Yerba: representantes de productores consideraron irrisorio el laudo y analizan protestas

La Nación determinó un aumento de 4 por ciento en los valores de la hoja verde y la yerba canchada, decisión que dejó disconformidad en todo el sector. Destacan que mientras el kilo de yerba cuesta hasta 70 pesos en supermercados, toda la cadena productiva, desde el tarefero hasta el molinero, se queda solo con 26 pesos. Afirman que los únicos que están ganando dinero con el negocio yerbatero son los intermediarios y el estado a través del cobro de impuestos. Cuestionan al INYM por no lograr acuerdos.
Se hizo esperar y no conformó a nadie. El laudo nacional que estableció los valores oficiales para la hoja verde y la yerba canchada determinó un escueto aumento de poco más de 4 por ciento, lo que provocó el inmediato repudio del sector productivo. Para Luis Andruszyszyn, dirigente de la Federación Agraria Argentina, el nuevo precio de 4,10 por kilo de hoja verde es “una tomada de pelo”; mientras que para Esteban Fridlmeier, representante del sector primario correntino en el directorio del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), el incremento de 15 centavos resulta claramente insuficiente; por su parte  Jerónimo Lagier, de la Asociación Rural Yerbatera Argentina (ARYA) anticipó que las distintas asociaciones representativas del sector primario están evaluando medidas de protesta para rechazar lo que consideran una imposición del gobierno nacional.
Andruszyszyn señaló que no tenían muchas esperanzas en lograr un aumento importante a través del laudo, pero tampoco anticipaban una respuesta tan mezquina por parte de Nación. Responsabilizó en forma directa al directorio del INYM por no lograr establecer precios por vía del acuerdo y cuestionó la capacidad del presidente del instituto, Luis Prietto, de gestionar beneficios para los productores y llegó incluso a pedir la renuncia del funcionario. “Prietto está abulonado a su sillón y no hace nada por los productores, es tiempo que dé un paso al costado. La única vez que se consiguió algo para los colonos fue a través de la lucha de los productores. No queda otra que salir a la ruta”, amenazó.
Por su parte, Lagier, quien también es director del INYM por la producción, consideró que como mínimo, el precio de la hoja verde debería aumentar 10 por ciento para permitir la continuidad de los pequeños productores. “Vamos a evaluar qué medidas tomar para rechazar esta imposición del Gobierno que lleva a la quiebra a los productores”, advirtió.
En tanto que el dirigente de la ARYA resaltó que en las condiciones actuales “los únicos que están ganando plata con la yerba son los intermediarios y el estado con los impuestos, se quedan con 70 por ciento de la plata que pone el consumidor para comprar un kilo de yerba”.
Para Esteban Fridlmeier, el incremento otorgado a través del laudo es “insignificante” para el productor. “Nosotros habíamos elaborado una grilla en el INYM que contemplaba un 15 por ciento de rentabilidad y arrojaba un precio de 4,30 pesos por kilo de hoja verde, teniendo en cuenta también la corresponsabilidad gremial”, explicó el dirigente de la Cooperativa Agrícola Colonia Liebig.

La parte del León
El presidente del INYM, Luis Prietto, reconoció que buena parte de la responsabilidad por el mezquino laudo que le tocó al sector yerbatero, recae sobre el instituto y sus directores, que no consiguieron llegar a un acuerdo en el marco de la sesión especial de precios, aun sabiendo que dejar la definición de los precios de la materia prima en manos del ministerio de Agricultura de la Nación, iba ser desfavorable a los intereses de toda la cadena.
En la misma línea que los dirigentes del sector primario, consideró que hay una distorsión en el reparto de las enormes ganancias que genera el negocio yerbatero. Destacó que mientras un paquete de un kilo de yerba se vende por hasta 70 pesos en las góndolas de los supermercados, el mismo producto a salida de molino se paga 26 pesos en promedio, suma que debe ser distribuida entre el colono que produjo la hoja verde, el tarefero que la cosechó, el secadero que la transformó en canchada y el industrial que la molió y la empaquetó.
Asimismo dijo que “se planteó que haya una flexibilización a salida de molino, porque cualquier incremento que surja el sector queda en una compresión y no es saludable para la cadena yerbatera”.
“Todos los eslabones deben tener la rentabilidad que necesitan para seguir operando”, sostuvo.
Finalmente expresó que “tenemos que lograr que la demanda de yerba mate se mantenga para que los precios se reacomoden naturalmente”.

JRC EP

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