Declaró uno de los narcopolicías y dijo que un alto jefe le tendió una trampa

Este martes  comenzó en el Tribunal Federal de Posadas el juicio contra seis policías y un civil, acusados de haber robado casi una tonelada de marihuana en 2012 de una comisaría de Puerto Rico. A quien detuvieron con los estupefacientes, Miguel Dionisio Rojas, aseguró que le tendieron una trampa y que obedeció el pedido del jefe de la Unidad Regional de esa zona.

Fue el único en comparecer, por cuestiones de tiempo, ya que al comienzo se realizaron las lecturas correspondientes. Preside el debate la doctora Norma Lampugnani, secundada por los jueces Manuel Jesús Moreira y Mario Hachiro Doi.

Los otros imputados son Diego Rojas el único que no es policía; los suboficiales Oscar Merlos, Pedro Betancur y Sergio Benítez y los responsables de la comisaría Primera de Puerto Rico de donde se llevaron la droga, Sergio Esquivel y Milciades Benítez.

Rojas declaró por varias horas y como no lo había hecho nunca en la instrucción, su testimonio generó interrogantes por parte de la fiscal Vivian Barboza y los defensores.

El ex oficial ayudante de la Policía aseguró que al momento del hecho, en septiembre de 2012, trabajaba en el Comando de Puerto Rico, pero unos días antes había estado en la seccional Primera, donde se guardaba casi cuatro toneladas de marihuana de un procedimiento en Capioví.

Rojas atinó a decir que tuvo miedo por su familia y por eso nunca había declarado, ya que, aseguró, hay un alto jefe policial que fue el que le indicó de llevar la droga como parte de un supuesto procedimiento secreto para atrapar a narcos que trabajaban dentro de la Prefectura Naval Argentina en la parte de inteligencia. Se trata de Roberto Bernal quien en 2012 era jefe de la Unidad Regional de Puerto Rio, luego relevado de ese cargo.

El imputado en este hecho dijo que Bernal le ofreció un cargo como jefe de Investigaciones en dicha Unidad Regional pero necesitaba que operara un procedimiento importante como para dejar bien visto que podía cumplir con la función.

Siempre según Rojas, el operativo consistía en contactar a un informante de la Prefectura y hacerse pasar por vendedor de estupefacientes para atrapar a un integrante de Inteligencia de dicha fuerza. Un tal Mendoza de apellido.

Con esos datos, Rojas dijo que  aceptó la propuesta y enseguida contactó a un conocido del pueblo que respondía al nombre de Diego Rojas, conocido por estar en causas ligadas a las drogas. De acuerdo con su versión, este le pidió una determinada cantidad de marihuana para otro comprador y allí entraba el papel del oficial: levar la carga a quien suponían que la iba a comprar, el uniformado de Prefectura, todo como parte de un plan secreto y un procedimiento que le daría un cargo.

Dijo que Bernal fue quien le dio la droga que sacó de una casa lindante a la comisaría Primera. El había pedido colaboración a dos o tres compañeros suyos que supuestamente no se quisieron involucrar del todo. Sin embargo, hay mensajes que los comprometen como colaboradores y son los otros imputados en este caso como coautores del delito de tráfico de estupefacientes agravado por la organización y haberlo cometido siendo funcionarios públicos.

Una vez que Rojas tenía el cargamento en su auto particular, un Fiat Palio blanco, fue con destino a Puerto Leoni. Allí, declaró, Bernal le dijo iba a recibir apoyo de la brigada de Investigaciones. A metros del acceso de esa localidad hizo contacto con sus pares que le indicaron ingresar a un yerbal donde debía dejar la droga y esperar nuevas instrucciones.

Sin embargo, allí ya fue detenido por personal de Prefectura.

Esto relató Rojas aduciendo que ya estaba todo armado y él no se dio cuenta. “Cuando me detuvieron hicieron actas con la cantidad exacta de droga que falta que pude ver después en el expediente. Todo fue una trampa y por la ambición de conseguir un puesto mejor caí”, fueron algunas de sus frases ante el tribunal.

Otra cosa que el ex uniformado dijo es que nunca tuvo las llaves del depósito donde se guardaba la droga en la comisaría Primera. El estupefaciente era parte de un procedimiento policial en marzo de 2012.

También dijo que  si bien estaba en esa dependencia al momento del hecho, no participó del trasladado final y que fue gente de otras unidades la que realizó esa tarea. En la comisaría supuestamente no sabían la cantidad de marihuana que había quedado.

El debate continuará el lunes 7 de septiempre ya que el mismo tribunal tiene esta semana cuestiones que resolver respecto a otros juicios.

 

El caso

La investigación del caso comenzó el 3 de septiembre de 2012 cuando un oficial del comando Radioeléctrico de la Unidad Regional 4 fue detenido por efectivos de Prefectura en la ruta Provincial 8 entre Puerto Leoni y Campo Grande. Se supo que llevaba en un automóvil particular alrededor de 123 kilogramos de marihuana que terminaron siendo parte de lo incautado en un procedimiento hecho unos meses atrás y que estaban guardados en la comisaría Primera de Puerto Rico.

Posteriormente cayeron cinco efectivos más de los que se sospecha que eran cómplices del trabajo hormiga para sacar los estupefacientes más un civil que era el nexo para comercializar la droga. En total unos 900 kilos son los que eran parte de las cuatro toneladas que había en dicha sede policial y que habían sido repartidos en distintas partes de la provincia. Se encontró en poder del primer detenido una copia de llaves del depósito donde estaba la carga y al hacer un recuento se estableció el faltante.

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