Creen que la mujer policía quiso dispararle al perro y mató a su hija

Es una de las hipótesis de los investigadores, basada en el relato de la hermana de Rocío. La mujer discutía frecuentemente con sus hijas por las dos mascotas que tenían en su casa. Quiso balear a uno de los animales y la nena se interpuso. Sucedió en Caballito (Buenos Aires).

Con las rodillas manchadas de sangre, corrió unos pocos metros hasta el departamento de al lado y entre gritos pidió ayuda: «Mi mamá mató a mi hermana». Del otro lado, sorprendida, la escuchaba Susana, vecina del mismo PH de Juan Bautista Alberdi al 1400, en Caballito. Segundos antes se había escuchado el disparo que terminó con la vida de Rocío Guevara (12).

La escena fue reconstruida ayer en base al testimonio de los vecinos, que no salían se su asombro por el crimen que tiene como imputada a la madre de la adolescente, la policía Mirta Martínez (47), que está detenida y ayer se negó a declarar.

Eran las 23.30 del sábado y un ruido seguido de gritos inquietó a los vecinos. Nadie dudaba, el sonido había sido el de un disparo de arma de fuego. No pasaron más de 10 minutos y la Policía ya se encontraba en el lugar. El llamado de alerta lo hizo la otra hija de Mirta, una chica de 13 años que es disléxica y fue testigo de todo. «Cuando la Policía ingresó a la casa la nena salió corriendo y le tocó el timbre a una vecina y le pidió que la deje entrar porque la mamá había matado a su hermana». El relato pertenece a una amiga de la mujer que ayudó a la nena a entrar a la casa.

Cuando los agentes de la Comisaría número 12, que está a dos cuadras del lugar, ingresaron a la casa, se encontraron con Martínez. La mujer pertenece a la División de Asuntos Jurídicos de la Policía Federal. En primera instancia, declaró que junto a su hija estaban mirando una serie por TV cuando mantuvieron una discusión. Según su relato, luego Rocío tomó su pistola reglamentaria, se encerró en su habitación y se disparó.

Pero la historia no cerraba y los efectivos consideraron que la madre de Rocío tuvo algunas contradicciones respecto a la mecánica del hecho. Allí decidieron detenerla. Ayer la situación de la mujer se complicó: se negó a declarar y quedó imputada por «homicidio simple agravado por el vínculo». Según trascendió ayer, la hermana de Rocío le habría contado a sus vecinos que el origen de la discusión no fue un programa de televisión, sino los dos perros que tienen en la casa. Al parecer, Martínez no los quería y sus hijas, sí.

Una de las hipótesis –basada en el relato de la hermana de Rocío tras el crimen– es que en medio de la pelea la mujer habría sacado su arma para dispararle a uno de los animales y Rocío se interpuso. Ahora será clave si la hermana, única testigo, ratifica estas versiones ante la Justicia.

En el barrio nadie entendía qué había sucedido. Todos conocían a la familia como buenas personas y aseguran que sólo habían visto «algunos gritos o discusiones comunes entre dos nenas adolescentes y una mamá soltera». En el perfil de Facebook de Rocío empezaron a aparecer mensajes de despedida por parte de sus amigos y familiares: «No lo puedo creer. No se merecía tal destino. Pero la vida es muy injusta. Que en paz descanse», escribió alguien.

El colegio Marianista, en Caballito, donde la nena estudiaba, estuvo ayer cerrado por duelo. Mediante una cadena telefónica los padres se comunicaron entre ellos lo que sucedió. Desde la dirección prefirieron no hablar sobre el tema aunque se mostraron muy angustiados.

El juez en los Criminal de Instrucción 3 porteño, Guillermo Carvajal, está a cargo de la causa. En un estricto secreto de sumario ahora espera recibir los resultados de las primeras pericias para determinar un dato clave: quién disparó el arma que mató a Rocío.

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