El responsable de la Red de Traslados de Salud Pública, Martín Cesino, lamentó que el nene mbya de nueve años que murió tras entrar en contacto con una oruga taturana haya sido llevado a un centro de salud recién tres días después de la picadura. Remarcó que cuando suceden estos accidentes hay que acudir de inmediato al médico.
Milton Duarte falleció el miércoles a raíz de una hemorragia cerebral derivada de los efectos que causó en su cuerpo el veneno del insecto.
“El paciente de nueve años era del municipio de Aristóbulo del Valle. Recién tres días después de haber entrado en contacto con la oruga, lo llevaron al hospital de esa localidad. Hasta entonces lo habían tratado con la medicina mbya, pero como no causaba efecto, lo trasladaron al centro de salud”, detalló el médico.
El nene vivía con su familia en la comunidad Kaguy Miri Rupá, del valle del Cuñá Pirú. Cuando ingresó al hospital estaba descompensado, con vómitos. Luego lo derivaron al Samic de Oberá , donde ingresó en mal estado general. Finalmente lo llevaron al Pediátrico de Posadas, donde dejó de existir.
Cesino reveló que en lo que va del año ya hubo cinco casos de personas que sufrieron los efectos del veneno de la taturana. Uno de los últimos fue el de un chico de nueve años de Oberá, que debió ser internado en el Samic de Iguazú, único sitio que cuenta con el antídoto, que llega procedente de Brasil por gentileza de las autoridades sanitarias del vecino país.
El antídoto se produce en San Pablo, precisó el médico. Indicó además que el nene obereño se encuentra en recuperación y que fue clave que haya sido llevado rápido al médico.
“La consulta debe ser rápida. Primero se hace un tratamiento de base, paliativo, y luego con el antídoto. En la zona de contacto hay una sensación de ardor, queda roja, molesta. En ese momento hay que consultar. No sirve el tratamiento local. El veneno provoca sangrado, afecta al sistema de coagulación”, detalló.
Martín Cesino, médico, responsable de la Red de Traslados de Salud Pública (Radio Libertad)
