El mensaje de las calles

La consigna de #NiUnaMenos que recorrió todos los rincones del país es una estremecedora señal de alarma, un grito de auxilio de miles de mujeres que padecen diariamente la violencia de género. Muere una cada 30 horas. Mujer, madre, niña, adolescente. Violada, golpeada, agredida, denigrada. Misiones es la provincia del NEA con mayor cantidad de femicidios. Una verdad que duele.
La masiva movilización es una alerta de que algo hay que hacer. Ya. Para el Gobierno, para la oposición, para la sociedad. Para los hombres. De nada sirve colgarse el cartelito si no se toma la cuestión en serio. No hay aquí banderías políticas.
La marcha del miércoles es también una muestra de que la sociedad está movilizada, que asume sus problemas y lucha por sus derechos. Es un signo del tiempo que se vive. Hoy la sociedad tiene conciencia de sus derechos y está dispuesta a salir a la calle para defenderlos.
El dato debe ser tomado en cuenta sobre todo por el futuro presidente. No se puede retroceder, sino que se requiere más. Más derechos, más protección, más seguridad. Ir para atrás significará, en todo caso, una dura puja con las calles pobladas. La pasividad con la que se asumieron medidas económicas, ajustes, represiones y entrega del patrimonio nacional parece haber sido sepultada definitivamente en 2001, cuando De la Rúa huyó por los techos de la Casa Rosada.
Las manifestaciones masivas de los últimos meses lo ratifican. La sociedad sale a la calle a celebrar o a reclamar. Ya no es una simple espectadora de lo que la rodea, sino que se asume como protagonista. Los jóvenes vuelven a animarse a tener una pertenencia política, sea cuál fuere el color elegido.
Esa efervescencia anticipa que no se está dispuesto a cualquier retroceso. Mucho mérito tiene la presidenta Cristina Fernández, con la constante ampliación de derechos que partió desde el Estado.
Pero también lo tiene la propia sociedad que se cansó de políticas que siempre iban a contramano de lo que se necesitaba. Hasta hace no demasiado tiempo, el ajuste era un remedio infalible para cualquier síntoma de enfermedad de la economía.
Los recursos destinados a la salud, educación o a protección social, eran considerados un gasto y no una inversión a futuro.
Los últimos años han cambiado esa ecuación y la sensación es que no habrá margen para un retroceso brusco. Eso va para oficialistas y opositores.
Daniel Scioli es, si se quiere, el candidato más de centro que ofrece el oficialismo, ante un contendiente más radicalizado como Florencio Randazzo. Pero el gobernador bonaerense reconoce que no tiene demasiado margen -hasta ahora- para diferenciarse y en los últimos días se cansó de repetir que es quien “más banca el proyecto” desde sus primeros años junto a Néstor Kirchner.
Randazzo en cambio, juega a la ofensiva y pone al propio Scioli como los candidatos que pondrían en riesgo la continuidad del modelo. Con la incógnita de saber si la presidenta Cristina Fernández será o no candidata, el modelo es el proyecto central y Randazzo juega con la idea de ser el mejor defensor.
La Presidenta se retira del Gobierno con una imagen elevadísima, superior al 60 por ciento y con una economía que volvió a los carriles de la normalidad después de transitar un 2014 que fue turbulento. Lejos de estar “aislada”, la Jefa de Estado mantiene una intensa agenda política.
Ayer se reunió con Lula Da Silva en Roma y hoy mantendrá un nuevo encuentro con el Papa Francisco, al mismo que le recomendaron por “cartas abiertas” no recibir a la Jefa de Estado en tiempos de campaña política.
Mañana, en tanto, brindará una disertación ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. La organización distinguirá a nuestro país y la presidenta Cristina Fernández recibirá el premio que fue otorgado por las políticas de Estado en materia alimentaria en reconocimiento de progresos notables y extraordinarios en la lucha contra el hambre.
La Fao no sólo distinguirá a la Argentina, sino que también reconoció por segunda vez los avances que gracias a la Revolución Bolivariana, han permitido erradicar el hambre en Venezuela.
