«Panambí ya no es la misma»

Gisela vive a unos cuantos metros de la casa de la familia Knack y para llegar hay que cruzar la ruta. A su casa fue Carlos, lastimado por el fuego y con las fuerzas que tenía en auxilio en los minutos más dramáticos después del brutal asalto. Ella, junto a su esposo los ayudaron a llegar al hospital. Gisela habla poco, mira hacia arriba como recordando y llora. Sus dos pequeños hijos eran como hermanitos para Bianca. Ella pasaba buena parte del día en su casa, y se quedaba domingos enteros jugando. Pidió que la entrevista no sea extensa porque en estos días le volvieron las imágenes y siente mucha tristeza.
¿Qué recuerda de esa noche?
Me acuerdo de todo como si lo volviéramos a vivir. Fue a eso de las siete y media de la tarde. Carlos vino a pedir socorro. Estábamos adentro, era un día de lluvia, estábamos tomando mate y de repente golpean la ventana y escuchamos gritos de auxilio, de alguien pidiendo socorro. Nos asustamos porque nos decía que lo ayudemos que le habían robado. Mi esposo salió y lo vío a Carlitos, estaba irreconocible. Tenía el cuerpo totalmente dañado por las quemaduras. Pedía auxilio, ayuda, que por favor vayan a ver a la familia que estaba mal.
¿Ustedes se frecuentaban como vecinos?
No éramos vecinos de compartir un mate, pero sí con la nena, con Bianca. Ella estaba todos los días acá, incluso pasaba los domingos con nosotros. Ella era amiga de mis dos nenes, al más chico lo llevaba a la escuela, venía todos los días.
Me acuerdo que mi esposo lo sentó a Carlitos en un sillón, yo me quedé con él y él fue a socorrer a la familia, llamaron a la policía y los llevaron al hospital.
¿Qué le dijo mientras estuvo en su casa?
Nada, solo me pedía que lo llamara a su hijo que no estaba, que lo ayude que se iba a morir que se sentía mal y nada más. Estuvo poco tiempo porque la policía actuó rápido, incluso cuando vino un familiar a buscarlo caminó hasta el portón de mi casa y un poco más. Fuimos hasta la casa en un auto y lo pusimos en el auto de la policía para que lo lleven al hospital. Yo cuando llegué con Carlitos, Bianca no estaba más, se la habían llevado, sí estaba el chico (Cristian) y la señora (Graciela). A Bianca la vi en el hospital, porque yo ayudé a toda la familia a llegar hasta allá. Entré a emergencias y la vi por última vez.
¿Se imaginaron que podía pasar algo así?
Nunca. Tengo dos nenes que sufrieron mucho porque a Bianca la tenían como una hermanita, estaba todos los días acá. Eran muy unidos. A ellos les costó mucho, y a nosotros nos está costando todavía, estas fechas, este mes, cuesta.
El pueblo cambió después de lo que pasó. Aunque ya va a ser un año, pero para nosotros que nos tocó ver, en estos días es como volver a revivir todo.

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