Mujeres que  dejan  huellas en la historia de la salud misionera

Este domingo es el Día Internacional de la Mujer y el Ministerio de Salud Pública quiere hacerles llegar un sincero saludo a través de las historias de vida de mujeres misioneras que son parte del sistema sanitario provincial.

 

El nacimiento del Día Internacional de la Mujer, no radica en un acontecimiento único y aislado, sino que debe encuadrarse en un contexto histórico e ideológico mucho más amplio que se extiende desde la lucha emprendida ya en la antigua Grecia, hasta la lucha de la mujer en la actualidad por sus derechos, su participación e igualdad en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona.

Pero la historiografía ha fijado el día 8 de marzo como conmemoración del Día Internacional de la Mujer -reconocido por la Organización de las Naciones Unidas-, tomando un hecho desafortunado que simboliza su lucha como fue la rebelión en 1908 de las trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York, que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían. Ante la negativa de abandonar el encierro, su empleador autorizó el lanzamiento de bombas incendiarias que produjeron la muerte de 146 obreras.

En homenaje a esta fecha tan significativa, el Ministerio de Salud Pública de Misiones quiere hacer llegar un sincero reconocimiento a través de las historias de vida de mujeres misioneras que son parte del sistema sanitario provincial. Y que sus aportes han dejado importantes huellas en la historia de la salud de nuestra provincia.

Enfermera por elección y dedicación

Mirta Beatriz Do Reis es enfermera, se desempeñó en el sector público y privado de la salud y a lo largo de estos años fue  construyendo su familia, su hogar y su profesión con grandeza y esperanza. Sus primeros pasos los realizó en el año 1981 cuando se recibió en la Escuela de Enfermería del Sanatorio Nosiglia de auxiliar de enfermería. Inmediatamente es contratada por la Institución y comienza a trabajar en servicio de Terapia Intensiva del nosocomio y poco tiempo después  es nombrada Jefa de Piso.

“El sanatorio formaba a sus propias enfermeras para que después trabajaran ahí, y a mi desde chiquita me gustaba mucho ayudar a las personas. Por eso siempre quise estudiar pero como vivía en el interior y mis padres no podían mandarme a estudiar, recién cuando me case lo pude hacer. Fue así que termine mi secundario y seguí avanzando en mis estudios,  además el hecho de querer aportar a la economía de la casa me hizo superarme y llegar hasta acá. Yo tenía que trabajar porque cuando recién nos casamos no teníamos nada, necesitábamos una casa y cuántas cosas más y mi marido que es policía no podía sostener todo, es por eso que salí a trabajar”.

Mientras Mirta iba forjando su camino profesional, al mismo tiempo también iba construyendo una familia con Luis Leiva su compañero incondicional, con quien tuvo 2 hijos Mario Enrique y Lucrecia Leonor.

Beatriz, es una mujer muy simpática, su piel color café hace que no se noten  los años de experiencia que han pasado, todas las cosas que ha visto. Escuchar como cuenta el paso de su vida hace aún más cautivante tantas historias vividas en su trabajo.

“En 1.999 el Rotary Club de Posadas me entregó el premio de enfermera del año, fue algo que me hizo muy feliz, por que eso es valorar aun más mi profesión y no pensar solamente en recompensas económicas, sino en que la vida te recompensa de otras formas. Después de 25 años de auxiliar de enfermera sentí la necesidad de profundizar en conocimientos, solo la experiencia no me servia, me faltaba algo, los fundamentos, la parte teórica para seguir avanzando en mi profesión y es así que comencé la carrera de enfermera universitaria y en el 2012 me recibí de licenciada en enfermería. Mi familia fue fundamental para poder estudiar mi marido y mis dos hijos siempre me ayudaron y me alentaron para que me siga superando.

