Misiones pondrá en marcha el método Conin para la lucha contra la desnutrición posiblemente hacia fines de mes. Mañana podría llegar la respuesta a los modelos de convenio enviados a Mendoza para su aprobación, y el 29 de mayo cuando el creador de la fundación Conin, el doctor Abel Albino venga a Misiones, las autoridades del Ministerio de Salud estiman que podrían firmarlo para su puesta en funcionamiento en Posadas y Puerto Iguazú. El método Conin combate el flagelo de la desnutrición con una mirada integral que incluye hasta la lecto – escritura, formación de oficios, y contención social para la familia de quien padece la enfermedad. Misiones será la primera provincia en tener dos centros de este tipo fuera de Mendoza.
En una entrevista en Radio Libertad y Misiones On Line, el ministro de Salud Pública, Oscar Herrera Ahuad, ponderó que el Estado haya asumido la realidad de la desnutrición que con el plan Hambre Cero ya recuperó a más de diez mil chicos.
¿Están en la etapa final para implementar el método Conin en Misiones?
Sí, hace cerca de un año lo venimos hablando con el doctor Abel Albino, estuvimos en Mendoza para conocer las experiencias que ha tenido la Fundación Conin no solo en el país sino en otros lugares del mundo y coincidíamos que en esta provincia el eje fundamental es el trabajo y la política de Estado contra la desnutrición infantil, habiéndolo tomado como un gran desafío que se fue trabajando sin esconder nada. Pero también el gobernador Closs nos pidió que los que trabajemos en esto utilicemos una metodología que nos permita detectar, tratar y llevar adelante el cumplimiento de los objetivos. El Plan Hambre Cero nos parte transversalmente a los que estamos en el gabinete y cuando se lo contamos al doctor Albino, le interesó la seriedad de la Provincia, y hablamos con él para que acá podamos implementar la metodología Conin.
¿En qué consiste?
La metodología Conin consiste en unificar los criterios en cuanto a lo que tiene que ver con bajo peso, baja talla, desnutrición, obesidad, todo lo relacionado a la nutrición infantil, pero sobre todo llevarlo a la integración de la madre y la familia. Un chico puede comer para saciar su hambre pero eso no implica necesariamente nutrirse, además un chico debe nutrirse con cariño, amor, estudio, un cuento, lectura, juego, deporte, actividades. Todo eso contempla la metodología Conin.
¿Cuál es la diferencia con el trabajo que está haciendo la provincia con el plan Hambre Cero?
Esta metodología lo que viene a hacer es complementar lo que nosotros ya veníamos haciendo desde otra mirada. Cuando comienza a implementarse el plan Hambre Cero y todos los planes de nutrición que hay en la provincia, lo primero que hay que garantizar es que les lleguen los elementos -la leche, asistencia médica, la verdura, la tarjeta alimentaria, es decir, todo el soporte nutricional- a los chicos, eso ya lo está haciendo el programa, pero ahora comienza a trabajar sobre los factores netamente humanos y sociales de la persona. Con la metodología Conin lo que se viene a hacer es reforzar ese trabajo teniendo la garantía de que nuestra provincia puede asistirlos en forma universal a todos los chicos que estén desnutridos, con bajo peso o riesgo de desnutrirse por alguna enfermedad. Todo eso la Provincia lo viene haciendo y ahora incorporamos una metodología de trabajo que va a ser igual en todas las localidades de Misiones e igual a la que se toma de referencia en todo el país y el mundo.
¿Cuánta gente va a estar enfocada en esto?
