El español Jesús Aparicio, de 30 años, es protagonista de una historia muy particular; da cuenta del amor por el deporte y la vigencia del tenista suizo Roger Federer.
El 12 de diciembre de 2004 cambió la vida del español Jesús Aparicio. A punto de cumplir 19 años, planeaba pasar un fin de semana con sus amigos. Sin embargo, fue protagonista de un choque frontal con automóvil en la ruta y quedó internado en coma. Estuvo en un hospital, en ese estado, por 11 años.
Aparicio era un joven sevillano fanático del deporte, pero sobre todo del tenis y de Roger Federer, que por entonces venía de ganar el US Open. Sus amigos, que no sufrieron ningún daño en el accidente, cuentan que Jesús no se perdía ningún partido del tenista suizo. Incluso, estaba ahorrando dinero para poder ir a verlo a un torneo de Londres. Todos los planes de Aparicio quedaron en un segundo plano tras aquel dramático accidente.
Una vez entendido que el PSOE ya no gobernaba en España sino el PP, que Juan Pablo II ya no era el Papa y que habían llegado dos nuevos detrás de él y que una gran crisis económica había azotado al mundo, Jesús no dudó en preguntar por su ídolo, Roger Federer. «Me vino el flash a la mente y pregunté qué había sido de él. Pensaba que ya estaría retirado», reconoce Jesús. «Cuando me dijeron que a sus 34 años aún seguía jugando, siendo el número 2 del mundo y que llegaba a finales de Grand Slam creía que me estaban gastando una broma.
No lo podía creer», afirma. Y cuando supo que había llegado a sumar hasta 17 torneos de Grand Slam, siendo el que más ha conseguido en toda la historia, Jesús se llevó las manos a la cara en señal de asombro. «Sabía que Federer era muy bueno pero jamás imaginé que pudiera llegar a ganar todo lo que ha ganado», relata.
