mismos?

Cada uno sabe su respuesta. Vivir mejor depende de cuánto amor nos tenemos para responsabilizarnos por nuestra propia salud y sentir así un completo bienestar físico-mental, social y emocional.

 

ALICIA ORFILA – Fonoaudióloga – www.aliciaorfila.com.a

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Dictado por ALICIA ORFILA –FONOAUDIÓLOGA

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