Del laboratorio a los sabores de la mesa y a las góndolas

La Biofábrica de Misiones es conocida por su intenso trabajo en la propagación de cultivos que se reproducen en las chacras con la mejor genética disponible. Pero ahora está a punto de dar un paso más y trasladar el trabajo del laboratorio a las góndolas y a las mesas de los misioneros con novedosas propuestas: un “amargo misionero” y varios tés de hierbas y dietéticos, con los tradicionales “yuyos” de las abuelas.

El amargo misionero será un producto que saldrá a la venta el año que viene en una asociación con Agua de las Misiones con una mezcla de carqueja, salvia, cedrón, menta y stevia. El sabor no tiene nada que envidiarle a los tradicionales aperitivos que se consiguen en los supermercados.

La asociación de la Biofábica con una cooperativa que produce distintos tipos de tés, también resultó en la recuperación de los tés de yuyos recomendados por las abuelas y transmitidos por años en la cultura regional: carqueja, cedrón y menta estarán disponibles en poco tiempo en las farmacias, junto al ñandypa -Genipa americana- que es un hipocolestérico e hipoglucemiante natural, ideal para bajar de peso.

Es un nuevo paso de la Biofábrica que desde su fundación hace casi una década se dedicó a la multiplicación de productos esencialmente dirigidos a la chacra o a la forestación. Eucaliptos, clones de yerba mate, banana, mandioca y las preciadas orquídeas ya son una marca registrada.

Pero al mismo tiempo, dará un salto cuantitativo en los procesos agrobiotecnológicos con la incorporación a la empresa estatal Q-arax, encabezada por el Conicet con la característica de ser absolutamente federal, en la que participan empresas de La Rioja, Tucumán y Chaco. Para producir junto a Q-arax, se incorporarán a la planta de Biofábrica, 16 mil metros cuadrados a los 23 mil existentes. Esta ampliación permitirá aumentar a un millón la producción de plantines clonales de eucaliptus, entre otros proyectos ligados a la plataforma nacional biotecnológica.

El gerente de la Biofábrica, José Cabral cuenta con orgullo cada avance. “Dentro del objetivo y la misión por la que se generó este proyecto, tuvimos un tiempo de desarrollo y afianzamiento de lo que es el manejo tecnológico y hoy estamos transfiriendo conocimientos, con la idea de no achicar la diversidad natural y aportar a la calidad y sanidad de la producción. Al cumplir diez años podremos decir que aportamos calidad y sanidad genética”, explica.

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Cabral recuerda que en 2006 los primeros trabajos se enfocaron en la clonación de los mejores genes de eucaliptos que tienen una incomparable tasa de crecimiento en cinco años. “Hoy somos proveedores del plan leña, con un millón de plantines clonales, que sirven para rollos, insumos para aserraderos y laminados y como subproducto, la leña”, indica.

Después se trabajó en renovar los cañaverales y se amplió la producción para el forraje. En la misma línea se trabaja con pasto elefante y complementos con mandioca.

La producción de mandioca con genes sanos es vital para la industria almidonera. “Se identificó la genética y se está saneando la planta que es un valor agregado importante porque hay mucha incidencia de enfermedades”, revela Cabral.

Asimismo, se reintrodujo en la Provincia a través de la recuperación genética, el cultivo del banano, que hoy ya cuenta con dos cuencas en Misiones, una en Colonia Aurora y otra en Wanda. Se trabajó junto a Formosa, que aportó el manejo de campo, mientras que la Biofábrica puso la genética.

A futuro, nos queda socializar mejor genética disponible en yerba. No está resuelta la propagación para que el productor mejore el rendimiento de sus chacras”, admite Cabral. Es que hasta ahora, otras instituciones vinculadas al mejoramiento genético, entregaron sus productos a los grandes jugadores del sector generando una enorme brecha de competitividad con los pequeños productores, que son mayoría en Misiones.

En cambio, la producción de la Biofábrica llega directamente al productor a través de los planes del Gobierno provincial, como el eucaliptus para el plan Leña o la caña de azúcar y la mandioca.

 

Además, la ventaja de la biofábrica es que el know how queda y ya es propiedad de Misiones. “El conocimiento queda en Misiones. Hoy no dependemos  tecnológicamente de ninguna provincia. El Banco de Germoplasma, con la línea de ornamentales, implica el rescate y la conservación de orquídas nativas y plantas medicinales”, asegura Cabral.

¿Qué significa la Biofábrica para el futuro de Misiones?

Es soberanía productiva, vamos a poder estar acompañando una política industrial, contar con una materia prima de calidad y en cantidad para que la industria sea competitiva en los agronegocios. En materia prima vegetal debe haber renovación y calidad.

A futuro, no muy lejano, vamos a alcanzar la soberanía alimentaria con horticolas, como papa, cebollas. Mejor ambiente, ya que hemos sumado productos más sustentables con impacto en la horticultura, como fungicidas o insecticidas fabricados con microorganismos. Todo a un costo menor y que puede derivar en precios competitivos.

Misiones es un socio estratégico para cualquier industria. Pero por ejemplo, con el almidón, sin conocer la genética y asegurar la sanidad de la planta, es tirar plata. La industria forestal o yerbales que no acceden a genética en calidad, hacen que se descapitalice el productor. La Biofábrica puede aportar calidad en insumos.

¿Cómo se sostiene este ritmo? 

La visión política es fundamental. Si partimos de la base de que cuando nacimos decían que iban  a transformar esto en un hospital, y perder así la visión del aporte tecnológico a un sector rural que significa el 40 por ciento de la población. La provincia crece a ritmo importante y hay que resolver trabajo y alimento. Comprender estas herramientas es clave. Si queda en un grupo selecto, se pierde esa visión.

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