Sobrevivir a la violencia: bautizaron a la nena que fue arrojada a un lavarropas por su padre

A sus 18 meses, ya recuperada del ataque, vivió por primera vez una fiesta en su honor; «Fue el fin de semana más feliz de nuestras vidas», contó su madre.  La beba había sido metida en un lavarropas por su padre en el partido bonaerense de Quilmes.

Cuando su padrino la inclinó para que recibiera el agua bendita, un escalofrío atravesó a cada uno de los que hace tres sábados acompañaron a la beba en su bautismo. Aunque pasaron casi siete meses desde que su padre le pegó con un palo de escoba y luego la metió en el lavarropas porque ya no quería escucharla llorar, fue imposible no recordar aquella vez en la que el hombre tomó a la nena de los tobillos y la colocó en el tambor de la máquina en pleno funcionamiento causándole un edema pulmonar y hematomas en casi todo su cuerpo, especialmente en los miembros superiores e inferiores.

Pero este fue un día distinto. María (su nombre real se preservará por razones legales), de 18 meses, se reincorporó y la gente en la capilla Inmaculada Concepción de General Belgrano, una ciudad del interior de la provincia de Buenos Aires, ubicada a 162 kilómetros de la Capital, festejó con alegría. «Fue el fin de semana más feliz de nuestras vidas», contó su madre, y agregó: «Nunca pensé que esto pudiera terminar bien. Nunca imaginé algo así. Estoy sorprendida».

El viernes por la noche la menor y su mamá llegaron a General Belgrano, donde reside su abogado y padrino, Julio César Torrada. Más de cuarenta mujeres que luchan contra la violencia de género las estaban esperando. Entre ellas estaba la madrina de la pequeña, un ícono de esta causa: Beatriz Taddei, la madre de Wanda, la joven que murió como consecuencia de las quemaduras que le provocó, su por entonces, pareja y ex baterista de Callejeros, Eduardo Vázquez.

«Ella no no conocía lo que era una fiesta o comer una porción de torta»

A upa de su madre, la nena bajó del auto y todos las aplaudieron, ese fue el modo de darles la bienvenida. Mientras algunos le daban regalos a la menor, otros felicitaban a su progenitora por la lucha y le contaban sobre los preparativos de la fiesta de bautismo que se haría al día siguiente.

Ese sábado, la mamá estaba radiante. No sólo por el sutil maquillaje, sino porque junto a su hija estrenaron ropa que, quienes las recibieron, les regalaron. Ella vestía un pantalón negro y una remera beige; la pequeña, un vestido blanco y sandalias rosas que coronaba con un rosario que su madrina hizo bendecir por el Papa Francisco .

Fueron dos días en los que abandonaron los asentamientos que, aleatoriamente, habitan, y se hospedaron en el cuarto de un hotel que el dueño les cedió.

Globos, souvenirs, una torta con una velita y muchos invitados. No faltó nada. Fue una verdadera celebración. La fiesta se hizo en la casa de su padrino, donde la beba descubrió lo que era mirar televisión. «Fue duro pero a la vez emotivo ver cómo mi ahijada pudo tener por primera vez lo mismo que cualquier chico. Ella no no conocía lo que era una fiesta o comer una porción de torta»,contó Torrada.

«Hay un abismo entre lo que era y lo que es ahora. Ella veía un hombre y se escondía, pero el sábado tenía paz y alegría. Nunca se le borró la sonrisa de su carita. Estuvo feliz», agregó la madrina.

Según las últimas cifras de la ONG Casa del Encuentro en 2014 se cometieron 277 femicidios, asesinatos de mujeres y en algunos casos de sus hijos o hijas

Para Beatriz Taddei también fue una jornada atípica. Ese sábado se cumplían cinco años de la muerte de su hija. «Cuando me ofrecieron el madrinazgo me sentí realmente muy reconfortada y agradecida porque mi historia es una historia de muerte y la de la nena es una historia de vida», explicó y, sorprendida por la casualidad, señaló: «A la misma hora que yo entré el sábado a la iglesia, hace cinco años estaba entrando al cementerio. Mi hija me inspiró para estar en ese momento, para darle calidad de vida a esta nena que es una sobreviviente».

María y su madre realmente lo son. Según las últimas cifras de la ONG Casa del Encuentro en 2014 se cometieron 277 femicidios, asesinatos de mujeres y en algunos casos de sus hijos o hijas. Una de las consecuencias de esta realidad es que quedaron 200 chicos y chicas huérfanos.

«La mamá de la nena no tiene noción de lo que su hija significa en el país, pero es un ejemplo de vida y supervivencia», afirmó la madrina.

 Un techo para la beba

Atrás quedaron los días en que la madre y María eran brutalmente agredidas en su vivienda de Wilde por su ex pareja y padre de la pequeña Lucas, de 33 años, que está con prisión preventiva por tentativa de homicidio triplemente calificado por ensañamiento, premeditación y alevosía.

Sin embargo, ellas aún necesitan ayuda. Aunque pudieron sobrevivir a la violencia, no tienen un hogar. Por eso, desde el instituto Wanda Taddei lanzaron, el Día de la Mujer, una campaña para que puedan acceder a un terreno y ,así, construir su vivienda.

«Les tramitamos el DNI a las dos y la libreta sanitaria a la nena. Ellas no tienen un hogar y eso conlleva a que el hermanito de mi ahijada, de 4 años, no esté escolarizado. Tampoco pueden cumplir con los controles de salud por lo que es fundamental que tengan su casa. No es justo que deban dormir donde los encuentre la noche», opinó Torrada.

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