“Después largos años de trabajo en el servicio de emergencia del Madariaga pedí que me pasaran a otro lugar porque quería explorar otros espacios dentro de la enfermería como la atención primaria y ahí me fui a trabajar hasta la actualidad en el CAPS N° 28, al principio me costo acostumbrarme al nuevo ritmo de trabajo; porque yo venia de un lugar donde siempre estas con la adrenalina al tope como es el servicio de emergencia, donde te encontras con cosas simples como una herida o cosas más complejas como una persona con paro cardiorespiratorio. Todavía en la parte privada sigo trabajando en terapia intensiva donde siempre estas con la adrenalina al máximo”.

Hablar con Beatriz es muy gratificante, ella trasmite una energía muy buena, tiene una mirada positiva de la vida y se nota en cada cosa que dice y hace.  “Yo disfruto de todo lo que hago, cuando trabajo, cuando estoy con mi familia, cuando voy a una cena, me gusta disfrutar de la vida. La enfermería no tiene tantos sin sabores como dicen algunos, yo trato de hacerlo gratificante, de ponerle un buen sabor para poder disfrutarlo y para que los que trabajan conmigo o vienen atenderse se sientan bien y se vayan conformes. La enfermera junto al promotor de salud es la puerta de entrada al CAPS, es el paragolpe del sistema sanitario, es por eso que todos tenemos que caminar por el mismo camino, por eso hay que saber trabajar en equipo por que somos un engranaje donde si una pieza no funciona no anda el engranaje”.

La médica rural

Teresita «Itatí» Vázquez es especialista en Medicina General y actualmente es la Directora del Hospital de Nivel I de Corpus. Desempeñó la mayor parte del ejercicio de su profesión como médica rural, actividad a la cual abrazó como «un apostolado». Estudió Medicina en la Universidad del Nordeste (UNNE), donde se recibió de médica cirujana en 1996. Hizo la residencia de Medicina General en un centro de derivaciones de Goya (Corrientes), donde además fue dos años de Jefa de Residentes.

Posteriormente -en 2003- empezó a trabajar en la entonces Unidad Sanitaria de Corpus como médica a cargo de la Dirección del centro, donde ejerce su profesión atendiendo a una población eminentemente rural. Cabe destacar que a partir de 2005, dicha Unidad Sanitaria se transforma en Hospital de Nivel I. Allí se atiende todo lo referente a baja complejidad: control del niño sano, control de patologías pediátricas, embarazadas, adultos mayores, diabéticos, hipertensos. Corpus posee una población de alrededor de 5.000 habitantes, de los cueles el 70 por ciento de la población no tiene cobertura social y asisten al centro asistencial del lugar. La densidad poblacional se concentra en la zona urbana y en las colonias y parajes.

La Dra. Vázquez y su equipo brindan atención sanitaria en todo el ejido urbano y sub-urbano de Corpus, a través del Hospital y de los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS). Además de la atención en el CAPA los médicos hacen «rondas» en los barrios y colonias.

La profesional destacó el trabajo que viene realizando junto a su equipo de profesionales y Promotores de Salud en un municipio con una demanda creciente y con una población afincada en zonas rurales.

«Somos el primer eslabón de la medicina que de nosotros depende que el paciente se pueda atender en Corpus o deba ser derivado a un centro de mayor complejidad «, afirmó.

Vázquez se muestra orgullosa de haber contribuido al fortalecimiento de la atención primaria de la salud en la comuna, con ayuda de las autoridades sanitaria de la Provincia, municipal y de la comunidad. En ese contexto la médica resaltó la atención que se brinda a la población, en su mayoría productores primarios y tareferos y sostuvo que «hubo un gran avance en el Municipio, a partir de la refacción y ampliación general del Hospital y además de la incorporación del equipamiento correspondiente».

«Me toco estar en un lugar indicado, en donde puedo llevar a la práctica todo lo que aprendí y estoy muy orgullosa de trabajar en forma conjunta con el intendente Ignacio Nemeht para bien de la comunidad». Aseguró que «la salud está resguardada en Corpus». afirmó.

