50 días

A 50 días para las Primarias, el cierre de las listas de candidatos a los cargos nacionales volvió a mostrar la centralidad de la presidenta Cristina Fernández en el futuro político inmediato. No quedan dudas de que seguirá siendo la líder y conductora del Frente para la Victoria aún sin estar en ningún cargo electivo que le «garantice fueros». No será candidata, pero mantiene intacta la iniciativa política y su imagen es la más alta de la historia a punto de concluir su segundo mandato, con un 50 por ciento de aprobación, similar al que tenía cuando fue reelecta en 2011 con doce millones de votos. Está claro que con o sin cargos, será ella quien marque la línea política en el movimiento, que no tiene un sucesor claro, pero que ya puso a otro Kirchner en la palestra, ya que su hijo Máximo será diputado nacional por Santa Cruz.
Será la primera vez sin un Kirchner en la boleta central desde 2003, pero el escenario político está preparado para la continuidad del modelo, con una gestión aprobada en todos sus términos y una oposición desorientada que no muestra ni despliegue territorial ni una opción convincente.
Se especuló hasta el cansancio sobre si la Presidenta apostaría por algún candidato o esperaría hasta las PASO para acompañar al ganador.
Ella misma se encargó de resolver todas las alquimias y jugó fuerte a favor de la candidatura de Daniel Scioli, a quien de todos modos, cualquier encuesta daba por ganador en la interna con Florencio Randazzo. Nadie sabe a ciencia cierta si la inclusión en la fórmula de Carlos Zaninni, un pingüino histórico, fue una jugada maestra del propio Scioli o una sugerencia de la Presidenta, pero de cualquier modo, cierra una ecuación que satisface a los kirchneristas de paladar negro que desconfían de la lealtad del motonauta.
Randazzo pretendía imponer su condición de «pureza» kirchnerista, aunque tiene en el «proyecto» menos tiempo que su rival, a quien Néstor Kirchner llevó como vice y después respaldó, no sin reticencia, en Buenos Aires. Si uno creció bajo el fervor menemista, el otro tiene sus orígenes al lado de Eduardo Duhalde.
La idea de «pureza» contrasta con la génesis del propio kirchnerismo, nacido con el padrinazgo de Duhalde y mutando de acuerdo a las circunstancias, con la transversalidad y la inclusión de dirigentes que no siempre resultaron ser los mejores exponentes de lealtad y pertenencia. La pureza, en todo caso, debería medirse en dirigentes nacidos y criados en la era kirchnerista, muchos de los cuáles todavía no están lo suficientemente maduros, en términos políticos, como para disputar la presidencia.
Si el candidato es el proyecto, como decían muchos kirchneristas antes de la decantación por Scioli, no habría problemas con el gobernador de Buenos Aires. Zaninni como vice fortalece el objetivo de la continuidad política.
Zaninni es un compañero de ruta tanto de Néstor como de Cristina desde hace más de tres décadas en la lejana Santa Cruz. Si alguien puede expresar la intimidad del pensamiento presidencial, es este abogado del que poco se conoce en público, pero que ha jugado un rol clave en las principales decisiones que ha tomado el kirchnerismo.
La decisión de la Presidenta de darle aire a la fórmula Scioli-Zaninni no tiene nada de romanticismo y sí mucho pragmatismo. Si no intervenía, quedaba implícito que apoyaba a Randazzo y si Scioli se imponía en las PASO, la primera lectura sería que ella misma había sido derrotada.
Con una imagen en niveles inéditos de aprobación a punto de culminar su segundo mandato, era un riesgo innecesario. La otra opción es que las primarias resultaran reñidas y que Scioli y Randazzo terminaran en tablas, dejando abierta la posibilidad de que Mauricio Macri -el mejor posicionado de la oposición- fuera el de mejor cosecha. La tapa de los diarios del 10 de agosto podría decir que el intendente porteño fue el más votado. La sociedad suele votar a ganador y una tendencia negativa podría llegar a ser irreversible.
El ministro del Interior parece haber asimilado el hecho de que no fue ungido por la Presidenta, pero dejó muchas dudas durante las primeras horas.
