Tramo final del juicio por el crimen de Ramona Gauto: última ronda de testigos

Tramo final del juicio por el asesinato de la comerciante Ramona Gauto (37). En el subsuelo del Palacio de Justicia desfilaron los últimos testigos citados por el Tribunal Penal Dos, que juzga al único imputado: Jorge Alberto De Jesús (42). Mañana se escucharán los alegatos y el fallo.

El primero en pasar ante los magistrados Marcela Leiva, Marcelo Cardozo y Roque González fue el instructor de artes marciales Jorge Carballo, quien entrenaba al imputado. Su relato tenía relevancia porque se quería determinar la habilidad del acusado para los golpes.

Carballo dijo que De Jesús practicó desde chico un tiempo, pero no era muy constante. A tal punto que luego de unos cuantos años retomó (más de 10) pero nunca fue habitual y lo tomaba más que una práctica esporádica pero siempre intentaba ayudar e incluso mandó al tiempo a uno de sus hijos.

“No era experto”, sostuvo el testigo. Y añadió que el cinturón negro que le dieron era “honorífico”, por su colaboración con el instituto en donde enseñaba. A su vez confió que un hijo del imputado entra más frecuentemente sin precisar quien. Pero que en los últimos meses no ha sido tan así pero que tiene mayor práctica y constancia que su padre.

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Después declaró Juan Carlos Amarilla, vecino de la víctima y su presunto victimario en el barrio Santa Rita. El muchacho declaró que Gauto y su entonces pareja De Jesús a veces peleaban, pero que a ella nunca le vio con algún ojo morado o signo de violencia pero al hombre sí.

Tras cartón compareció María de los Ángeles Alegre, vecina de Emiliano, hijo mayor del acusado. Ella dijo que él día del crimen (29 de mayo de 2010), el joven fue a buscar unas llaves a su casa y ella estaba tomando mate con su madre. Esto tiene que ver con un dato clave: saber si la tarde en la que hallaron muerta a Ramona quienes la encontraron fueron al mismo tiempo el imputado y sus dos hijos cuando entraron al departamento con las llaves de Emiliano (tal como lo asegura él) o con un juego que supuestamente tenía De Jesús.

Luego llegó otro testimonio esperado, el de Mónica Buch, ex mujer de De Jesús y madre de Emiliano. Ella ratificó que el día del crimen, el joven fue hasta la casa donde viven ambos a buscar las llaves del departamento de Gauto. El muchacho había explicado que tomó esa decisión porque Ramona (a quien tenía que acompañar a hacer unas compras) no respondía a sus llamados y él tenía un juego de llaves porque a veces se quedaba en el departamento, sobre todo cuando sus actividades escolares requerían que permaneciera en el centro.

Buch aseguró que De Jesús nunca la golpeó ni le propinó otro tipo de mal trato. Precisó que estuvieron juntos siete años y para cuando sucedió el femicidio hacía mucho que se habían separado. Emiliano le comunicó del hecho más tarde y ella se trasladó hasta el centro porque no sabía bien dónde quedaba la casa de la comerciante. Como era un departamento céntrico y se había generado revuelo, supo llegar por ayuda del taxista que la trasladó y que le confió donde había pasado algo malo.

La mujer contó que llegó hasta el departamento de Ramona y vio destrozados a su hijo y su hermanastro (hijo de Gauto). Ambos estaban llorando y muy mal por la situación. Después no pudo aportar mayores datos.

Monica Buch

Un párrafo aparte y que se entiende como un mecanismo de defensa casi de último momento, apareció el testimonio de un joven de nombre Gabriel Álvez. El mismo hizo referencia a que conocía a un tal Jorge, alias “Alita” (no se refería a De Jesús), y que al mismo tiempo del hecho de la muerte de la comerciante vio una situación particular.

Dijo que su conocido delinquía y una vez lo contactó cerca de su vivienda, ubicada por calle Padre Serrano. Ese día, cuando charlaban, apareció un automóvil blanco marca VW Fox y desde el interior le dijeron al tal “Alita” que ya tenían la llave del departamento y se lo llevaron.

Pese a que en la etapa de instrucción Alvez dijo haber escuchado que se referían a las llaves de «la panadera» (por Gauto), hoy el testigo no recordó esa cuestión.

Otro testigo en comparecer fue Cristian La Fuente, ex empleado de Jorge De Jesús y Ramona Gauto, en la época que tenían el comercio en Santa Rita. El muchacho aseguró que las peleas o más bien discusiones existieron entre ambos y eran frecuentes aunque nunca vio más allá de un exabrupto verbal. Sin embargo, en algunas ocasiones ambos presentaban algunas lesiones y, por comentarios de los otros empleados, oyó que se pegaban. Pero él particularmente no vio nunca esa situación.

Otra cosa que ventiló La Fuente es que Ramona tenía un carácter particular y solía tratar mal a los empleados, pero que según como lo tomaba cada uno, no pasaba a mayores. Algo similar indicó otra testigo,Nélida Domínguez. La mujer fue niñera por cinco años de Ramona y cuidaba al hijo de la comerciante y el imputado desde los cuatro meses. Siempre en el barrio de Santa Rita, pero en su domicilio particular y no en el de los patrones, ya que vivía cerca.

Dijo que Gauto tenía carácter fuerte y a veces se enojaba demasiado a tal punto que le confió que le llegó a tirar con una jarra a un vendedor, pero no especificó ni dio más detalles. No presenció peleas y no supo de discusiones de la pareja.

Además pasaron por el estrado Manuel Galeano, abogado, y Pedro Frías,  licenciado en Psicología que presta servicios en la clínica San Miguel, donde Ramona estuvo internada. El profesional confirmó esa situación dada el 18 de marzo de 2009 y dijo que se debió a una crisis de angustia y ansiedad, aparentemente generada por una mala relación con su pareja, sobrecarga laboral y un grado elevado de autoexigencia.

No supo dar detalles ni en la declaración ni en el informe que hizo en su momento de por qué Ramona consideraba que tenía una mala relación con su esposo pero sí consta en el certificado que tenía miedo por su integridad física y la de su hijo. Abundando en encontrar más detalles, los intentos de los jueces fueron en vano porque el testigo no recordaba.

En el otro caso se trata de un abogado que fue citado como padre de un compañero del hijo de De Jesús en la práctica de artes marciales. El letrado confirmó que el imputado colaboraba con la escuela y que una vez en lo puntual hizo la logística para ir a un torneo en Paraguay pero que él no acompañó a su hijo. Sí supo por él que también le dieron un trofeo a De Jesús, pero más que nada para tapar una mala organización en donde casi no hubo competidores y los que habían ido desde Posadas prácticamente no habían podido actuar.

Ese fue el cierre de las testimoniales y todo indica que mañana se sabrá la sentencia. Previamente habrá tiempo para los alegatos. Primero será el fiscal Rolando Alberto Oliva y luego de la defensa, en manos de los abogados Contristano y Rey. Antes de que los jueces pasen a deliberar para dictar sentencia, el imputado podrá hacer uso o no de su derecho de declarar. Como no lo hizo anteriormente al inicio del debate, se piensa que mantendrá esa postura, aunque la defensa dejó abierta la posibilidad y mañana se despejarán todas las dudas.

La actividad está prevista para las 7.30 de mañana y si todo va de acuerdo a lo previsto, a media mañana puede saberse la resolución de uno de los casos más terribles en los últimos años en la provincia de Misiones, puntualmente en la ciudad capital.

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