Una pareja que se conoció en 2004 en un centro de diálisis de la localidad bonaerense de Burzaco, mientras ambos esperaban por un trasplante, se casaron en menos de un año y hoy promocionan la donación de órganos para ayudar a otros enfermos a que mantengan su esperanza de vida.
Se trata de Roberto Isa, de 59 años, y Lucía Gómez, de 49, quienes fueron trasplantados por el Centro Único de Ablación e Implante bonaerense (Cucaiba).
La romántica historia comenzó cuando ambos se sentaron cerca en la sala de diálisis.
El 17 de septiembre de 2005 se casaron con una gran fiesta en el Centro de Fomento de Rafael Calzada.De los 100 invitados a la fiesta, 80 eran amigos y conocidos de diálisis.
Es que ambos, como la mayoría de los pacientes con insuficiencia renal, pasan cuatro horas diarias tres veces por semana conectados a una máquina.
«Son muchas horas, terminás formando una especie de familia», aseguran.
Pensó que era un chiste cuando el médico le dijo: «Lucía, te hablo en serio, tenemos un riñón para vos».
Tras diez años de diálisis había aparecido y era perfecto para ella.Fue una mezcla de sentimientos: «Estaba feliz pero yo quería que él se trasplantara primero, porque era el que peor toleraba la diálisis».
Roberto la acompañó hasta la puerta del quirófano en el hospital provincial San Martín de La Plata.
Tuvo miedo pero no se lo dijo, la besó y se fue con su angustia hecha un nudo en el estómago a seguir con su tratamiento.
«Cuando me desperté de la anestesia le pregunté la hora a la enfermera. Eran las siete. Lo primero que pensé fue que Roberto ya estaría en diálisis».
Seis meses más tarde llegó el riñón para él y atrás quedaron las largas jornadas conectados a la máquina.
Desde entonces, Roberto y Lucía no faltan a ninguna reunión de la asociación de amigos del hogar de tránsito del Cucaiba, algo que revela el compromiso que asumieron después de curarse.
Allí cuentan su historia y participan de charlas con especialistas para que los nuevos pacientes se sientan contenidos y sigan adelante.
