“Hay un default ético”

El obispo de la Diócesis de Oberá, Damián Santiago Bitar, reflexionó sobre los «cambios necesarios que debe realizar la sociedad en su accionar cotidiano», en lo que denominó la «Revolución Moral».
«Sin entrar en discusiones técnicas, muchos economistas afirman que si Argentina entra en default, esta situación, entre otras cosas detiene la llegada de capitales, las inversiones, la generación de puestos de trabajo etc. Sin embargo, el otro mucho más complejo y nocivo: el default ético que azota nuestro país y gran parte de las naciones de la tierra. Conocemos algunos de sus dolorosos efectos: la corrupción generalizada, las desigualdades sociales, la explotación y descarte de personas (abortos, abusos, trata, etc.), la crispación social y la violencia, el crecimiento de la criminalidad, el avance del narcotráfico y el consumo de drogas, la impunidad y la mentira; la «emergencia educativa», el «caos afectivo-sexual», el quiebre de la institución familiar, la situación de miles de jóvenes «ni ni» (ni estudian ni trabajan)…son un muestreo de una sociedad en estado de «default», del que -está demostrado-, no saldremos sólo con declaraciones, discursos, reuniones, congresos o elecciones. Urge una verdadera revolución moral», aseveró el religioso.
«Mejorar económicamente es importante pero no es suficiente, las modernas tecnologías no bastan. Tampoco es «mágico» votar cada cuatro años, porque los problemas vuelven a emerger y parecen recrudecer», puntualizó Bitar.
«Debemos sincerarnos y reconocer que poco a poco, quizá demasiado ocupados en consumir y «pasarla bien», hemos dejado enfermar el alma…y no es poca cosa, porque el alma, el «corazón», es la «sede» donde se definen nuestras opciones, prioridades y acciones, para bien o para mal… Con absoluta claridad lo enseña Jesús: «Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas, provienen del interior y son las que manchan al hombre»». P
«Por lo tanto, el «proceso revolucionario» que necesitamos para que emerja una sociedad más humana, más sana, más ética, no es principalmente un proceso «contra otros»; sino «contra uno mismo». La verdadera revolución es ante todo interior, es un llamado al cambio, un «volver» -parece mentira decirlo- a la razón y a la ley natural, y para los creyentes «revolución interior» es un fuerte llamado a la conversión que implica «volver» a Casa, volver al Padre, volver a Dios por medio de Jesús. Son estupendas las palabras del Papa Francisco: «Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por El»)… «Quienes se dejan salvar por El, son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría
«Estemos atentos a dos tentaciones en las que solemos caer con frecuencia: hacernos los distraídos y echarle la culpa a otros. Es hora de mirarnos a nosotros mismos y reconocer nuestras enfermedades del alma”, culminó.. Tenemos un buen «Médico» para exponerlas. Él puede sanarlas. Gratuitamente. ¡Seamos parte de esta revolución que nos saque del default!»

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