A casi tres días, sigue el misterio en torno al asesinato del empresario Manhardt

Carlos Alfredo Manhardt (42) tenía los números en regla, no estaba siendo presionado por deudas y no tenía problema complejo alguno en el ámbito laboral. Esto pudo averiguar, hasta ahora, uno de los tres grupos de policías afectados a desentrañar el misterioso asesinato por encargo que sucedió el martes por la noche en una casa del kilómetro 10 de Eldorado y por el que no hay sospechosos detenidos. La información la aportó personal que trabajaba en la parte contable de la firma del fallecido, Carman, una empresa de remises de alta gama que presta servicios para la empresa Arauco (ex Alto Paraná).
De ahí que la línea investigativa que rastrea presuntos motivos de su ejecución en ese plano no arrojó nada relevante. Ahora, la pesquisa está focalizada en el círculo íntimo del hombre: sus familiares y amigos.
En el entorno del empresario jamás le escucharon decir que había sido amenazado o que tenía problemas con alguien.
Tampoco aparecieron otros testigos que hayan visto al pistolero que ejecutó a Manhardt de tres balazos. Solo dos personas lo vieron: la novia del fallecido, que presenció el crimen; y una vecina que alcanzó a ver cuando el sicario subía a la moto de un cómplice. Ninguna de las dos pudo apreciar sus facciones porque llevaba un pasamontañas.

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