Paro aduaneros con tinte extorsivo

La fecha elegida por los aduaneros argentinos para realizar un paro de actividades en reclamo de mejoras salariales es a todas luces sugestivo, más allá del derecho que los asiste, en cuanto a la oportunidad.
Es que la medida de fuerza coincide con la presencia del Papa Francisco en el Paraguay, país al que arribará a las 15:00 del viernes 10 y permanecerá hasta el domingo 12 de julio, las 19:00, según el cronograma oficial difundido por las autoridades.
El paro de los aduaneros está previsto en dos etapas: desde el 10 y el 12 y desde el 16 al 19 de este mes, lo que implica que, durante esos días, no se llevarán a cabo ninguna de las operaciones de control fronterizo de las que tiene a su cargo el personal de ese organismo. En consecuencia, el tráfico de personas y vehículos hacia uno y otro lado de los límites internacionales estará suspendido mientras dure la huelga. Incluso el servicio ferroviario entre Posadas y Encarnación no funcionará
Es obvio que los dirigentes del Sindicato Unico del Personal Aduanero decidieron las fechas en función de esa especial circunstancia, conscientes del impacto social, político y mediático que tendrá la virtual paralización de los controles aduaneros en todo el territorio nacional.
De ahí el tinte extorsivo de la huelga, ya que de producirse, puede derivar en un verdadero caos de consecuencias imprevisibles.
Por lo demás, es difícil que aquellos que impulsaron la extemporánea protesta en nombre de sus representados obtengan el rédito que imaginaron y prometieron negociando mejoras salariales bajo la presión de un paro. Esa alternativa, históricamente, ha fracasado y no hay nada que indique que ahora ocurrirá lo contrario.
Sin embargo, dado el contexto en que se realizará el paro, y sin perjuicio de sus derivaciones en cuanto al reclamo puntual, la imagen del país sufrirá un grave deterioro a los ojos del mundo.
Sobre todo, porque existe un marcado interés global por la trascendental visita del Sumo Pontífice a tierras guaraníes.
También en el orden regional se ha generado una gran expectativa por la presencia del Papa Francisco en el Paraguay, como lo demuestra el hecho de que el puente internacional “San Roque González de Santa Cruz”, que une Posadas con la ciudad paraguaya de Encarnación –a través del río Paraná-, será utilizado por más de un millón de personas entre argentinos, uruguayos y brasileños para transponer la frontera rumbo a la capital del vecino país.
El panorama es conflictivo y debe buscarse una vía de solución impidiendo que la intolerancia y el interés sectorial empañen un acontecimiento de la trascendente significación como lo es la presencia del Papa Francisco en esta parte de Latinoamérica.

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