Renovadas miradas frente a las viejas recetas

También el título del artículo podría denominarse “El Poder económico  versus el Resto del Mundo”, en el que el primero cada vez pierde más terreno ante los nuevos países desarrollados y los países emergentes, cambiando el eje de la economía mundial.

Estas conclusiones son extraídas de algunas de las disertaciones –excelentes por cierto- llevadas a cabo en las“Jornadas Monetarias y Bancarias 2015” organizadas días atrás en la ciudad de Buenos Aires por el Banco Central de la República Argentina y en la que tuve la oportunidad de asistir.

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Hace ya varias semanas atrás que el Fondo Monetario Internacional (F.M.I.) reitera que este año caerá la actividad económica en la Argentina, al igual que Brasil y Venezuela. Su Subdirector del Hemisferio Occidente, David Lipton, señala que la caída de los precios de los “comoditties” generará menores ingresos a la región lo que a su vez provocará presiones fiscales a los gobiernos por menores ingresos, para lo cual los gobiernos tendrán que hacer esfuerzo para reducir sus déficits presupuestarios y proporcionar mejores incentivos para promover la inversión privada; también tendrán que mejorar la eficiencia y la productividad de la inversión pública (muy dudosa efectividad). (Publicado en infoabe el pasado 02 de junio de 2015).

Esta síntesis de la posición del F.M.I. sobre los países de la región –y aplicable a cualquier país del planeta- constituyen las “viejas recetas” del organismo, poner en marcha políticas ortodoxas y con resultados conocidos: cuando la actividad económica se contrae lo que genera déficit fiscales, reducir el Gasto Público para “corregir” estos desequilibrios para generar condiciones que incrementen la inversión privada (lo que nunca ocurre), por lo que se reducirá aún más la Demanda Agregada de Bienes y Servicios, contrayendo en forma potenciada la economía.

Leyendo y repasando los informes anuales del F.M.I. de fines de los años 1980 a la fecha, las recomendaciones no cambian: corregir los déficits estructurales para generar un clima de negocios favorables para que la inversión privada aumente (el aumento de la inversión compensaría la reducción del Gasto Público). El problema reside en que la reducción del Gasto Público significa por ejemplo reducir el ritmo de las obras públicas, o ejecutar a menor ritmo programas de gobierno los que disminuyen la Demanda Agregada de Bienes y Servicios, reduciendo las ventas, la producción y el empleo, y la Inversión privada únicamente ocurre si ese “clima de negocios” es favorable, las empresas invierten si producen y venden más, no lo hacen cuando sus ventas se reducen, de manera tal que el sector privado no compensará la retirada que produzca el sector público al “corregirse estructuralmente”.

En la vereda de enfrente al F.M.I. aparecen hoy otros organismos multilaterales que realizan análisis más profundos y realistas, aportan otra visión de la economía orientada más al ser humado como centro de la economía y de las políticas económicas: la UNCTAD (La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo), la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), OIT (Organización Internacional del Trabajo), docentes e investigadores de diferentes Universidades e Institutos (Universidad de Ottawa Canadá, Universidad de Notre Dame EUA, Instituto Wiener de Austria, Universidad Di Trento Italia, Universidad de Roma Italia, Univesidad de Boston EUA, Instituto Económico Levy EUA, entre otros).

Estas posiciones constituyen una brisa fresca que consolida los cimientos de las posiciones asumidas por los países emergentes, en especial de América Latina que comenzaron desde hace una década a esta parte, a marcar otro ritmo y otro sonido en las orquestas del mundo.

Así por ejemplo, Marc Lavoie docente de la Universidad de Ottawa, Canadá señala que a nivel global hay dos posiciones encontradas: I) la del FMI y de Olivier Blanchard que propone que todo siga igual y II) la posición de Joseph Stiglitz que sostiene que la crisis actual es consecuencia de la teoría económica, la cual debe cambiar.

Agrega Lavoie que aumenta el consenso que: El impacto de las Políticas Fiscales Expansivas es positivo, que los controles a los flujos de capital son buenos, y que también se debe llevar a cabo el control directo del crédito. Sostiene finalmente que se deben ampliar los objetivos de los bancos centrales como se hizo en la Argentina: no solo debe ser la estabilidad de la moneda, también debe ser mantener la Producción cercana al pleno empleo.

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Ricardo Kozul-Wright UNCTAD (Conferencia de la ONU sobre comercio y desarrollo) afirma que las amenazas del estancamiento mundial secular aún está vigente, que la demanda del sector privado dada por el Consumo y la Inversión aún hoy no son fuertes, y que la única manera que la inversión privada pueda incrementarse es a partir de aumentos sostenidos en el Gasto Público que den lugar a externalidades positivas, traducidas en ese objetivo determinado.

Lamenta Kozul-Wright que a pesar que la UNCTAD ha efectuado interesantes informes al G-20 (Grupo de 20 países que habitualmente se reúnen incluyendo la Argentina) hasta ahora no ha tenido recepción favorable por parte de la mayoría de ese grupo de países.

Desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Raymond Torres señala los fracasos de las reformas a los mercados laborales en busca de mayor flexibilidad, que es propio de las viejas fórmulas liberales y de autoregulación de los mercados. La falta de seguridad laboral también termina atentando contra la productividad del trabajo y perjudicando al funcionamiento de la economía, sin contar que también aumenta la tasa de desocupación y desmejora la calidad del trabajo (aumenta la informalidad laboral y los trabajos precarios).

Kazimierz Laski del Instituto Wiener de Austria aborda la situación crítica de Europa, y defiende la posición que en algunas situaciones el déficit fiscal no es una irresponsabilidad del Gobierno, sino una necesidad enfrentando a la postura expuesta por David Lipton del F.M.I. Cuando la economía entra en recesión, el sector privado se contrae, cae tanto el Consumo privado como la inversión de las empresas, y para que la economía se recupere el Gobierno debe estimular la Demanda Agregada. Un programa de austeridad fiscal como recomienda el FMI solo agravará la situación.

Respecto al tema de la deuda pública, Laski señala que ante las recomendaciones de ajustes estructurales en el Gasto Público para reducir la deuda pública en estas situaciones, hay que hacer justamente lo contrario, es decir “la deuda se cura con más deuda” es como combatir el fuego con el fuego, hay que endeudarse en el corto plazo, aumento el Gasto Público y estimulando la economía, para que se reincorporen tanto el consumo como la Inversión lo que terminará generando mayores ingresos fiscales.

A pesar de los programas de austeridad fiscal impuestos en los países de Europa en crisis, el déficit fiscal sigue existiendo.

Dimitri Papadimitriou (Levy Economics Institute EUA) realiza un análisis de la situación de la economía griega a la luz de las recomendaciones del FMI y los planteos del flamante gobierno de renegociar la deuda.

Hasta el III Trimestre de 2014 la economía griega comenzó a mostrar signos positivos: El PBI dejó de caer, el superávit primario alcanzó 1,9 MM Euros, hubo aumento del 15% en los salarios nominales, cayó levemente el desempleo y mejoró la cuenta corriente. En el IV Trimestre 2014 el PBI volvió a caer. Recordemos que el PBI entre 2007 y 2012 el PBI cayó 26%.

Entre 2010-2014 el índice de salarios cayó 22%, pero los precios caen a mucho menor tasa (antes de 2011 nada, en 2013 -3% y en 2014 -2%). Solamente bajaron los precios de la construcción e inmuebles, no así el resto inclusive las manufacturas registraron aumentos de sus precios en 22%. La deflación para mejorar la competitivad no dio resultado, además Grecia exporta afuera de la Eurozona más que nada a Turquía y Bulgaria.

La relación Deuda/PBI es hoy de 178%.

El Instituto Levy desarrolló unos modelos macro en tres escenarios: un pesimista, un optimista, y un tercero suponiendo quei el gobierno griego consiguiera un perdón de los vencimientos de deuda, suspendiendo el pago de intereses (cercanos a los € 7.200 Millones) con congelamiento de la deuda, generando un “New Deal” (Nuevo Acuerdo) para volcar esos recursos en programas de estímulo fiscal

El escenario pesimista prevé que el PBI caerá 1,4% en 2015, y 0,1% en 2016 creciendo levemente 1,1% en 2017, para lo cual no se crearán nuevos puestos de trabajo y el más de millón de jóvenes sin trabajo hoy será una generación perdida por no tener acceso a las “oportunidades del mercado”.

El escenario optimista no mejora mucho, pues el PBI crecería 1% en 2015, 2,8% en 2016 y 1,4% en 2017 que posibilitará crear solamente 100.000 nuevos puestos de trabajo y no soluciona el panorama desalentador para la juventud griega.

Llevando a cabo el “New Deal”, estimulando a la economía con un aumento del Gasto Público con los recursos que obtendrían de no desembolsar los vencimiento de la deuda externa, el PBI griego crecería a tasas del 3,7% 5,9% y 1,4% respectivamente, lo que permitirá crear 900.000 nuevos puestos de trabajo (pasando de 3,5 millones de trabajadores a 4,4 millones).

En nuestro país, fue Néstor Kirchner primero y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner después quienes se opusieron sistemáticamente a las “recomendaciones” del FMI, adoptando la decisión de cancelar la deuda que tenía la Argentina con ese organismo de U$S 10.000 millones para evitar su monitoreo periódico a las cuentas de nuestro país por ser un deudor de ese organismo.

No hubo muchos antecedentes: la historia cuenta que Bernardo Grinspun, el primer ministro de economía de Raúl Alfonsín entre 1983 y 1985 también se enfrentó duramente a los funcionarios de ese organismo, inclusive con actitudes hostiles, pero no tuvo éxito y debió dejar el despacho de Hacienda antes de lo previsto.

Soplan renovados vientos, rescatando las recomendaciones de Jhon M. Keynes, ajustada a los nuevos tiempos y a los cambios de los sistemas económicos dado que han transcurridos más de 80 años desde la publicación de su “Teoría General…”. Esta brisa fresca que traen hoy varios organismos multilaterales de diferentes puntos del planeta permite generar expectativas optimistas para que la inclusión social y el crecimiento sea una posibilidad viable en el mundo que aún no termina de superar la crisis que lo afecta.

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