Exhibiendo un pergamino de 12 años como Médica Generalista en Corpus, la Dra. Vázquez se muestra orgullosa de asistir a esta población en el interior de la Provincia y afirma sin temor a equivocarse a que «seguiría trabajando mucho tiempo en una zona rural».

Promotora de Salud, un homenaje al servicio comunitario

Miriam Ojeda es promotora de Salud y trabaja en el puesto de salud de frontera de Panambí. Ella tiene a su cargo a unas 600 familias que viven en parajes y colonias alejadas de la zona urbana de Panambí y del centro de salud. Ella comienza su día muy temprano y recorre 12 kilómetros de su casa hasta el Centro de Atención Primaria de la Salud, en un cuatriciclo donde recoge las vacunas y otras herramientas para realizar sus visitas casa por casa.

«Al principio realizaba la recorrida caminando, iba casa por casa y me llevaba todo el día y cuando llovía era imposible, porque a veces no podía entrar a algunos lugares muy alejados, hasta que pude ahorrar unos pesos y me compre un cuatriciclo. Y la Municipalidad me ayudó a gestionar el permiso para que pueda transitar con el cuatriciclo, porque hay una norma vial que no permite la circulación de los cuatriciclos en las zonas urbanas», contó Miriam.

Desde sus comienzos trabajó en diferentes zonas y lidió con diversas realidades que le permitieron adquirir experiencia en lo que hace. «Varias veces me cambiaron de zonas de trabajo, pero esto fue muy bueno porque me permitió adquirir experiencia y que la mayoría de las personas me reconozcan como promotora» y agrego: «una de las situaciones más desafiantes es luchar contra el dengue, todos los años y todo el año sobre todo porque anteriormente tuvimos un caso y aún así la gente no toma conciencia de que esto es un trabajo coordinado y que todos tenemos responsabilidad social en la prevención».

La promotora junto al doctor Domínguez y otra promotora de salud recorren casa por casa enseñando a los vecinos como desechar la basura para prevenir los criaderos. «Los vecinos no toman conciencia, dicen -a mi no me va pasar – y dejan la basura tirada detrás de la casa, la única que se preocupó en ese momento por limpiar su casa fue la mamá del chico que contrajo dengue el resto casi no le daba importancia».

Miriam por motivos personales tuvo que resignar ser enfermera universitaria, pero ser promotora de salud la ayudó a tener la posibilidad y la esperanza de poner al servicio de la gente sus capacidades y virtudes para ayudar a quienes lo necesitan.

«A mi me encanta este trabajo, yo hice unos años la carrera de enfermera universitaria en Posadas pero no termine y me volvía acá; y cuando surgió esta posibilidad de trabajar de promotoras de salud me enganche porque me da la oportunidad de hacer lo que me gusta, ayudar a la gente través de un servicio fundamental como la salud».

Una de las tantas habilidades que deben contar los promotores de salud que trabajan en zonas de frontera es el idioma, la cordialidad con la gente, la afinidad ponerse en el lugar otros son requisitos fundamentales para llegar a la familia. «Además en esta zona fronteriza tenes que manejar el portugués porque la mayoría de los colonos hablan portuñol, algunos vinieron de Brasil o son descendiente de brasileros. El hecho de llegar a estas casas hablando en brasilero como dicen ellos ya te abre las puertas, pero en general la mayoría de la gente te atienden bien», explicó.

Miriam ha logrado finalizar la Tecnicatura en Atención Primaria de la Salud pese todas las actividades que tiene que realizar en su trabajo. También se hace cargo de sus dos hijos Marcelo y Yamila. «Hacer la tecnicatura me permitió optimizar mucho más mi trabajo tanto en la parte operativa y administrativas y eso se nota cuando vas a terreno y aprovechas mucho más el tiempo de trabajo con la gente».

 

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