Mitos y Verdades del Alumbrado Público de Eldorado

Por Pedro Krulewesky – Eldorado

 

Eldorado no es precisamente una Ciudad Luz. A pesar de “la luminosidad” del legado de la gesta fundacional de 1919, y las diferentes oleadas sucesivas que fueron moldeando su particular despliegue cultural y diseño urbano. Basta recorrer hoy sus principales arterias céntricas, accesos o incluso atractivos naturales -tales como el paseo costero, por mencionar alguno- para corroborarlo. O sufrirlo. O transitar cualquier barrio periférico para ratificar lo que la sociedad –en ese aspecto, demanda desde hace tiempo. Mayor iluminación pública. Y con ella, mayor seguridad; es decir, mejor calidad de vida urbana. Como en espirales cíclicos, días pasados volvió a ganar espacios de debate en Eldorado, la situación del servicio de alumbrado público; en particular tras un fuerte temporal que derrumbó un poste e iluminaria de la vía pública; y a posterior el airado reclamo de la frentista afectada que pretendía se repusiera cuanto antes lo dañado, con lo que el tema se incorporó a la agenda catárquica local con “actores y opinólogos” que se atribuían el suficiente conocimiento para apuntar a la Cooperativa de Electricidad de Eldorado como responsable de la renovación del poste y los artefactos deshechos, cuando en realidad la entidad eléctrica SOLO realiza las tareas de prestación del servicio eléctrico, mano de obra para eventuales reparaciones y/o mantenimiento, y “la cobranza del adicional por Alumbrado Público de la Tasa a la Propiedad a todos los socios que consumen energía eléctrica, gocen o no del alumbrado público, conjuntamente con la facturación de energía eléctrica”, de acuerdo al artículo 3º de la Ordenanza 071/1988. Es importante recordar en este sentido, que este acuerdo surge tras el convenio bilateral al que se arribó a mediados del año 1988, entre el entonces intendente Héctor Hugo Ligorria y quien se desempeñaba en la gerencia de la CEEL, Adolfo Gurthner; para luego plasmarse en la sanción y promulgación de la mencionada ordenanza, la que claramente establece, regula y faculta atribuciones y responsabilidades, tanto al Municipio como a la Cooperativa de Electricidad, respecto a la prestación del servicio de Alumbrado Público. Receptor de muchas inquietudes que delegados y socios de la CEEL traían a la institución sobre este particular, el presidente del Consejo de Administración, Alberto Romero, y otros miembros directivos- mantuvieron varios encuentros con representantes del Departamento Ejecutivo Municipal -y también los ediles- para buscar una forma planificada de actuar, respondiendo a los crecientes requerimientos de los asociados. Pero estos intentos fueron infructuosos, ya que nada hubo en concreto y los acercamientos interinstitucionales se fueron diluyendo con el devenir diario. Lo cierto es que a pesar de los esfuerzos que realiza la CEEL para sostener el servicio de Alumbrado Público, el mismo perteneció, pertenece y siempre pertenecerá a la Municipalidad, quien es “la dueña”; la CEEL en cambio, es solamente quien vende la energía, realiza las operaciones de mano de obra y hace el trabajo “menos simpático” que es el de cobrar el servicio y compartir un 80% de toda recaudación a la comuna. (Ver Ordenanza 071/1988). Esa justamente era la imposibilidad más grande que tenía el municipio y que desembocó en el mencionado convenio, confirmado en una Ordenanza Municipal. “El Municipio venía con unos cuantos meses atrasados en el pago del servicio por alumbrado público a la Cooperativa, hasta que llegó un momento en que se tuvieron que sentar a negociar para buscar una solución a este problema”, recuerda el Jefe del Área Energía de la CEEL, ingeniero Raúl Holzer. “En aquel momento Gurtnher y Ligorria elaboraron -con mucha visión e imaginación- un plan único en el país, muy ingenioso y equitativo, a pesar de las pequeñas inequidades que este sistema pueda tener para el cobro a todos los asociados del servicio de alumbrado, y que hasta ahora ha funcionado muy bien; es oportuno insistir en que desde siempre la Cooperativa se hizo cargo del mantenimiento, con disposición plena de mano de obra para el servicio de alumbrado público”, afirma Holzer. Lo cierto es que el Municipio recibe de parte de la Cooperativa un resumen mensual con el aporte de todos los socios, en el que se expone la actividad de los más de 150 medidores de alumbrado público existentes en Eldorado. El Alumbrado Público es el “usuario” que más energía consume; “si tuviéramos que medirlo como si fuera un asociado, es el más importante”, destaca Holzer; “siquiera la más grande industria iguala su consumo”. El responsable del Área Técnica de la CEEL también aseguró que esta institución provee la mano de obra necesaria para el mantenimiento del Alumbrado Público sin costo alguno para la Municipalidad, y recordó que “dentro de estos costos no se incluye los gastos de rodado, que hoy tienen gran influencia por su impacto de gastos”. Otro aspecto no incorporado al debate sobre esta problemática endémica de Eldorado, es lo que menciona el Artículo 9º de la Ordenanza 071/1988 respecto al cobro adicional por alumbrado público correspondiente a terrenos baldíos -con o sin alumbrado público- que percibe la Municipalidad dentro de la liquidación de la tasa retributiva a la propiedad, cuyos fondos “deberán ser destinados a absorber los costos de ampliaciones de las redes de alumbrado público en el marco de estrategias de planificación que define la propia comuna”. Y es allí donde uno se pregunta respecto a las estrategias de planeamiento, en cuanto al desarrollo tiene la Municipalidad. Y no sobran las respuestas. Más bien huelgan. Por ello sorprendieron algunas declaraciones adjudicadas al intendente Norberto Aguirre, quien habría asegurado tener “el interés del municipio en hacerse cargo del servicio de Alumbrado Público”, situación que podría dar un respiro a los servicios que brinda la entidad cooperativa, ya que –el Alumbrado Público- por cierto, lejos está de ser un “buen negocio”. Por ello, Holzer afirmó que “si la Municipalidad quiere hacerse cargo, bienvenido sea; ya que nos sacan un gran bulto de encima”; y ahondó “nuestra tarifa para el cobro del Alumbrado Público es con reposición de lámparas, no por convenio, sino que la tarifa establece que tenemos que reponer las lámparas; y eso es algo que hacemos permanentemente, y no solo las lámparas, también hacemos la reposición de balastos y capacitores, pero la diferencia entre las tarifas -con reposición o sin reposición- ya no cubren los costos que representan en el alumbrado público, porque estos elementos aumentaron enormemente, mucho más de lo que aumentó la tarifa”, sostuvo. Eldorado no es “La Ciudad Luz”. Pero todos los eldoradenses merecemos –camino al Centenario- una mejor iluminación. Tanto como a las instituciones unidas, bregando por el desarrollo, y aceptando el desafío de quienes nos precedieron, aún antes de la primera usina local.

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