Según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), este país redujo sus niveles de subnutrición: el nuevo mapa del hambre 2014 lo presenta como uno de los que más ha hecho para que su población coma bien y dignamente, apuntó el representante de la FAO en Venezuela, Marcelo Resende en una entrevista concedida a TeleSURtv.net.
En tanto, Lula Da Silva, abrió el encuentro internacional detallando los avances del programa Hambre Cero, que puso en práctica tras su elección en 2003, y que mejoró sensiblemente el bienestar general en el país.
Cuando asumió el cargo, el 20 por ciento de la población brasileña padecía hambre. Ese porcentaje se ha reducido al cinco por ciento hoy.
“Esta es la primera generación de brasileños que no ha tenido que afrontar el drama del hambre” dijo Lula en una apasionante exposición sobre cómo la “transferencia de ingresos a los más pobres beneficia mucho al país en su conjunto”.
En Argentina no hubo un programa como el Hambre Cero, pero la transferencia de recursos llegó de la mano inicialmente de la Asignación Universal por Hijo -que beneficia en Misiones a más de 150 mil chicos- y después con otros planes financiados por el Estado como el Progresar, para que los chicos culminen sus estudios secundarios. Pero la centralidad del Estado no se acaba allí, sino que también hay créditos para la construcción o compra de viviendas y hasta para el consumo, en condiciones mucho más favorables que lo que ofrece el sistema financiero.
Argentina, Brasil y Venezuela, los tres países cuyos gobiernos han sido demonizados por “populistas”, están entre los que más avances lograron en contra del hambre, gracias a políticas de distribución del ingreso que sacaron a millones de personas de la pobreza estructural que padecían producto de eternas políticas de ajuste. El mismo ajuste que agitan los opositores, tanto aquí como en los vecinos países.
Sin embargo, la distribución de la riqueza es una preocupación que afecta no solo a los “países populistas”, sino que en los mismisímos Estados Unidos, sus ciudadanos se preguntan qué hace el Gobierno para mejorarles la calidad de vida. Según reveló una encuesta de The New York Times y CBS News, la mayoría de la población cree que la distribución de los ingresos y las oportunidades deberían ser más equitativas y que la reducción de las brechas es un problema del que el gobierno debería ocuparse. Casi seis de cada 10 estadounidenses dicen que el gobierno debería hacer más para reducir la brecha entre ricos y pobres, una opinión que aparece dividida, dependiendo del partido al que se pertenezca. Solo un tercio de los republicanos apoya un papel más activo del gobierno, frente a ocho de cada 10 demócratas.
Estos hallazgos ayudan a explicar las apelaciones populistas de los políticos de ambos partidos, pero en especial las de los demócratas, que están tratando de capitalizar el sentimiento entre los estadounidenses de que la recuperación económica solo está beneficiando a un puñado en la parte superior.
Lejos de una cuestión estrictamente partidista, la desigualdad ocupa un lugar preponderante en las mentes de casi la mitad de los republicanos y dos tercios de los independientes, lo que sugiere que sobrevivirá a las primarias presidenciales y se convertirá en un tema central de las campañas para las elecciones generales del próximo año.
En la Argentina, la polarización entre el kirchnerismo y Mauricio Macri es una respuesta a este conflicto.
Buena parte de la sociedad entiende que el candidato que represente al oficialismo será el que mejor cuide los derechos ampliados conseguidos en la última década y genere las condiciones para ir por más.
La otra parte es la que entiende que hay que cambiar el rumbo, volver a una economía liberada con dólares de compra libre y ajustes sobre el gasto del Estado.
Macri encaja perfecto en esa idea y por eso es el elegido del poder económico. Macri reafirmó en Córdoba que su primer acto de gestión como presidente sería la emisión de «los decretos por los cuales se eliminan las retenciones a las economías regionales». Las retenciones explican en buena parte los recursos para las políticas de contención social que implementó el Gobierno. Sin esos recursos, será difícil sostenerlas.
