El Chango Spasiuk recibió el título de Doctor Honoris Causa

El acordeonista misionero cierra una semana inolvidable, viene de ser el padrino del Iguazú en Concierto, ganar su cuarto premio Gardel esta vez en la categoría Chamamé y en la tardecita del viernes recibió el título de Doctor Honoris Causa con Mención Especial al Mérito Social-Cultural de parte de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM).

La entrega de la mención se realizó en el comedor universitario ubicado en el barrio Palomar. Allí lo esperaban músicos, amigos, su familia y las autoridades universitarias. Fue una entrega a pura música, con la apertura de los Grillos Sinfónicos.

Luego llegó la parte protocolar donde el rector de la universidad, Javier Gortari entregó el diploma y la resolución al artista. Luego expresó que “con esta distinción estamos profundizando , destacando, poniendo en valor; hacia afuera de la Universidad, hacia la juventud la importancia de rescatar nuestros valores. Rescatar nuestra cultura, nuestra identidad, nuestra música, nuestra literatura, nuestro arte”.

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Apreció que la trayectoria del Chango tiene algo que “los argentinos venimos recuperando, que es saber que se puede. Si queremos se puede. Con disciplina, trabajo y estudio se puede”. Recordó que pasó del Club Ucraniano y las fiestas en casas de los vecinos o las peñas en el comedor universitario al teatro Colón.

“Creo que también estamos valorizando a todo el movimiento musical de la provincia con esta actividad” dijo el rector. Agradeció la presencia de los Grillitos Sinfónicos, de los músicos de todos los géneros que estaban acompañando la jornada.

Por su parte el Chango, comenzó a hablar, como pidiendo permiso, agradeciendo a todos y disculpándose por leer unas notas que hizo. No por no saber, sino para no olvidar.

“Mi música se nutre de mis padres, de mi papá, de mi mamá, de la carpintería de mis padres, de mamá curándome el ojeo y el susto, del patio, de la siesta, del monte, del arroyo, de Adelio Suarez y Expresión Regional chamamecero, de los Cuatro Ases, de Luís Ángel Monzón, de Blasito Martinez Riera, de Gómez Florentin, de Ricardo Ojeda, de Martín Rivero, de Raul Cott Esquivel, de la pista El Ceibo, del Rincón del Chamame, de San José, de la Chacra, de Azara, de los casamientos, de la galleta, de la mandioca, de la mandarina, del mango, del mate cocido, del coco y de la pitanga”.

Así también recordó las escuelas y los colegios donde estudio. Rememoró su paso por la universidad, donde no rindió ninguna materia, pero valoró que “era la primera vez que escuchaba tanta música. Ahí hay dos hábitos que incorpore en ese año 1987 y que fueron para toda la vida, una es la lectura y el escuchar la diversidad de la música. La diversidad vista como un tesoro y no como un problema”.

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Valoró que la Universidad “sirve para cristalizar que tipo de persona quiere ser uno para la sociedad”. Recordó el viejo comedor Universitario sobre la avenida Corrientes “de las peñas, de las caminatas hasta el comedor, de una novia de Villa Sarita  que me traía las mandarinas después del almuerzo y todas esas cosas”.

“Por ahí los tareferos no escucharan mí música, pero indudablemente los tareferos están en mi corazón. Porque don Martín Martinez y su señora doña Fidencia, mis vecinos eran tareferos y ella nos enseñaba a mí y a mi hermana a tejer con los tallitos de naranja y lana” dijo el Chango recordando su historia y sus primeros pasos en el mundo.

Recordó que la vida tiene la otra cara, que es la muerte, hablo de Ichu Castillo, recordándolo con respeto como un gran músico misionero, como así también a otros Castillo que hicieron sus aportes a la música.

Así fue recordando todas esas emociones que lo atravesaron en su vida, de cómo son reflejadas en la actualidad en su música. Agradeció el acompañamiento de su familia, su esposa Rita y su hija.

También recordó a don Ramón Ayala, que recibió el primer Honoris Causa y fue la apertura para que los gestores culturales misioneros tengan su espacio en la Universidad.

A los jóvenes les pidió que “tengan paciencia, porque estamos viviendo en una sociedad que te pide resultados inmediatos. Que seas exitoso, la sociedad te pide que le des algo constantemente y de mí primer disco han pasado 28 años y hace 36 años que me dedico a la música. Tengo 46 años me siento joven. Me siento bien porque siento que mi vida está comenzando porque se lo que quiero”.

“Hay que saber esperar 30 años, hay que saber esperar 25 años como para encontrar tu sonido, encontrar tus ideas. Para descubrir que es lo que querés hacer, si querés dedicarte a la música, al arte, al servicio o a lo que sea. Hay que tener tiempo y no dejar que la sociedad te empuje a simplemente servir, buscando resultados inmediatos. Sin disfrutar de la búsqueda, de la lectura, del estudio y de la disciplina y de disfrutar de donde estás parado” afirmó el músico.

