Bret Winingar y su hijo Zach viajaban en Little Rock, Arkansas, cuando vieron algo muy peculiar: una vieja jaula abandonada en medio del campo. Y por suerte, decidieron parar para ver que era.
Dentro había una perrita extremadamente delgada y asustada. La jaula estaba rota debido a los fallidos intentos por salir de ella del pobre animal.
Compraron comida para incitarla a salir de la jaula, una vez abierta por ellos.
La subieron al coche y decidieron ponerla un nombre al valiente animal: Charlie Bravo. Ella estuvo todo el viaje mostrando muestra de cariño y felicidad a los que la salvaron de una muerte segura.
La bañaron y cortaron las descarnadas uñas, después la llevaron al veterinario donde se determinó que tenía unos 8 meses y que, por su estado, debido de permanecer casi un mes dentro de la jaula.