Sergio Massa se quedó en el camino intermedio y fue perdiendo respaldos hasta en su bastión principal, la provincia de Buenos Aires, donde parecía invencible. El establishment considera que la candidatura del ex intendente de Tigre no hará más que dividir a la oposición y favorecerá la continuidad del modelo.
A horas de la inscripción de los frentes para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, no hay garantías de que Massa siga siendo candidato a presidente.
Se devaluó tanto su postulación que ya ruega por un acuerdo con Mauricio que unifique a la oposición. Hasta el Colorado De Narváez se bajó de su candidatura a gobernador de Buenos Aires para que haya un acuerdo entre Massa y Macri, pero el líder del PRO desprecia la oferta y prefiere seguir con la «pureza» de color amarillo. La desesperación no es el mejor argumento para llegar a un acuerdo y Macri sabe que está hoy en una posición dominante, que puede explotar muy bien hasta último momento.
Macri sabe que se impone con comodidad en las PASO ante los radicales y la candidatura testimonial de Lilita Carrió. Es apenas un trámite. Por eso no quiere saber nada con un acuerdo con Massa que lo obligaría a cambiar de estrategia y de discurso, ya que su pureza radica en no tener a ex kirchneristas entre sus filas.

 

En la UCR admiten resignados que la idea de competir con el intendente porteño no parece haber sido la más acertada. Es que un triunfo cómodo de Macri le deshará de compromisos hasta para repartir cargos en un eventual futuro gobierno.
Por eso, en las últimas horas aumentó la presión para que la competencia sea en todas las categorías y no solo en las presidenciales. En la UCR misionera se esperanzaban con una lista de consenso para diputados nacionales que sirva como base para la gran alianza opositora ante el compromiso definitivo de octubre.
Sin embargo, el PRO podría decidir ir con lista propia para diputados nacionales, encabezada por Humberto Schiavoni, el presidente del PRO y hermano de Alfredo, hasta ahora candidato a gobernador en Misiones.
Es el peor escenario para el radicalismo, que quiere llevar a Hernán Damiani al Congreso nacional. Macri puede generar un efecto arrastre que termine beneficiando a los Schiavoni y sepultar la idea de tener otro integrante en Diputados, al mismo tiempo que desmoronar las chances de que Gustavo González se sostenga al frente del pacto opositor.
Son horas de intensas negociaciones. Los radicales quieren convencer a sus socios de que es mejor que se sumen y no compitan. Pero en el PRO se cansaron de esperar definiciones y entienden que solos pueden obtener mejores beneficios que en sociedad con un partido que promete más de lo que garantiza.
Incluso Alfredo sostiene que el PRO en soledad, gane o pierda las elecciones, puede sumar más bancas en la Legislatura que si comparte la lista con el radicalismo y otros socios.
Héctor “Cacho” Bárbaro también mantiene la incógnita sobre su participación en la alianza opositora y advierte que puede ir en soledad para retener la porción de poder que se ganó en las elecciones pasadas. El diputado del partido Agrario ya anunció que acompañará al candidato presidencial que surja del Gobierno, lo que impide su acercamiento a la alianza grande porque el PRO no quiere tener vínculos con ningún “kirchnerista”.
Claudio Wipplinger perdió peso en las negociaciones y algunos ya lo miran como innecesario en la alianza, salvo que sea candidato a intendente de Posadas. El diputado que dio sus primeros pasos en la política de la mano de Mauricio Macri y después quiso entrar al espacio de Daniel Scioli, además de coquetear con el massismo, estuvo en la presentación del libro de apuntes de Ernesto Sanz, el candidato a presidente del radicalismo que tuvo escaso éxito en su paso por Misiones.
El escenario provincial aparece incluso más fragmentado con la irrupción de Alex Ziegler como outsider de la Renovación. El diputado nacional se alejó definitivamente de la Renovación y confirmó su candidatura a gobernador. Pero no tiene respaldo -al menos visible- por lo que no llevará a ningún candidato a presidente en su boleta.
El nacido en Eldorado asegura que sus diferencias con el frente que le permitió dar sus primeros pasos en la política, pasan por cuestiones identitarias. Se puede agregar también, una visión bastante distinta del modelo económico aplicado en estos últimos doce años.
