Sancionarán a hinchas belgas por una bandera con un jugador decapitado, que fue expulsado en el partido

Ocurrió durante el clásico del domingo pasado entre Standard de Lieja y Anderlecht y Steven Defour, el futbolista agredido, terminó expulsado por tirar un pelotazo hacia la tribuna.

Autoridades deportivas y políticas de Bélgica analizan sancionar a los aficionados de Standard de Lieja que el fin de semana pasado, durante un encuentro frente a Anderlecht, su clásico rival, exhibieron una bandera en la que se veía la cabeza cortada de un futbolista del equipo adversario.

El episodio ocurrió justo antes del inicio del clásico del domingo, correspondiente a la 23ª fecha de la liga belga. Mientras los equipos estaban formados en el centro del campo, en una de las cabeceras del estadio Maurice Dufrasne fue desplegada una bandera que cubría una de las bandejas de la tribuna, en la que se veía un dibujo de Jason Voorhees, el villano de la saga Martes 13, con un machete ensangrentado en una de sus manos y la cabeza de Steven Defour, mediocampista de Anderlecht, en la otra, acompañado de la leyenda Red or dead (Rojo o muerto), en referencia al color que identifica al Standard.

El encono de los hinchas se debe a que Defour, quien integró el seleccionado belga que disputó el Mundial Brasil 2014, vistió durante cinco años la casaca del Standard, período durante el cual se convirtió en el capitán más joven en la historia del club (18 años) y ganó cinco títulos, y, tras un paso por el Porto de Portugal, recaló a mediados del año pasado en el archirrival, Anderlecht.

El partido, que su equipo perdió 2-0, fue olvidable por donde se lo mire para Defour, que a los 8 minutos del segundo tiempo fue expulsado por patear un balón hacia la tribuna en la cual había sido exhibida la bandera. Tras ver la roja, el jugador se negó inicialmente a abandonar el campo y luego se retiró aplaudiendo irónicamente al público. Algunos hinchas lo despidieron arrojándole objetos, entre ellos algunas sillas, por lo que partido estuvo parado varios minutos.

Ante la repercusión que adquirió la situación, la dirigencia del Standard expresó su «condena firme» al hecho y aseguró que identificará y castigará a los responsables de la exhibición de la bandera. «La confianza se ha roto. Desde ahora tomaremos las medidas que sean necesarias para sancionar a quienes han cometido estas faltas», añadió la conducción de la institución, a través de un comunicado.

La ley del fútbol belga prevé la prohibición de acudir a los estadios de tres meses a cinco años, como así también multas de 250 a 5.000 euros para quienes cometan este tipo de actos.

La actitud de los simpatizantes del Standard encontró amplio repudio en distintos estamentos. Ann Cossement, portavoz del Ministerio del Interior belga, informó que el gobierno analiza aplicar sanciones la prohibición por cinco años para que el club utilice su estadio y una multa por incitación a la violencia.

«El mundo del fútbol no debe sentirse por debajo de la ley», aseguró Willy Demeyer, alcalde de la ciudad de Lieja, quien no descartó presentar una denuncia por incitación al asesinato y al odio. «Voy a estudiar esa posibilidad. La libertad de expresión tiene límites», sostuvo.

El viceprimer ministro del gobierno belga y ministro de Asuntos Exteriores y de Asuntos Europeos, Didier Reynders, hincha del Standard, dijo que la bandera era «de mal gusto, estúpida e inaceptable».

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