Reflexión del pastor Decena: Felices los pacificadores

En el diccionario, la palabra pacificador es uno que “pacifica o restablece la paz.” Suena difícil viviendo en un mundo donde existen tantas guerras, discusiones, discordias, celos y envidias, por eso si hay algo que se necesita son los pacificadores. Especialmente en el hogar, en la familia y en el trabajo. Hoy veremos qué nos dice la Palabra de Dios al respecto.

Mateo 5:9 “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
Dios es un Dios de Paz. Y el Espíritu que hace morar en sus hijos es un Espíritu de paz.
¿Qué quiere decir ser un pacificador?
La promesa de ser hijo en la segunda cláusula de Mateo 5:9 nos dirige a Mateo 5:43–45 Estos pasajes nos indican cómo mostramos que somos hijos de Dios.
Oísteis que fue dicho: «Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo». Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos.
Observen el vs. 45, “. . . para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos”. La idea es la misma a la de Mateo 5:9. El versículo 9 nos dice que tenemos que ser pacificadores para ser llamados hijos de Dios. En el versículo 45 dice que: tenemos que amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen si somos hijos de Dios. Es parte del testimonio de un buen cristiano.
Se refiere a todas las obras con las que intentamos eliminar la enemistad entre nosotros y otras personas. El pacificador trabaja por la paz. Él nos pide dos acciones que solo sus discípulos pueden hacer:
Lo primero que menciona es la oración (versículo 44): Orad por los que os persiguen. ¿Orar qué? Se nos indica en el próximo capítulo. En Mateo 6:9–10 Jesús nos dice, «Vosotros, pues, oraréis así». Oren para que tanto ustedes como sus enemigos santifiquen el nombre de Dios. Oren para que el reino de Dios sea reconocido en la vida de ustedes y en la de sus enemigos. Oren para que todos hagan la voluntad de Dios así como la hacen los ángeles de Dios en los cielos. En otras palabras, se debe orar por la conversión y la santificación.
Oren por la pureza de ustedes y de sus enemigos para que pueda existir la paz.
Luego en Mateo 5:47 Jesús nos da otro ejemplo específico del amor de pacificador: El saludo «Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?”

En otras palabras, si existe una ruptura en una de sus relaciones, o si alguien se opone a ustedes, no deben guardar ese resentimiento. No fomenten la hostilidad tratando de evadir o ignorando a la persona mala. No saludar a la persona mala es lo más natural. Pero ese no es el impulso del Espíritu de Dios que hizo la paz sacrificando a Su Hijo para darnos la reconciliación con Él y entre nosotros.
La pacificación intenta establecer enlaces con los demás. Intenta eliminar la hostilidad. Busca la reconciliación. Busca la armonía. El pacificador mira al enemigo de frente y saluda. Y lo dice con el anhelo de paz en su corazón, no con una falsa cortesía.
En Romanos 12:18 el apóstol Pablo escribe, «Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres». Esa es la meta de un pacificador: «Si es posible, en cuanto dependa de vosotros …” No permitan que la ruptura sea culpa de ustedes.
Si hemos causado enojo al hacer o decir lo correcto, ¿hemos dejado de ser pacificadores?
No necesariamente. Pablo nos dice, «Si es posible . . . estad en paz». Con esto él concede que habrá momentos en los que la defensa de la verdad hará que la paz sea imposible.
Jesús dice en Mateo 10:34-36. No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada. Porque he venido a poner en enemistad al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. Así que los enemigos del hombre serán los de su casa.
Dicho de otro modo; tenemos que amar la paz y trabajar por ella. Tenemos que orar por nuestros enemigos y hacerles el bien y aun saludarlos. Pero jamás debemos abandonar el respeto a la Palabra de Dios, no importa cuánto enojo ocasione esto en contra del cristiano.
En Santiago 3:17 se lee «Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica».
Primero pura, luego pacífica, y no al revés. Este también es el orden que tenemos en las bienaventuranzas (en versículos 8 y 9): Primero, «Bienaventurados los de limpio corazón», luego, «Bienaventurados los pacificadores». La pureza es prioridad sobre la paz. La pureza es la base de la paz bíblica. No se puede comprometer la pureza con el fin de obtener la paz.
Primero se logra la pureza del corazón y luego llegamos a la paz del corazón.
Dios quiere levantar pacificadores que lleven paz a la sociedad, que lleven paz a las familias, a los lugares donde se mueven y a la iglesia. Porque Dios obra cuando hay paz.
Que Dios te bendiga, te conceda la paz y tengas una semana de bendición y victoria!

Pastor Guillermo Decena, Centro Familiar Cristiano Eldorado.
Prédicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través de www.centrofamiliarcristanoweb.org

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