Habló Leonardo Mussi, la primera persona que denunció al entrerriano Javier Broggi. Fue el primero que destapó la olla. Ocurrió en Entre Ríos. Relató la modalidad de abuso de Broggi.
En 2008, los padres de Leonardo Mussi planteaban hacer un viaje al norte del país con Javier Broggi. Entonces no soportó y les contó que el ex funcionario del municipio entrerriano de Urdinarrain había abusado sexualmente de él durante varios años. Y empezaron a aparecer otros que habían sufrido lo mismo que él, por lo menos 40 personas.
«Desde que lo denunciamos, seguramente, por cómo se movía, ha habido casos mucho más nuevos, que ayudaría mucho que se conozcan, porque no entrarían en la prescripción», señaló en una entrevista con InfobaeTV. Aun así, vale la aclaración: el Superior Tribunal de Justicia provincial ya falló en contra de la caída del expediente por el paso del tiempo. Y las víctimas se esperanzan con que vaya a juicio oral.
«Él confesó una vez que empezó a abusar de niños a los 15 años y en el momento que lo descubrieron tenía 50. Entonces hay que empezar a hacer números… es terrorífico», sentenció Mussi en la entrevista.
Broggi fue director de Cultura y Turismo de Urdinarrain y ex secretario del Colegio Nacional. «Siempre tuvo acceso a los chicos», aclaró Mussi. Y explicó cómo era su estrategia. «Él nunca comía en su casa: todos los días comía con parejas que tenían chicos de 1 ó 2 años. Cuando ese hijo varón llegaba a los 8 años, él ya tenía su plena confianza ganada de esa familia, porque había trabajado 6, 7 años esperando tener confianza. Entonces, ya era uno más en la familia. Pero no lo hacía con una familia sino con todas las que podía, lo que el tiempo le daba», contó.
«El tipo manejaba muy bien, muy perversamente, a la sociedad, porque terminó burlándose de un colegio secundario, de un municipio y se sigue burlando, porque vive en Gualeguaychú», lamentó.
En un mail enviado a un matrimonio cuyo hijo fue una de sus víctimas, Broggi confesó sus crímenes. «Sé que puede parecer banal todo esto. Sé que es fácil escribir. Sé que la fama de convencer con palabras es un terrible estigma. Pero también sé, y lo asumo, que soy culpable», escribió.
Sus víctimas, en general, describen la misma metodología: lograba llevar a su casa a niños de entre 5 y 13 años. Una de ellas describió a la revista digital Análisis: «Javier ponía una película, se masturbaba y me ponía el pene en la cara. Me hacía arrodillar, para pasarme su pene». Y agregó: «Me decía que tenía que pagar con mi cuerpo todo lo que me daban mis familiares y hasta me hacía entender que estaba acordado con ellos».
