Quienes conocen la historia de la UCR saben de qué se trata. Cacho Barrios siempre tuvo y sintió placer subiendo y bajando candidatos. Lo hizo siempre sin miramientos, sin piedad alguna y sin aciertos. Jamás ayudó o acertó para que otro gane. El único que ganó fue él y hace más de 30 años. Esto de ser «subidos» y «bajados» por Cacho es algo que padecieron y bien lo conocen sus adversarios del partido, pero más aún sus amigos, sus fieles. Casi en un sadismo de la política Cacho pareciera que siente placer sometiendo a sus amigos, subiendo y bajando justamente a aquellos que incluso tienen o tuvieron devoción por el ex gobernador. Hoy, superando los 80 años muchos pensaron que eso formaba parte del pasado, pero no es así. Dos párrafos y ejemplos bastarán para corroborar que el subidor y bajador serial sigue activo, inescrupuloso e impiadoso. Como en sus peores épocas Cacho bajó sin miramientos la carrera ascendente de Luis Pastori. El disciplinado contador fue calificado de gris y viejo por Cacho y fue presionado hasta tal punto que debió ceder ante los argumentos que sostenían que era tiempo de un joven carilindo y profesional como Gustavo González. De la mano de Cacho, González ascendió. Ahora es el mismo Cacho el que presiona sin piedad ni códigos a González para que se baje y entreguen la UCR a manos de los Macripuertistas hermanos Schiavoni y del reciente ultra K renovador Alex Ziegler. Cacho perderá todo pero no la maña. Lo seguirán padeciendo aquellos que todavía confían en él, la UCR y los militantes que tras sus pasos van de fracasos en fracasos.
Ramón Oscar Vega
DNI 13.875.846
