Oberá: tras la muerte de un joven, denuncian que una pandilla de adolescentes vende drogas en Villa Kingreen

Carmelo Sanfilippo (16) murió este fin de semana luego de intentar ahorcarse tras haber consumido un coctel de pastillas que la causaron daños letales a su organismo.
“A mi hermano lo hostigaron tanto que lo llevaron a la muerte”, señaló Paola, hermana del joven estudiante que concurría al 3º año de la escuela de Comercio de la Capital Nacional del Inmigrante.
Sus familiares contaron el calvario que viven en el barrio Villa Kingreen porque hay un grupo de jóvenes menores de edad que venden drogas a los chicos de la zona, aseguraron.
“Denunciamos muchas veces a la policía, que estuvo cada vez que los llamamos, pero como son menores de edad no pueden hacer nada si los papás no se hacen responsables de sus hijos”, indicó Paola.
Los parientes del chico indicaron que ese grupo de jóvenes conflictivos le entregó la soga a Carmelo, con la que se colgó en su propia casa, “mira lo que me enseñaron a hacer” le dijo a su hermana mayor el mismo viernes.
También contó Paola: “Mi hermano no salía solo a ningún lado porque estos chicos todo el tiempo lo perseguían, le exigían plata para poder comprarse droga, le amenazaban con golpearlo. Y le daban un coctel de pastillas en una jarra o botella de jugo. Así se los ve todo el día por el barrio, tomando eso”.
El pasado 17 de febrero, Carmelo tuvo un episodio de intoxicación por consumir el coctel que casi fue letal para su vida, estuvo internado, tuvieron que hacerle un lavaje de estómago, los médicos no pudieron determinar la cantidad de drogas que les dieron y tenía en su cuerpo. “Esa vez estuvo 12 días sin comer y hablando incoherencias, el médico dijo que en 3 o 4 meses su cuerpo recién iba a limpiar todas las drogas”, indicó la joven. Agregó que esa vez uno de los jóvenes que venden drogas, pasó por su casa, preguntando por Carmelo y riéndose a carcajadas a sabiendas de la situación que estaba viviendo.
La familia de Carmelo está muy asustada y temen que estos jóvenes denunciados tomen represalias contra ellos o su vivienda de Villa Kingreen.
“Estos chicos, cuando estábamos velando a mi hermanito, fueron a querer entrar y molestarnos, se ríen de nosotros, es una vergüenza todo lo que pasa. La muerte de Carmelito nos dio fuerzas para seguir peleando para que ningún chico más del barrio pase por esta situación”, reclamó Paola quien asegura que los vendedores de drogas son menores con antecedentes delictivos.


Paola Sanfilippo, hermana de Carmelo

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