Atletas del corazón, la historia de tres misioneros que eligieron al deporte como estilo de vida

La referencia es para Juan José Alvarado, Guillermo Ramos y Alejandro Stahoski, tres misioneros que no solo son noticia por sus logros deportivos en las recientes Olimpíadas Nacionales para Trasplantados en Mendoza, sino por la forma que eligieron para salir adelante. Atravesaron situaciones duras y luego de distintos trasplantes hoy viven la vida con armonía y sustentados en la práctica del deporte. Como si fuera poco eso, se trajeron doce medallas para dejar bien alto el nombre de la provincia y ahora sueñan con el mundial en Mar del Plata en agosto.

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Los misioneros junto a otros competidores en el evento realizado en la provincia de Mendoza.

 

Se desarrollaron recientemente las Olimpiadas Nacionales para Transplantados en Mendoza y Misiones tuvo un trío que con mucho esfuerzo y amor propio decidió dejar bien parada la bandera de su provincia. Doce medallas que demuestran la parte deportiva pero sobre todo la historia de vida es lo que lleva a pensar claramente que son motivos de sobra para sentir orgullos por lo que hacen.

En el caso de Juan José Alvarado, de 48 años, es un posadeño que trabaja en una óptica del centro pero su vida hizo un clic a partir de octubre de 2008. Tuvo que ser transplantado del riñón luego de más de cuatro años de espera y desde allí pudo retomar lo que siempre fue su pasión, el deporte.

Ya había conseguido logros en anteriores olimpíadas y su participación en el mundial de Sudáfrica en 2013 con mucho éxito lo ponía ahora como un candidato serio a más. Y no defraudó, porque Juan fue el que trajo oro en todas las competencias que participó referente al atletismo, 5.000, 1.500, 400 y 100 metros.

En diálogo con Misiones Online, Alvarado destacó la buena atención en Mendoza y la organización que tuvo la provincia cuyana en la edición 2015. “La verdad que fue una excelente organización y se nota que invierten mucho en el deporte y la salud. No nos podemos quejar”, dijo.

También contó que fueron más de 200 participantes de todas las provincias y que ahora la meta es el mundial a realizarse en agosto en Mar del Plata. Mientras el hombre divide su tiempo para el trabajo y la familia (tres hijos) no pierde de vista lo que siempre fue para él un estilo de vida, el deporte.

En octubre debió ser trasplantando de riñón y esa situación lo tomó con mucha alegría ya que “gracias a Dios” todo salió bien y pudo volver a su gran amor “el atletismo”. Hoy nos cuenta que está con muchas ilusiones y no pierde la oportunidad de seguir haciendo lo que le gusta y se muestra orgulloso por el sacrificio que ha hecho y hace, al igual que los otros dos deportistas que viajaron con el, porque la ayuda de terceros es mínima pero la voluntad puede más que todo.

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Alejandro Stahoski, Guillermo Ramos y Juan José Alvarado, al momento que llegaban al aeropuerto de Posadas.

 

El martes pasado cuando una combi lo iba a trasladar a Iguazú para encontrarse con Guillermo Ramos, otro de los participantes y que es de Eldorado, se encontró Juan que no haría solo ese viaje de 300 kilómetros. Apareció en escena Alejandro Stahoski, un joven de 28 años que fue trasplantando de médula ósea en dos oportunidades y en esta edición se subía a una experiencia distinta.

Alejandro Stahoski es coordinador general de la asociación Misioneros hasta la Médula, y una de sus actividades es acompañar al Banco de Sangre para la inscripción al registro nacional de donantes de médula ósea. Es posadeño y tiene 28 años de edad, hizo cuatro carreras: agente de propaganda médica, técnico y licenciado en comercio internacional y ahora cocinero profesional, y este año sigue para chef, especialista en alta cocina y gastronomía”.

También dialogó con MOL y contó que la experiencia vivida en Mendoza fue increíble. “Yo me fui con la intensión de sumar experiencia y haber traído cinco medallas fue muy bueno. No lo pensaba”, fueron las sensaciones que dejó en la charla.

Contó que compitió en Tenis de Mesa donde fue tercero, en Bowling quedándose con el segundo puesto. Estuvo en Marcha Atlética de 5 kilómetros donde también obtuvo la medalla de plata y en Maratón se trajo el oro en los 5 kilómetros y el bronce en los 100 metros.

Más allá de estos logros, Alejandro dijo que fue una grata sorpresa ver semejante organización en Mendoza y ahora espera que el grupo pueda tener chances de ir al mundial en agosto. “Uno charlaba entre cada prueba con gente de otras provincias y escuchaba historias de vidas increíbles. Por eso valoro mucho esto”, indicó.

“Al momento de regresar charlábamos con Juan y Guillermo y ahora queremos ir por más. Tenemos que esperar que se den los resultados oficiales de la competencia y saber si vamos a estar representando a nuestro país en el mundial de Mar del Plata”, indicó.

También Alejandro confió que en 2016 se hará otro nacional con sede a definir y que será clasificatorio para los juegos de Málaga en 2017. “La idea es apuntar a eso y seguir. Yo se que fui muy poco preparado y la verdad que me fue muy bien. Ahora quiero prepararme un poco más”, dijo y reconoció que siempre practicó deportes pero nunca de manera competencia y esto es muy nuevo para él.

El primer trasplante le realizaron en diciembre del 2007 y el segundo fuel 14 de mayo del 2008, con el donante emparentado. Tenía 19 años cuando le diagnosticaron la enfermedad, el primer trasplante fue a los 21 años y para el segundo contaba con 22 años, hoy tiene 28 años “y sigo la lucha”, dijo.

La enfermedad de Hodgkin es considerada una de las formas más curables de cáncer, sobre todo si se diagnostica y trata a tiempo. A diferencia de otros cánceres, la enfermedad de Hodgkin a menudo es muy curable aún en estadios tardíos.

El otro deportista que compone el trío de representantes misioneros es Guillermo Ramos. El oriundo de Eldorado compitió en atletismo 5.000, 1.500 y 400 metros. Fue trasplantado renal en el año 2007 y ya había estado en Sudáfrica junto a Juan Alvarado.

Ramos ganó dos medallas de oro en las primeras competencias y luego fue tercero en los 400 metros. Más allá de eso, consideró que lo importante pasa por o humano y social. “Te encontras con amigos que pasaron por tu misma situación y eso es muy bueno. Lo mejor de esto”, dijo.

 

Respecto a su caso, Ramos recordó que estuvo cuatro años con diálisis hasta que le salió el transplante. Un donante cadavérico. “Siempre voy a estar agradecido a eso que cambió y mejoró mi calidad de vida. A los familiares de esa persona que hicieron el transplante posible también”, agregó.

Estos tres atletas de la vida han demostrado que con esfuerzo y sacrificio se pueden hacer muchas cosas pero sobre todo que nunca perdieron la fe. Hoy en día están agradecidos por su recuperación pero no se quedan con eso sino que van por más y que mejor forma que hacerlo a través del deporte. Por eso y más, son orgullos de todos los misioneros.

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