Él mismo se definía como el mejor exponente del proyecto, por lo que acatar la decisión de la conducción no es más que asumir las reglas del juego en una organización política con una conducción tan clara e imponente como la de Cristina.
Ante un colectivo social, un proyecto o «el otro», las apetencias personales deben quedar necesariamente de lado sin que eso signifique sentirse más o menos fuerte. Para la construcción política ningún cargo es menor y, en última instancia, será el pueblo el que sea la salvaguarda de sus propios intereses. Si no lo entiende así, sería una contradicción en si mismo.
Como moraleja emerge el interrogante sobre la eficacia de las Primarias como mecanismo de selección. Si bien es cierto que depura el escenario y elimina a aquellos que no logran los suficientes avales en las urnas, hasta ahora no ha demostrado ser una herramienta útil para los partidos políticos. Ni siquiera el propio oficialismo ha sacado provecho o pudo beneficiarse del sistema.
Para la candidatura presidencial, el kirchnerismo prefirió hasta ahora el candidato mejor posicionado, sin rivales. Primero Cristina en su reelección y ahora la lista única de Scioli. En el resto de los partidos, las primarias son un simulacro de selección que en la práctica no define nada: nadie duda que el PRO le ganará al radicalismo y a Carrió y la interna entre Sergio Massa y José Manuel De la Sota despierta muy poco interés.
La obligatoriedad no modifica la vida de los partidos, que, en última instancia, pueden definir sus candidatos por consenso o en internas tradicionales, como lo hizo el radicalismo en Misiones.
No es casual que cada vez sean más las voces en contra. El propio gobernador Maurice Closs deslizó la idea de que podría pedir un replanteo en el Congreso si es elegido diputado nacional en octubre. El presidente de la Legislatura, Carlos Rovira, fue contundente: «A la gente no le interesa la vida interna de los partidos».
De todos modos, los últimos días han mostrado que el kirchnerismo en la Nación y el Frente Renovador en Misiones son los únicos espacios capaces de asumir el centro de la escena. No hay señales de improvisación y el rumbo está claro. Los nombres de los candidatos se definen antes y la propuesta política está en marcha con la gestión como estandarte. No hay sorpresas en lo que se ofrece.
Las decisiones de Cristina implican siempre una profundización del rumbo que será difícil de desandar, sea Scioli o sea otro el futuro presidente.
En medio del debate por las candidaturas, la Presidenta anunció el envío al Congreso de un proyecto de ley para la actualización automática de la Asignación Universal por Hijo y las asignaciones familiares con el mismo sistema que el de las jubilaciones. Esa era una chicana que blandió la oposición en varias oportunidades, que ahora deberá acompañar en el Congreso por iniciativa del oficialismo. En paralelo, Cristina anunció un aumento del 30 por ciento en la AUH, una medida de alto impacto social y de movilidad económica.
Más allá de ser un soporte fundamental para miles de familias, el aporte económico cobra real dimensión cuando se miran los números: en Misiones casi 150 mil chicos reciben la AUH, lo que se traduce con el último aumento en 1.500 millones de pesos al año, lo mismo que se destina a seguridad o poco menos de la mitad de los recursos que reciben la salud y el desarrollo social.
Esa ingente masa de recursos es vital sostén para el combate contra la pobreza y la desigualdad social y va de la mano de la inclusión educativa y de la atención a la salud, ejes centrales de la gestión renovadora. Hugo Passalacqua y Oscar Herrera Ahuad son la cara visible de esa línea trazada en la última década.
La coherencia en el tiempo es parte esencial de la oferta electoral de la Renovación en Misiones y del kirchnerismo en el país. Han trazado un rumbo y cada paso busca fortalecerlo. No se anda a tientas ni se negocia a última hora.
La Renovación en Misiones fue la primera en dar a conocer su oferta electoral y el kirchnerismo también definió sin ambages su fórmula por decisión de la conducción.
Aquella foto del 22 de agosto del año pasado cobra singular relevancia a la luz de los acontecimientos. Ante un Teatro de Lírica repleto, Closs, Rovira y el vicegobernador Hugo Passalacqua recibieron a Scioli y le brindaron un caluroso respaldo. Muchos creyeron que era apresurado, que las cosas podían cambiar y que todavía faltaba conocer a los demás aspirantes. Muchos también se jugaron por Randazzo y hasta buscaron su protección para desafiar a la conducción.
