Nakazato, Ibarra y Yacaré Manso regalaron una gran noche musical: el litoral tiene quien le cante

Tres músicos, tres provincias y tres estilos diferentes con un fin común, homenajear a la región mediante la canción. Así, en la noche del viernes, el Teatro Lírico del Centro del Conocimiento vibró con una gran demostración de sonidos que bien se podrían denominar: pop del litoral.

Con Gastón Nakazato como anfitrión, Seba Ibarra (Chaco) y Yacaré Manso (Santo Tomé, Ctes.) regalaron un puñado de canciones bellas a una concurrencia fue a buscar la simpleza de la canción popular de la región mechada con las cálidas personalidades de sus creadores.

Tres estilos bien diferenciados. Nakazato y su descollante voz, por momentos realizando memorables solos de beat box; un Yacaré Manso a puro sonrisa y buen humor que se reveló a un público local que poco sabía de él y terminó conquistándolo con el poder de su voz, la justeza en la ejecución y lo bellamente simple de sus canciones. Si Palo Pandolfo hubiese nacido en Santo Tomé, seguramente hubiera sido amigo de este Yacaré y tararearía esa “yacareras” cruzadas con chamamé.

Seba Ibarra, en tanto, ya con varias incursiones en la Tierra Colorada, se manifiesta tan distendido y sonriente que uno no se lo imagina fuera del escenario o, por lo menos, con algo que emita sonidos. Una pedalera de efectos, una botella de agua o un huevo de percusión, le sirven para brindar acompañamiento a sus dos laderos en los momentos en que no es él el que nos regala sus canciones que bien podrían denominarse chamamé urbano. “Chamamé científico”, le dice Seba, y uno piensa que podría deberse a lo divertido de sus letras e inteligente de sus rimas. Seba Ibarra crea atmósferas, comenta, sonríe, se divierte y crea una simbiosis muy especial con su público.

Canciones de Selva y Río. También de palo borracho, de siesta debajo de un sarandí, de chicharras, de la búsqueda y de la partida, de curar el empacho, de jugar a la pelota, de los abuelos…. Yacaré Manso, Seba Ibarra y Gastón Nakazato, a los que se sumó como invitada Cecilia Moya (ya radicada en Rosario en la búsqueda de nuevos horizontes musicales), tres trovadores de tierra colorada, de estero, de río y de quebrachal. Paradójicamente, a pesar de su vasta experiencia, conforman la nueva ola de la canción de la región y se abren camino hacia nuevos rumbos. El litoral puede quedarse tranquilo, tiene quien le cante.

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