Los amantes del fútbol misionero se preparan para una semana histórica

Con un equipo en Primera y otro en la B Nacional, este 2015 es sin dudas el punto más alto del fútbol misionero en toda su historia. Y dentro de este año, sin dudas, esta será la semana más importante con los enfrentamientos entre San Lorenzo-Crucero, mañana, y Boca-Guaraní el jueves en San Juan.

Los nostálgicos siempre recordarán a Guaraní A. Franco y sus cuatro campañas (71, 81, 82 y 85) en los viejos torneos Nacionales, con el batacazo ante el Independiente del Pato Pastoriza en 1985, como el máximo hito de aquella época dorada. El fútbol argentino era distinto. La provincia era distinta.

Ni Guaraní ni Mitre -en su única participación en 1972- llegaron lejos en los viejos Nacionales. Quizás tampoco hubieran podido permanecer en Primera si el formato del torneo hubiera sido como los de ahora, con descensos al final de temporada.

Después de eso, el fútbol argentino cambió. Se volvió cada vez más profesionalizado, más televisado. Cada vez más unitario y menos federal. Los amantes del fútbol misionero -como en otras provincias- se acostumbraron a seguir por TV a sus equipos, generalmente los grandes, naturalmente siempre obligados a ganar. Mientras cada tanto, algún equipo de la Tierra Colorada ilusionaba a un puñadito de seguidores en algún campeonato regional, algún Argentino B o como mucho, un Argentino A. Era apenas un chispazo en medio de las tinieblas.

Con todos esos años de ostracismo y esa desmedida globalización y centralización del fútbol, las nuevas generaciones están demasiado acostumbradas a disfrutar ya no cada domingo, sino casi a diario, a Messi, Aguero o Cristiano Ronaldo en la pantalla chica, o a las figuras de ocasión del devaluado fútbol argentino (con perdón de Carlitos Tévez).

A los pibes de 10 o 12 años, de familia medianamente futbolera, les es más fácil recordar parte de la formación del Barsa, el Real Madrid o el Manchester City, que lo que les cuesta citar a cuatro o cinco jugadores de Crucero o Guaraní, por poner el caso de Misiones. Repetimos, se da en todos lados.

En medio de esas tinieblas que atravesó el fútbol misionero durante décadas, la combinación de cierta vuelta a las fuentes de la AFA que ahora favorece al fútbol del interior y el tesón de dos empresarios futboleros, que además rivalizan entre sí, llevó a los dos clubes más importantes de Misiones a jugar en las dos máximas categorías: Primera y B Nacional. Crucero y Guaraní.

Como era de preveer, mantenerse en esa elite les está costando y la gente, impaciente, mira con cierta desilusión y a veces indiferencia las campañas de ambos equipos. «¿Por qué les cuesta ganar?», se preguntan, sin advertir que el verdadero triunfo del fútbol misionero ya se cumplió. Porque ya es una verdadera hazaña estar ahí, haber llegado a ese elite, la crema y nata del fúbol argentino. Sacando a la Capital Federal y a la provincia de Buenos Aires, sólo dos provincias tienen lo que tiene Misiones: las poderosas Córdoba y Santa Fe.

Y dentro de un año histórico, esta es la semana más gloriosa que pueda tener el fútbol misionero. Porque en apenas 72 horas, uno de sus equipos jugará con San Lorenzo y el otro enfrentará a Boca. No serán partidos amistosos, son partidos por los puntos, donde el Cuervo y los Xeneizes llevarán lo mejor y llegan obligados a ganar. Boca, obligado a levantar la Copa Argentina, para no perderle tanto terreno a su archirrival. San Lorenzo, porque se quiere quedar con el Torneo de 30 equipos.

Ni el más memorioso puede rescatar un antecedente similar en el fútbol de la tierra colorada. Simplemente porque no existe. Mañana empieza una semana para disfrutar, para vivir a pleno, pase lo que pase. A no perderlo de vista…

MB

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