Un bebé sobrevivió a la avalancha que mató a toda su familia en Colombia, después de arrastrarlo dos kilómetros

Catorce familiares del niño, entre ellos su mamá, fallecieron por la tragedia en la quebrada La Liboriana. La criatura fue encontrada a dos kilómetros de donde estaba su casa.

Tendido bocabajo, rodeado de lodo, piedras y palos, pero vivo, encontraron a Dioser Díaz, el bebé de 11 meses que se convirtió en símbolo de esperanza en medio de la tragedia provocada por una avalancha de la quebrada La Liboriana de Salgar, en Colombia, y que hasta este miércoles dejaba 78 muertos, 37 heridos y un número de desaparecidos aún sin precisar.

Segun dejó saber el diario colombiano El Tiempo, la suerte de este pequeño, uno de los huérfanos que dejó el fenómeno natural, no la tuvieron su madre ni su abuela materna, ni 12 familiares más que se encontraban en la madrugada del pasado domingo en una vivienda del sector Escuela Vieja, que limita con el corregimiento Las Margaritas.

A ellos, como al bebé y a la casa completa, se los llevó la creciente. A Dioser lo encontraron a dos kilómetros de donde estaba la vivienda.

«Lo encontraron acostadito. Él gatea todavía arrastrando la barriguita –afirma Sandra Rincón, prima y madrina del pequeño–. Para mí él es mi hijo, pues me dice ‘ma’; y con todo este dolor que me parte el alma por la pérdida de mis otros seres queridos estoy feliz porque esté bien».

Se queda meditabunda, observando la quebrada que les quitó a sus familiares, incluyendo a su madre. De un momento a otro, mientras se le escurren las lágrimas por las mejillas se ríe y muestra la última foto que le había hecho al bebé con su celular.

«Esta foto se la tomé el domingo a las siete y media de la noche (siete horas antes de la avalancha). Es hermoso, mire cómo se ríe», dice y muestra la imagen del pequeño que está sentado, apenas con un pañal y feliz.

Se dieron cuenta de que estaba vivo gracias a Natalia Rincón, una prima. Ella fue al hospital a averiguar por la suerte de sus parientes y se encontró con la grata sorpresa de que el bebé estaba a salvo.

«Lo tenían ‘privado’ (estaba inconsciente), era como para que no se moviera. Lo alumbraban con unos bombillos rojos y me dijeron que le iban a hacer unos rayos X, pues temían que se hubiera fracturado el tórax», recuerda.

Pero no fue necesario. Al bebé lo trasladaron al hospital San Vicente, donde no le encontraron ninguna lesión grave, y en la tarde de este martes ya lo esperaban en Andes, donde vive su abuela paterna (su padre había muerto hacía 10 meses), quien se quedará con él mientras en Salgar se levantan del desastre.

«Yo creo que a él no le pasó nada porque la corriente lo arrastró con el colchón de la cuna y todo», añade.

«¡Qué puedo decir! Es una felicidad impresionante que quiebra esta tristeza, pues hay 14 familiares más que están desaparecidos y de los cuales no tenemos ni idea –dice Sandra entre lágrimas–, pero mi bebé está vivo, mi bebé es la esperanza de nuestras vidas».

(Minuto Uno)

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