Armados con hachas, cuchillos y barras de metal, un grupo de rohingyas chocó con otro de Bangladesh por los pocos alimentos y agua que había en una embarcación varada.
El drama de los migrantes sudasiáticos se agrava día a día, y llega a extremos aberrantes. Hoy, en una batalla sangrienta, miembros de la etnia rohingyas de Myanmar se enfrentaron con inmigrantes de Bangladesh en un barco varado frente a las costas de Indonesia, con un saldo de al menos 100 muertos.
Armados con hachas, cuchillos y barras de metal, los grupos chocaron por el control de la escasa comida y agua que había en la nave, según relataron los 24 sobrevivientes que quedaron.
Rohingyas y habitantes de Bangladesh se acusan mutuamente de haber iniciado la violencia.
Según cuenta la cadena británica BBC, muchos de los migrantes se salvaron porque saltaron al agua cuando comenzaron los encarnizados enfrentamientos, y fueron socorridos por pescadores locales que los llevaron hasta la costa.
Los rohingyas son una perseguida minoría que trata de escapar de los campos de desplazados en Myanmar, país que no les reconoce la ciudadanía y los califica como «inmigrantes bengalíes», aunque tampoco son reconocidos en la vecina Bangladesh.
La crisis migratoria en la región del sudeste asiático viene hace años, pero se profundizó en los últimos meses. Miles de personas que huyen de la pobreza y la violencia en Myanmar y Bangladesh intentan llegar en barcazas miserables a otros países de la región como Malasia, Tailandia e Indonesia. Pero estos países los rechazan porque los consideran inmigración ilegal, y suelen pasar meses en estas naves, sin agua ni comida.
Las diferentes agencias de las Naciones Unidas (ONU) instaron a los gobiernos de Indonesia, Malasia y Tailandia a dar prioridad al valor de la vida humana, la dignidad y los derechos de inmigrantes indocumentados en la región.
