Escándalo en una fiesta de 15: dos policías de custodia se emborracharon y balearon a los invitados, en Chubut

La tan soñada fiesta de 15 años de una adolescente terminó en un verdadero escándalo. Los padres de la chica habían contratado a dos policías para que custodiaran el salón, pero su precaución se les volvió en contra: los agentes se habrían emborrachado y luego comenzaron a pegarles a los invitados y a dispararles con balas de goma. Familiares de la cumpleañera y distintos invitados -serían al menos cinco- resultaron heridos.

cumple1La fiesta había sido organizada por Carlos y Ruth Hernández, los padres de la chica, en un salón llamado «El Encuentro», en el Cordón Forestal, un barrio de la ciudad chubutense de Comodoro Rivadavia. El papá acabó con varias heridas y con marcas de los perdigones de goma en la cara y en el cuerpo. La mujer, con lastimaduras en el hombro izquierdo. Y el lugar terminó con los vidrios destrozados.

«Contratamos el servicio de dos policías adicionales porque así lo obliga el salón, lo que nos costó más de 1.000 pesos», contó Ruth Hernández a la prensa. Según su relato, todo empezó mal: los agentes llegaron tarde. «Debían llegar a la 1 (de la madrugada del domingo), pero llegaron a las dos, diciendo que habían estado en un asalto. Además, en lugar de dos policías llegaron tres», agregó.

El servicio de custodia debía extenderse hasta las 5 de la mañana. Pero la fiesta terminaría antes. Y de la peor forma.

«Uno de ellos ya tenía los ojos colorados, tenía olor a alcohol. Supuestamente tenían que cubrir de la puerta para afuera. Pero a los cinco minutos ingresaron al salón, hicieron un recorrido, cosa que no tendrían que haber hecho. Y empezaron a pedirles bebidas alcohólicas a los que se encontraban ahí y a chicos también. Como se las negaron, comenzaron a levantar de las mesas las bebidas», describió la madre de la quinceañera al diario Patagónico.

De acuerdo con su denuncia, pronto los policías se alcoholizaron. «Se pusieron a tomar Fernet y Gancia en el baño», denunció la mujer. No se detuvieron allí: los agentes también «descargaban y cargaban las armas frente a los chicos», explicó Ruth.

En un momento de la fiesta, según los denunciantes, se escucharon disparos en el patio trasero del salón. La madre de la cumpleañera aseguró que encaró a uno de los policías para preguntarle qué ocurría y que éste le respondió que «estaban robando», pero que a los supuestos ladrones «ya los habían llevado a la (comisaría) sexta».

Su marido también se enfrentó con los agentes. Le reprochó a uno de ellos que se hubiera puesto a disparar tan cerca del salón y le señaló que había muchos chicos en los alrededores y que el lugar estaba oscuro. Así empezó una discusión que terminó a golpes y disparos.

Según la denuncia, los dos policías volvieron a entrar al salón y le pegaron trompadas al padre de la cumpleañera, a su esposa y a una hermana de ella. De ahí en más todo fue una batahola. Los tiros no se demoraron.

«Rompieron el ventanal del salón con los disparos, tiraban piedras también», sostuvo la mujer. Carlos, el padre de la chica, recibió varios balazos. «Uno de los policías me tiró a la cara», afirmó, mientras mostraba las marcas de los perdigones de goma que le dejó el enfrentamiento con los agentes. También enseñó un orificio de bala que quedó en su camioneta.

«De pronto llegó un patrullero desde donde bajó otro efectivo que se sumó a las agresiones», apuntó Ruth. La mujer contó que uno de los policías empezó a decir que alguien le había robado su intercomunicador. «Decían que no se iba a ir nadie si no le devolvían el handy. Los revisaron a todos los chicos», afirmó.

Al día siguiente de la fiesta, los padres de la cumpleañera denunciaron a los policías ante la Justicia por las agresiones y por abuso de autoridad. Los papás de otros cinco invitados hicieron lo mismo.

El jefe de Policía de Chubut, Rubén Alberto Cifuentes, admitió la existencia de las denuncias, pero dio una versión distinta: dijo que «los policías fueron agredidos primero con cánticos ofensivos y después a golpes. Y en un momento debieron intervenir porque un invitado le pegó un botellazo en la cabeza a otro. Y se armó una batahola de proporciones».

Los policías siguen trabajando. «La fiesta la hicimos con mucho sacrificio después de ahorrar durante mucho tiempo. Nunca pensamos que iba a terminar así», se lamentó la pareja.

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