Su propuesta económica está siendo diseñada por los elegantes boys de la fundación Mediterránea, la misma de la que abrevó Domingo Cavallo, ex ministro de Economía del menemismo y de la Alianza.
Una alternativa que comenzó a negociarse en las últimas horas es que baje su candidatura a gobernador para sumarse a la alianza entre radicales y el PRO.
En esta alternativa, Ziegler sería candidato a intendente de Eldorado y Gustavo González encabezaría la fórmula provincial, mientras que Alfredo Schiavoni iría como candidato a intendente de Posadas.
El acuerdo está en sus primeros pasos y nada definido. “Todavía nada para comentar”, respondió lacónico el actual diputado nacional. “Hasta el miércoles hay tiempo”, agregaron desde el PRO.
Ziegler tuvo que salir a negar que se reunió con Ramón Puerta, hoy en el devaluado massismo, pero el ex gobernador no cerró las puertas a un acuerdo, con la condición de que el eldoradense también reniegue de su costado kirchnerista.
Entre tanta incertidumbre, el Frente Renovador y su sociedad con el Frente para la Victoria, es el único espacio que brindó anticipadamente certezas sobre la oferta electoral. Hace una semana presentó a sus candidatos principales con Hugo Passalacqua y Oscar Herrera Ahuad como baluartes de la fórmula principal y el actual gobernador Maurice Closs como líder de la lista de diputados nacionales, que tendrá como segunda a Cristina Brítez, una joven de La Cámpora, funcionaria de la Anses de Eldorado. En tanto, el presidente de la Legislatura, Carlos Rovira, irá por un tercer mandato.
La propuesta de la Renovación es clara y sin ambages. Profundizar lo realizado. Los dos candidatos principales representan las aristas más importantes de la gestión de los últimos años: la educación y la salud. Esa visión humanista es la que distingue al oficialismo de las demás propuestas que están todavía inmersas en el debate por candidaturas y no logran proyectar un programa de trabajo definido. A pocos meses de las elecciones, solo se conocen visiones sobre temas puntuales, pero no un programa de Gobierno que se puede contrastar con el modelo iniciado en Misiones en el año 2003.
Passalacqua durante su paso por Educación logró enfriar los ánimos con los gremios educativos. Los puso en el mismo plano en las negociaciones que ya no fueron entre “patronal” y empleado, sino con la mirada puesta en la educación, un concepto que fue profundizado con la gestión de Luis Jacobo.
Herrera Ahuad es un ministro de Salud que no se queda nunca en su oficina. Se caracteriza por recorrer palmo a palmo la provincia para conocer las necesidades de los hospitales y centros de salud y dar respuestas rápidas. Conoce el interior profundo y las necesidades de las zonas más alejadas, producto de su propia experiencia en San Pedro, de donde es oriundo.
La gestión en Salud permitió también mejorar indicadores que fueron históricamente negativos, como el de la mortalidad materna e infantil. Ahora, con la puesta en marcha de los centros de prevención y recuperación de la desnutrición con el sistema Conin, se da un paso más en la lucha contra la desnutrición en Misiones, que tiene como su programa emblema a Hambre Cero, que ya recuperó a más de diez mil personas.
El Estado misionero se hizo cargo de la realidad que en otros tiempos había sido naturalizada y por eso mismo logró modificarla.
Pero cada día surgen nuevas demandas, nuevos desafíos. El clamor reflejado en la consigna #NiUnaMenos tiene en Misiones sobradas causas.
La violencia familiar es un flagelo, al igual que los femicidios que duelen cuando la protección no llega a tiempo.
Por eso se crearon juzgados dedicados exclusivamente a los casos de violencia familiar y el gobernador Maurice Closs acaba de girar a la Legislatura los nombres de los postulantes para cubrir los dos primeros tribunales específicos: Alfredo César Olmo Herrera para el de Posadas y Edelmira Salvi, para Aristóbulo del Valle. Más acceso a la justicia para que el #NiUnaMenos no vuelva a atronar en las calles.

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