Una función para Cristina

La autoexclusión de nuestra presidenta Cistina Fernández de cualquier cargo que signifique continuar en la política doméstica de nuestro país, ya sea como diputada nacional, diputada al Parlasur o senadora nacional, cargos que según sus opositores le blindaría de juicios y acusaciones que podrían derivar en una condena no exenta del encarcelamiento.
Su estrecha vinculación con el Papa Francisco, antes adversarios en la diócesis argentina del arzobispo de Buenos Aires, y hoy , vinculados en una alianza que llegó hasta declaraciones hechas por Francisco en el sentido de la necesidad de garantizar la gobernabilidad del periodo de Cristina por el bien de una transición democrática.
Hoy se presenta la posibilidad de una alianza con el Papa Francisco, conveniente para ambos, para promover los objetivos de Desarrollo Humano que el Papa propugna a nivel mundial en casi una simbiosis complementaria con los objetivos del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) y en este contexto, Cristina puede ser la persona ideal para representa este cometido, como embajadora del mismo. Es así, que los antes adversarios, hoy se complementan en una alianza para promover una causa digna. Al contrario de las otras dos presidentas de la región-Bachelet y Rouseff-, Cristina accede al final de su gestión con un 50% de aprobación.
El objetivo de un reparto más equitativo de la riqueza, en un mundo donde uno de cada cinco habitantes, vive en situación de pobreza, según el informe de Desarrollo Humano 2014 del PNUD, son 1.500 millones de personas que no tienen acceso a saneamiento, agua potable, electricidad, educación básica o al sistema de salud, además de soportar carencias económicas incompatibles con una vida digna. El dato es superior al de pobreza extrema que aporta la ONU basada solo en la renta-vivir con menos de 1,25 dólares al día, según el cual hay 1.200 millones de pobres en el mundo. Con todo, son la mitad que en 1990, pero el PNUD advierte: “Aunque en términos generales la pobreza está disminuyendo, casi 800 millones de personas se enfrentan al riesgo de volver a caer en ella por causa de alguna crisis o adversidad”. La clave para que eso no suceda, es que los Estados se comprometan a prestar servicios sociales básicos y lograr pleno empleo para reducir la vulnerabilidad y para que el desarrollo sea equitativo y sostenible.”Erradicar la pobreza extrema no solo consiste en reducir sus niveles a cero, sino también en asegurarse en mantener estos logros” La nueva agenda de desarrollo tras el 2015, cuando se renovarán los Objetivos del Milenio, tiene que incluir un objetivo para reducir la vulnerabilidad de las personas, además de la pobreza y el hambre. Amenazas como las crisis financieras, los conflictos violentos, las fluctuaciones de los precios de los alimentos o los desastres naturales no solo obstaculizan el progreso, sino que además amenaza con destruir lo ya conseguido. “más de 1500 millones de personas viven en países en conflicto y 45 millones se vieron forzadas a huir por la situación de violencia y persecución en 2012, 15 millones de ellas son refugiados, la cifra más alta en 18 años”.
Paralelamente al enfoque del problema de la pobreza y sus consecuencias, el Papa Francisco se preocupa sobre el futuro de Nuestra Casa Común y las consecuencias que un paradigma tecnocrático que subordina la explotación de nuestro hogar a la obtención de utilidades. Abogará como lo hicieron antecesores suyos en el Papado, citando a Benedicto XVI que “el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social” y que “la política debe dar una respuesta entendida ésta como la expresión de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos”. Plantea la necesidad de un crecimiento sin destruir el planeta y sin aumentar las emisiones. “¿Cómo aprovechamos los recursos naturales preservando estos o sus beneficios a las generaciones venideras? ¿Cómo ese crecimiento lo hacemos sin dejar a millones de excluidos por el camino? Y ante los efectos del calentamiento global que afecta la supervivencia del ser humano en nuestro planeta, hace un llamado urgente a cuidar nuestra casa común cuando aun estamos en tiempo para ello.
Una cruzada que dignifica y que necesita el apoyo unánime de las naciones: Dar el pan a los pueblos hambrientos y preservar en forma sustentable Nuestra Casa Común, en la que Cristina puede ayudar a Francisco.

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