La Renovación recibió a todos por igual y el propio Randazzo tuvo actos en Misiones, pero el respaldo a Scioli fue particular y la sintonía es mutua. Desde hace tiempo que Closs sostiene que el bonaerense era el camino más corto para el triunfo en octubre. «No fue arrastrado ni por los fundamentalistas del modelo ni por sus detractores. No especulo», había dicho Rovira antes de recibirlo en aquella tarde de agosto.
Finalmente, el tiempo le dio la razón a aquel respaldo anticipado y hoy Misiones tiene un inmenso canal abierto con Scioli que se puede transformar en una herramienta para sostener la sintonía fina.
La solidez política que exhiben la Renovación y el kirchnerismo contrasta con los vaivenes de la oposición. Mauricio Macri es quien aparece más fortalecido entre los aspirantes antikirchneristas, pero el PRO no logró mostrar hasta ahora cartas ganadoras. Perdió en todas las elecciones provinciales previas y en Santa Fe, donde la gran apuesta era el cómico Miguel Del Sel, el festejo se aguó a último momento.
El ex Midachi ya se probaba el traje de gobernador, pero en la última curva, ya con el «Lole» Reutemann como candidato a senador, perdió la punta y aunque todavía no se conocen los resultados definitivos, quizás su destino sea volver a casa. El socialismo retuvo el Gobierno por un puñado de votos, en una elección con una insólita paridad y en triple empate con el PJ.
Pero hay datos más preocupantes para Macri. El PRO también perdió en la mayoría de las comunas santafesinas y cedió diputados y senadores. Del Sel obtuvo cerca de 70 mil votos menos en estas elecciones que en 2011 (pasó de un 35,2 por ciento a un 30,58 por ciento) y fue el que menos votos sumó desde el recuento definitivo de las PASO provinciales a la elección general (Del Sel sumó 19.744 votos; el socialista Miguel Lifschitz, 25.265; y Omar Perotti, del FpV, 166.696).
La recuperación de Perotti es el dato que demuestra que lejos está el modelo de estar en caída.
El 70 por ciento de los santafesinos votó en contra de las proclamas de antipolítico que blandía Del Sel y Macri no pudo ensayar su pasito de baile. El PRO perdió votos y Mauricio quedó atrapado en una incómoda centralidad porteña de la que no puede salirse.
Es tanto el «porteñismo» que Macri tuvo que optar por Gabriela Michetti como su compañera de fórmula, pese a su largo distanciamiento por el apoyo del jefe a Rodríguez Larreta como candidato a intendente, cargo que puede peligrar con el crecimiento de Martín Losteau como candidato opcional del mismo modelo.
Para un espacio que se presenta como «la nueva política», el PRO no muestra demasiados nombres nuevos: Patricia Bullrich, la ministra del ajuste y el recorte del 13 por ciento de De la Rúa, eterna trotamundos política, será quien encabece la lista de diputados nacionales por la ciudad de Buenos Aires.
María Eugenia Vidal, la candidata en la provincia de Buenos Aires es, en realidad, porteña, de la ciudad y no conoce demasiado el extenso territorio bonaerense. Iba a llevar como vice a Cristian Rittondo, -quien también es del circulo pequeño del PRO y fue bajado 48 horas después de ser presentado-, pero las protestas de la UCR, que no tiene candidatos en Buenos Aires- obligaron a poner a un radical como compañero y primero se nombró a Juan Gobbi, el ignoto intendente de Chascomús. A las pocas horas volvió a cambiarse el nombre para imponer a Daniel Salvador, tan desconocido como el primero, cuya carta de presentación fue: «Estamos en condiciones de hacer una buena campaña».
Sergio Massa tuvo que esperar hasta casi la medianoche para conseguir un candidato a vice. Finalmente el que aceptó la oferta fue Gustavo Sáenz, intendente electo de Salta. En Buenos Aires, en tanto, el ex gobernador Felipe Solá finalmente aceptó volver a la competencia y será el precandidato del Frente Renovador para la gobernación de la provincia de Buenos Aires, con el ex ministro Daniel Arroyo como compañero de fórmula.