Es la misma gente que ya está trabajando. Para eso la mandamos a capacitar a Mendoza. Fui yo primero y después un equipo de trabajo que estuvo en los Hogares de Día Conin, que es muy similar a los Hogares de Día nuestros que además tienen más ventajas porque funcionan también los fines de semana, los 365 días del año. Otra es que en la metodología Conin se utiliza la bolsa de alimentos para la mamá y el chico, y en la provincia nosotros utilizamos la tarjeta social. Estamos un paso más en lo que tiene que ver con la dignificación de la persona que retira de un supermercado la alimentación para su niño. Nuestro Hogar de Día no solo concentra a chicos desnutridos, a diferencia de los centros Conin, lo nuestro tiene una integración social aún mucho más importante porque el chico desnutrido convive con el chico nutrido, y el hogar funciona con todos esos elementos. Al Estado no viene solo el chico de bajo peso sino también el que está nutrido pero que no tiene el soporte en su casa para poder salir de esa situación, y no solo lo hacemos desde que el chico nace hasta los 5 años como la metodología Conin, nosotros llevamos a los chicos hasta los 14 o 15. Por eso es mucho más integral el concepto y el chico después de los 5 años tiene continuidad porque puede seguir yendo al Hogar de Día y reinsertándose en la sociedad. Por eso la sinergia que vamos a hacer con la fundación Conin, no viene a sacarle el trabajo a nadie sino a aportar los conocimientos metodológicos y a formar nuestro recurso humano en lo que tiene que ver con la materia espiritual.
¿Qué quiere decir que aun hay 800 chicos dentro del «núcleo duro» del plan Hambre Cero?
El núcleo duro lo forman chicos que tienen enfermedades congénitas, otros han tenido alguna enfermedad que le ha provocado una desnutrición, hay niños que nacieron con muy bajo peso y otros que nacieron prematuros y durante los primeros dos o tres años tienen que tener un crecimiento compensador. Pero cada vez más los núcleos duros se van reduciendo. Lo mismo pasaba con los núcleos duros de la mortalidad infantil que se daba por cardiopatías congénitas, hoy las cardiopatías congénitas se resuelven en un 100 por ciento y eso ha logrado que la mortalidad infantil en nuestra provincia haya bajado unos puntos más.
Fueron difíciles los primeros años del plan Hambre Cero cuando el Gobierno decidió poner a los chicos desnutridos en primera plana…
Tuvimos la responsabilidad de asumir la realidad para poder cambiarla y creo que eso es lo valorable de la decisión política del Gobernador y de este Gobierno, haber tomado la decisión histórica de decir «yo tengo», y al tenerlo, tengo que trabajarlo, reconocerlo y tener la voluntad política para cambiarlo. Y lo estamos cambiando. Va a llevar muchos años porque tiene que haber un cambio generacional y de mentalidad. Y aquellos que desde la hipocresía y la estigmatización buscan llevar arena para su propia playa, con el tiempo se van ir dando cuenta que con las políticas públicas tomadas en serio, una vez reconocida la problemática, se puede hacer frente y luchar contra las desigualdades logrando buenos resultados.
¿Por dónde se empieza cuando se detecta a un chico desnutrido?
La puerta de entrada generalmente es el sistema sanitario porque la detección se hace normalmente a través de un médico, un agente sanitario, un promotor de salud, de un enfermero que lo detecta porque fue por ejemplo al centro de salud a buscar la leche y se lo pesa y mide. Desde allí, una vez detectado el chico y que se registra el tipo de desnutrición que tiene y se detectan los factores de riesgo, informamos al programa Hambre Cero para que comience con todo el soporte que tiene que haber con el ingreso de un chico al programa. Después de eso comenzamos con la asistencia integral.
¿Cuáles son los desafíos, los temas aun pendientes?
Los dos grandes desafíos son el embarazo adolescente y la problemática de las drogas allí tenemos que pararnos con muchísima responsabilidad.
Ambos temas también requieren un abordaje integral.
No hay que tomar solo los casos aislados, porque eso te lleva a una reacción espasmódica. No es hablar solo del alcohol sino de las drogas duras, de la marihuana, de la cocaína, de los medicamentos que se venden sin receta. Es muy fácil en una tribuna política hablar, pero es muy difícil salir un sábado a la mañana con lluvia y hablar en los clubes, saber que el 42 por ciento de los chicos que están en las drogas no hace ninguna actividad, ahí está el problema y ahí debe estar nuestra tarea.
