En la Misa Crismal el Obispo agradeció por el sacerdocio y alertó sobre el peligro de caer en la soberbia


Monseñor Juan Rubén Martínez celebró la Eucaristía en la Expo Yerba de Apóstoles ante una multitud de fieles este Jueves
Santo donde se realizó la bendición de los Santos Óleos. Pidió vivir internamente la Pascua dejando de lado la autoreferencia y pensando en los demás. Esta noche en la Catedral de Posadas a las 20 se celebrará la Misa Popular de las Misiones con la ceremonia del Lavatorio de Pies.

 

El monseñor, Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas en la celebración de la Misa Crismal se refirió a los presente y dijo que “La celebración del misterio de la pascua la renovamos en cada eucaristía que realizamos, el Señor a través de ella quiso instituir el sacerdocio para poder continuar con esta celebración a lo largo de la historia”.

Dijo que “no podríamos en la iglesia evangelizar sin la presencia del sacerdote que viven ese sacramento como un don, un regalo, que no es para ellos sino para el servicio. Es una vocación apostólica”, destacó.

“Queremos agradecerla a Dios haber instituido hace mas de 2 mil años, el sacerdocio”.

Al respecto agregó “hoy vamos a recordar una noche especial, una noche cargada de misterio, horas antes de que el Señor dé su vida, una noche donde el va prolongar sacramentalmente lo que está viviendo, instituyendo la eucaristía y el sacerdocio. Se conjuga ahí lo divino y lo humano, el misterio de Dios, el creador que hizo todo, que quiso ser uno de nosotros, se hizo hombre, que hoy nos llama a todos los cristianos bautizados y llama de manera especial al sacerdocio ministerial para continuar con su obra”.

Asimismo manifestó que “somos vasijas de barro, elegidos por el, en su momento el discípulo Pedro se sintió indigno de ese llamado, pero el Seños lo amó.  Es por eso que el Señor tiene la diferencia de decir ustedes son mis amigos porque ya les dije todo, porque están compartiendo todo, esta gracia del llamado la llevamos en vasija de barro y tenemos que siempre pasculizarnos nosotros mismos”, dijo.

Por parte sostuvo que “todos los hombres tenemos que tener especial cuidado en una cosa, todos los cristianos, y sobre todo los sacerdotes, que es la soberbia, el pecado capital. La soberbia es el pecado del demonio, Dios dice: “bienaventurados los pobres del espíritu porque de ellos es el cielo”. Cuanto esto le pasa a un sacerdote va perdiendo la compresión de que somos puentes e instrumentos de él, nosotros somos servidores. Pero la soberbia traba es puente y empezamos a no vivir esa pascua. La clave de nuestra felicidad es dar la vida, el que no la da empieza ser infeliz”.

Agregó que “la soberbia hace que nos creamos los principales protagonistas, nos la creemos y empezamos a vivir mal este ministerio de puente. Nos sentimos el ombligo del mundo y que los demás tienen que estar alrededor, hay muchos que se dicen católicos y buscan poder y siempre quieren más y más. En el sacerdocio si actuamos así  nos vamos cansando porque perdemos esa condición de instrumentalidad. Hacemos la eucaristía porque Dios nos da esa potestad, pero debemos identificarnos dando la vida y vamos a podemos ser felices”.

«Por eso hacemos esta celebración, porque cuando no la hacemos empezamos a opacarnos, tenemos que amar dando la vida, sobre todo con los más pobres y excluidos, en la biblia dice el Señor: “El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor”. «Demos dar la vida amando a la gente de nuestro pueblo”, finalizó.

 

Luego de la ceremonia, cada parroquia y vicaría recibió los Santos Óleos de manos del Obispo y sus sacerdotes.

GS. PP1

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