Fado sorprendió a todos con su muestra “Liga de la Misericordia”

El artista Facundo “Fado” Tejeda Cajas dejó inaugura anoche su muestra en el museo Lucas Braulio Areco. Diez cuadros y una instalación comestible integran esta muestra de arte sacro fusionado con superhéroes del comic,  esa extraña conjunción de estéticas y filosofías con las cuales Fado busca que se revea el colonialismo que nos impuso una religión.

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Con “El Origen de la Pasión” una fusión de “La santa cena” de Juan de Juanes (1562) remixada con el “Superman” de Jerry Siegel & Joe Schuster (1938); “El Capitán América” pendiendo de una cruz (“Cristo Crucificado” de Diego Velázquez 1632), “Cristo bendiciendo”, de Bellini, remixado en  Goku (Dragon Ball Z), o “Daniel en el foso de los leones” de Rubens mutado en Leono (de los Thundercats), son sólo algunas de las piezas con las que FADO abordó esta serie de “Remixes digitales” de obras clásicas del arte sacro del período colonial entre 1492 y 1810.

“Recurro a las imágenes como herramienta política para poner en evidencia mecanismos y manejos arraigados en nuestra subjetividad, establecidos justamente desde esas instituciones o emprendimientos que están en boca de todos”, expresa Fado a la vez que recurre al prestigioso pedagogo brasileño Paulo Freire para enmarcar su postura política: “Hay que reconocerse como oprimido para poder cambiar esa realidad”.

La cita con esta unión de arte sacro y modernidad atrajo a muchos jóvenes y seguidores de este artista que se dio a conocer pegando stikers y haciendo murales de seres mitológicos de las religiones y tradiciones regionales. Con sus analogías sacó muchas miradas curiosas y a la vez sonrisas al ir descubriendo las asociaciones que se disparaban en cada espectador al ver cada remix.

El souvenir sonoro/mental lo dieron los chicos de “Ojos sobre el mar” que irrumpieron en la sala del museo con su deconstrucción sonora a través de un set de ambient rock poderoso que como una dosis de LCD hacían que los cuadros colocados en las paredes cobraran otras asociaciones.

Fado había anticipado una instalación comestible que daría de qué hablar (y beber), como siempre el artista no decepciono. Un “Jesús” hecho pan y el vino fueron expuestos para que todos puedan cumplir la profecía de “él que viene a mi no tendrá hambre”.

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