La derrota de Guaraní A. Franco y el creciente nerviosismo de la hinchada franjeada generó anoche una escena atípica en el tranquilo fútbol misionero, que hasta ayer estaba lejos de los hechos de violencia. Un grupo de no más de 30 hinchas pretendió apretar y agredir a los jugadores y tuvo que ser dispersado por la fuerza de seguridad, que incluso tuvo que disparar balas de goma. El equipo misionero cayó de local 1 a 0, ante Central Córdoba.
Al principio fueron tres o cuatro hinchas, que se metieron por el túnel que conecta la cancha con los vestuarios y golpearon la puerta con golpes de puño, ante la ausencia -insólita- de controles policiales. Adentro, los jugadores y el cuerpo técnico esperaban a que se calmaran los ánimos. De hecho, Martín Zuccarelli prefirió no salir a realizar su habitual conferencia de prensa.
Ese incidente se dio unos 15 minutos después de la finalización del partido había terminado, y con el Clemente Argentino ya casi vacío. Mientras, algunos hinchas que no habían abandonado la tribuna Ayrault, insultaban y hacían oír su descontento desde ahí.
Lo más complicado vino después, cuando unas 30 personas se instalaron en la calle y donde está la salida del vestuario local. Primero insultaron y después empezaron a tirar piedras contra el cordón policial, formado por los efectivos que utilizaban los escudos.
El cordón avanzó para dispersar a los revoltosos e inclusive dispararon balas de goma para disuadir al exaltado grupo de hinchas.
Pero las cosas no iban a terminar ahí. Otro grupo de hinchas, no más de media docena, se mezclaron con los periodistas, en actitud pacífica, pero cuando salieron los Zuccarelli por la puerta del vestuario que da a la calle se le fueron al humo, increpándolos y en algunos casos, insultándolos.
La dupla técnica mantuvo la calma, intentó poner la cara, no escapar de la situación e incluso, Humberto Zuccarelli, pidió a los policías que no agredieran a los exaltados hinchas que le gritaban en la cara: «Te tenés que ir, Zuccarelli».
Otros se acercaron para hablar con algunos históricos, como Alejandro Medina, hoy arquero suplente, para decirles: «Con vos está todo bien, pero se tienen que ir todos los porteños que vinieron a robar».
Todo se diluyó cuando los Zuccarelli, tras varios minutos, se subieron a un auto y partieron de lugar, mientras el resto de los jugadores se había disperado cuando la dupla técnica concentraba toda la atención.
Sin detenidos ni heridos
Lo aseguró el comisario mayor Guillermo López, quien además contó que cuando se esperaba la salida de los equipos tras la derrota de Guaraní, unos diez hinchas intentaron ingresar a la zona de vestuario. Lograron sacarlos de allí y “ellos comenzaron una refriega y a lanzar objetos contra el público por lo que el cuerpo de infantería los dispersó con gases lacrimógenos y balas de goma”, relató el oficial al ser entrevistado en Radio Libertad 93.7.
Finalmente López consideró que el operativo fue exitoso ya que no hubo heridos y ni detenidos.