Los mismos problemas para el armado de las listas centrales, se trasladan a Misiones. El PRO no pudo convencer al radicalismo para ir en unidad y finalmente competirán en agosto con la promesa de que el que pierda, acompañará al ganador.
Pero lo cierto es que hoy están más cerca de la ruptura definitiva que de la unidad, ya que el radicalismo no está dispuesto a bajar la candidatura de Gustavo González a gobernador, condición excluyente para cualquier acuerdo.
El PRO es más pragmático y sigue apostando a un acuerdo más amplio, que incluya a Alex Ziegler como postulante a la Rosadita. En las primarias, de todos modos, habrá competencia.
El hoy presidente del PRO, Humberto Schiavoni será el candidato a diputado nacional por Misiones.
El ex ministro de Economía de Misiones deberá enfrentar a su ex jefe, Ramón Puerta, quien encabezará la lista del massismo. Puerta como era previsible encabezará la nómina, acompañado por Patricia Nusbaum, referente del Sindicato de Camioneros.
En tanto, el radicalismo llevará como lista principal a Hernán Damiani, pese a que juró ante los propios convencionales que no sería de la partida y se dedicaría a «reconstruir» el radicalismo.
A la lista de competidores se sumará el diputado chacarero Héctor «Cacho» Bárbaro, que será una colectora de Daniel Scioli en un acuerdo que incluye al radicalismo popular de Moreau, con los diputados María Losada y Hugo Escalada como caras visibles. También el Socialismo llevará al abogado Dionisio López.
El Frente Renovador de la Concordia hace tiempo ya nominó a sus aspirantes. El gobernador Maurice Closs será quien encabece la lista, acompañado por la camporista Cristina Britez, el ministro de Gobierno, Jorge Franco y el joven Daniel Di Stefano.
El jueves se confirmó que la candidata a integrar el parlamento del MERCOSUR será Cecilia Britto, actual secretaria legislativa de la Cámara de Diputados y como suplente irá Carla Pretto.
Closs mantiene una imagen positiva cercana al 80 por ciento, similar a la que tenía cuando fue reelecto en 2011 y la gestión es la bandera de campaña.
Las innumerables obras que se inauguran casi diariamente y las otras que están en ejecución son una muestra palpable de la decisiva de la fortaleza del Estado que nunca paralizó su acción.
La sana administración permitió esta semana una sorpresa que viene como anillo al dedo para que los empleados públicos celebren el día del Padre.
Closs decidió otorgar un plus de mil pesos para los estatales de los tres poderes y los jubilados, que se sumó al pago del aguinaldo.
El plus se pagó con los ahorros de la Provincia y significa una erogación de 75 millones de pesos, que se suma a los 360 millones del medio aguinaldo que se depositó este miércoles, siendo Misiones la primera provincia del país en pagar el sueldo anual complementario.
El aguinaldo se convirtió en casi la mitad del salario, ya que en los últimos años, los conceptos remunerativos pasaron del 30 por ciento al 90 por ciento en promedio de la mayoría de reparticiones.
«Finalizamos el mandato con un gran ritmo de gestión, asignando recursos a planes sociales, productivos y un fenomenal ritmo de obra pública.
Los recursos que supimos ahorrar mientras desendeudábamos a la provincia, los queremos asignar con eficiencia y justicia, por eso creímos justo asignar parte de estos ahorros a los empleados públicos y jubilados», indicó Closs.
La fortaleza del Estado es central para la Renovación desde que se fundó. El desendeudamiento fue clave para poder determinar qué hacer con los recursos y el ahorro permite pequeños gestos que impactan mucho en el bolsillo del trabajador. Es el segundo plus que se otorga, sumado al de fin de año.
Pero también la estructura salarial ha cambiado dejando atrás adicionales no remunerativos y en negro, lo que favorece hasta tomar la decisión de jubilarse.
Esa centralidad del Estado se pone en juego también en Misiones, con oposiciones más interesadas en esquemas en los que no tenga tanta importancia y donde el sector privado sea el privilegiado para generar un derrame, método que hasta ahora no demostró ser eficaz.

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