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Concluyó diciendo que “si no disfrutas de dónde estás parado, sea en Apóstoles, en el club Ucraniano, o en el Teatro Colón nunca vas a disfrutar lo que esté por llegar. Porque cuando llegue lo vas a sentir absolutamente vacío. Sí disfrutas de donde estas parado vas a disfrutar de todos los regalos que te está dando la vida”.

Pidió que se vuelva a valorar el simple hecho de estar vivo, pudiendo ejecutar un instrumento o simplemente vivir en familia y hacer los quehaceres cotidianos, que eso mismo es un milagro.

Él es así, se lo ve feliz del simple hecho de poder moverse, tocar el acordeón y sentarse en una ronda a crear sonidos. El Chango trabaja desde una posición de apertura total y ausencia de prejuicios, eso lo lleva a producir una rica mixtura de sonidos y ritmo, de luces y sombras, donde tanto el legado como la síntesis, la improvisación como la composición, y la tradición y la modernidad juegan un papel similar, haciendo de su música una intensa experiencia auditiva que va más allá de las fronteras del estilo y del sonido.

Un artista excepcionalmente expresivo, Spasiuk, siempre apela a un espíritu animador elevado, tocando como un poseído, transportado de manera visible en el remolino que lo afecta y desafía la resonancia de su acordeón encantado. Su presencia escénica embelesa y su extraordinario conjunto crea música de profunda belleza y sentimiento. Mientras que su maestría se articula con un sentimiento de melancolía, también transmite un optimismo ante el destino trágico de todos los esfuerzos humanos.

Eso es el Chango Spasuk, y eso se observa en cada charla con él, o en cada presentación. Sea en solitario o con una orquesta a su alrededor.

Para el cierre del acto, se sentó a tocar con los Grillitos y luego se armó la ronda con los Hermanos Nuñez, Rulo Gravovieski, Joselo Schuap, Pamela Ayala y otros que se fueron sumando a la ronda. Que se ampliaba con todos los presentes, que cantaban y acompañaban con aplausos o bailando absortos en esa unión mágica que genera la música.

Sobre el título de Doctor Honoris Causa

La propuesta fue analizada primero por la Comisión de Desarrollo del Consejo Superior, para luego ser tratada en la sesión. En su segunda sesión ordinaria del año, el Consejo Superior (CS) de la Universidad Nacional de Misiones -con la totalidad del voto de sus miembros- aprobó el otorgamiento del título de Doctor Honoris Causa con Mención Especial al Mérito Social-Cultural   para Horacio Eugenio Spasiuk -el “Chango”– destacado artista misionero, exponente de la cultura regional en todo el mundo.

Spasiuk, oriundo de Apóstoles, realizó su último trabajo discográfico con una grabación en vivo en el mítico Teatro Colón de Buenos Aires. El trabajo se denomina “Tierra Colorada” y consta de un CD y un DVD.

La distinción de Doctor Honoris Causa de la Universidad se otorga de acuerdo a lo establecido por el artículo 43, inciso 8) de Estatuto de la UNaM: “Otorgar el Título de Doctor Honoris Causa a personas que sobresalieren por su prestigio social o acreditada solvencia científica, intelectual,  académica, cultural, artística o técnica, ya sea en el país o en el  extranjero…”

Horacio «Chango» Spasiuk (* 23 de septiembre de 1968, Apóstoles, Misiones) es un compositor y acordeonista argentino de chamamé. Nieto de inmigrantes ucranianos, el Chango tuvo una fuerte influencia de la música polka en sus primeros años. La influencia de la música de Europa del Este está presente al día de hoy en el chamamé de la región. Tuvo su primer acordeón a los 12 años, con el que tocaba en fiestas, casamientos y otros eventos junto a su padre y un tío.

Hijo de un carpintero y violinista aficionado; la primera gran aparición importante de El Chango Spasiuk, la realizó en Expresión Regional Chamamecera, un programa de televisión popular que enviaba móviles al Interior del País para difundir a músicos locales.

Spasiuk es un exponente contemporáneo destacado e innovador, que aprendió de su padre, y de su tío, cantante, y sigue los pasos de Abitbol, Cocomarola, Martínez Riera, Montiel, y otros grandes compositores clásicos de chamamé.

Chango Spasiuk ha lanzado ocho álbumes solistas en Argentina, entre ellos el multipremiado “Polcas de mi tierra” (1999). Su primer lanzamiento internacional “Tarefero de mis pagos” le valió el premio BBC de Música del Mundo (Mejor Artista Revelación 2005, el premio Gardel de Argentina, así como una nominación al Grammy Latino en 2006). El Chango construyó su reputación internacional con largas giras por Europa y, más recientemente, por América del Norte.

Su álbum “Pynandí (los descalzos)” lanzado a fines de 2008 (premio Gardel de argentina). Su último trabajo discográfico » Tierra Colorada en el Teatro Colon » (2014) cd +dvd grabado en vivo en el teatro Colon de Buenos Aires.

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