Sexualización de la campaña: polémica por el uso de promotoras

Cada vez más políticos contratan mujeres jóvenes, con una belleza tipo y ropa sugestiva para hacer campaña. Sobran cuerpos, faltan ideas.

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Son mujeres, no tienen más de 30 y caminan en minishort por la playa. Están vestidas de negro pero no es por luto. Tampoco están de vacaciones. En los pechos llevan la incripción “+A”. Son las promotoras del ex intendente de Tigre, ahora diputado nacional y precandidato presidencial, Sergio Massa.

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Responde Claudia Laudano, docente e investigadora en comunicación y género: “Están haciendo una oferta visual, usando cuerpos de mujeres estereotipados. Se marca el cuerpo, se lo hace objeto. Pero no cualquier cuerpo. Son figuras voluminosas que responden a un tipo de erotismo”.

 

 

Daniel Scioli también es partidario de las promotoras. Las del gobernador usan calzas naranjas, súper apretadas. O en su versión playera, un short blanco. En promedio, rondan los 30 años. Y no son militantes. Su función es publicitar un producto. En este caso, un candidato.

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El uso de promotoras muestra que no hay “ideas ni propuestas políticas”, agrega Laudano. Por eso se muestran rostros bonitos en lugar de plataformas. Es una estrategia de marketing publicitario, como la que se usa para vender una gaseosa, una prenda de ropa o un perfume.

 

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Mucho cuerpo, pocas ideas

Como estrategia de campaña, el uso de promotoras es machismo puro. “Implica, en parte una concepción de la política y de un modelo de sociedad, en el que el lugar de la mujer está construido -al menos en parte – desde la cosificación. Se enaltecen los estereotipos que reducen ser mujer a lo sexual”, explicó Laura Ferrandi, docente en comunicación política de la Universidad de La Plata.

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En la campaña de 2011, Jorge Macri –primo de Mauricio- fue un poco más allá: usó como promotoras a una actriz porno y a una bailarina de poledance.

“Esta acción de incluir promotoras en las campañas electorales recuerda lo que decía el teórico Héctor Schmucler. ´Es en el momento electoral donde el mercadeo político cede la escena al predominio del packaging. El envoltorio como virtud última del producto”, analizó Ferrandi.

Hombres, los destinatarios

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En 2014, el massista Julio Rubén Ledesma, candidato a diputado provincial por el Frente Renovador, también apeló a los cuerpos femeninos para publicitar su nombre. Eligió un grupo de mujeres y las vistió con calzas amarillas que decían, en la pierna derecha “Ledesma”, en la zona de la pelvis “es” y en la izquierda “Massa”. Así las hizo caminar las calles de San Justo, durante una visita del tigrense.

En Santa Fe aparecieron fotos de mujeres mostrando la cola a la cámara. En sus calzas y remeras estaba impresa la leyenda: “Barletta Gobernador”. Mario Barletta es el candidato de la UCR para gobernar la provincia. Barletta dijo que no tiene nada que ver con esas imágenes, que las imágenes eran “campaña sucia”.

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Casi todas las estrategias de marketing electoral que vemos son copia fiel de lo que se hace en otros lugares, sobre todo en Estados Unidos. Pero la idea de las promotoras para campaña es más bien propia de los consultores políticos de Argentina.

“Se trata de una extrapolación acrítica de un recurso frecuentemente utilizado por el marketing convencional, un error señalado en el ABC de cualquier consultor político” comenta Ferrandi.

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Que el uso de promotoras para la campaña es machista, no hay dudas. Que es de mal gusto y sin contenido, tampoco. Sin embargo, cada vez más candidatos las utilizan para sumar votos. Una estrategia de marketing político que atrasa años.

 

Fuente: Info News

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