Carta dominical de Monseñor Juan Martínez; Obispo de Posadas

En numerosas oportunidades señalamos que la caridad practicada, y la opción preferencial por los mas pobres es un componente esencial de nuestra fe y condición del seguimiento discipular de Jesucristo, el Señor, en quien creemos. Los textos que nos presenta la Palabra de Dios en este domingo son contundentes.
Por un lado el Evangelio (Mc. 7,31-37), nos presenta la curación del Señor de un sordomudo: “cuando Jesús volvía de la región de Tiro… le presentaron un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos”. El texto continua señalando que el Señor lo sanó: “ y en enseguida se abrieron sus oídos , se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente (Mc7,35)”

La carta de Santiago (Sant. 2,1-7), también expresa de una manera definida esta opción preferencial a los pobres, sobre todo contra la acepción de personas: ¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del Reino que ha prometido a los que le aman? Y sin embargo ¡ustedes desprecian al pobre! ¿No son acaso los ricos quienes los oprimen a ustedes y los hacen comparecer ante los tribunales? ¿No son ellos los que blasfeman contra el nombre hermoso que les ha sido pronunciado sobre ustedes?(Sant.2,5-7).

Estos textos bíblicos, y tantos otros que están en la Palabra de Dios deben orientarnos tanto en nuestra espiritualidad, estilo de vida, opciones y criterios. Sobre todo en nuestras opciones pastorales y el de nuestras comunidades.

A fines de agosto tuve la gracia de Dios de Poder ordenar 9 hombres casados, como Diáconos permanentes y fue ocasión para reflexionar en la dos misas de ordenación diaconal, sobre la vocación de estos nuevos Diáconos a identificarse con Cristo servidor. Este regalo que Dios nos hace a la Diócesis, seguramente es un llamado a que integremos más seriamente esta opción preferencial por los pobres en nuestra tarea evangelizadora. Sabemos que hay muchas formas de pobrezas y marginalidad… las nuevas pobrezas de la cultura urbana… la de los jóvenes sin trabajo… los que sobreviven con changas… los miles que viven en asentamientos…. El Papa Francisco en su exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” señala: “Nadie debería decir que se mantiene lejos de los pobres porque sus opciones de vida implican prestar más atención a otros asuntos. Ésta es una excusa frecuente en ambientes académicos, empresariales o profesionales, e incluso eclesiales. Si bien puede decirse en general que la vocación y la misión propia de los fieles laicos es la transformación de las distintas realidades terrenas para que toda actividad humana sea transformada por el Evangelio, nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social: «La conversión espiritual, la intensidad del amor a Dios y al prójimo, el celo por la justicia y la paz, el sentido evangélico de los pobres y de la pobreza, son requeridos a todos». Temo que también estas palabras sólo sean objeto de algunos comentarios sin una verdadera incidencia práctica. No obstante, confío en la apertura y las buenas disposiciones de los cristianos, y os pido que busquéis comunitariamente nuevos caminos para acoger esta renovada propuesta. La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no sólo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales” (EG201-202).

Los textos bíblicos nos indican con claridad la preferencia del Señor por los pobres, en este caso la curación de un sordomudo, y Santiago en su carta nos señala la dignidad de los Pobres, y nos enseña que sin las obras de la caridad es imposible tener una fe viva. Pidamos que en nuestro discipulado privilegiemos especialmente a los más pobres y sufrientes.

¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!

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